sábado, 10 de marzo de 2012

"¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO ORO?" , ¿POR QUÉ LO PREGUNTAN?

En alguna ocasión he comentado que vivimos en la economía del "Let's pretend", del "digamos y hagamos desde las fuentes oficiales como si ...". Como si todo apuntara bien, como si todo estuviera bajo control, como si entendiéramos realmente lo que nos ocurre, hacia dónde vamos, y para ello aplicáramos la medicina pertinente". La realidad, muy diferente a eso, la venimos viviendo desde hace cuatro años. Los efectos de esos alucinógenos monetarios y esa mejora prometida duran menos que un caramelo en la puerta de un colegio, pero tranquilo, nos queda gran parte de la inflación creada. Dentro de esa obra teatral oficial hay muchos episodios. Estos día toca el de "celebremos la mayor quita de la historia de la humanidad y sin llamarlo oficialmente quita (aunque el ISDA sí lo ha calificado de "credit event"), no sea que esa realidad no genere confianza. Mejor inventemos otro nombre más bonito y pongamos la pistola en el pecho a los bonistas para que la acepten y sonrían". Yo creo que negar la evidencia sí genera desconfianza económica, empresarial, política, etc. 

Los propios analistas (sell-side) de varios bancos de inversión, esos permanentemente optimistas (perma bulls), se sorprenden de cómo los mercados ignoran todas las noticias políticas y económicas negativas desde hace meses. Eso ocurre porque presuponen una racionalidad en el comportamiento a corto plazo de los mercados. Como no viven tan de cerca el día a día de los mercados, no se enteran de que a sus compañeros de la planta de arriba, los traders, les importa un bledo si estalla la tercera guerra mundial. Sólo les importa si el Banco Central de turno vuelve a regalar dinero a la banca, porque dan por hecho que parte irá a especular a los mercados y los hará subir, por eso ellos compran.

Independientemente del comportamiento de los mercados, recuerda que la realidad suele encontrarse entre bastidores, no en el escenario. Algunos burócratas europeos te la están dejando entrever cuando reconocen que existe un plan B a la estrategia actual (aunque no lo detallan). Grecia seguirá acumulando mucha deuda en los próximos años tras esta quita del 70%, según las propias estimaciones de la Troika, que espera que en 2020 vuelva a tener un 120% de deuda sobre PIB. Eso para quien se crea que la sociedad griega aceptará recortes toda la década (y después). Tan evidente es que Grecia no está salvada, que en el informe de la Troika YA SE NOMBRE LA NECESIDAD DE OTRO RESCATE GRIEGO, el tercero. Berlín ha tenido que desmentir que presionara para que no lo indicaran en el informe, mientras Durao Barroso opinaba que no es momento de hablar de eso. En el mundo terrenal, si un emisor, un banco de inversión, o un socio de capital riesgo omitiera esa información/estimación relevante sobre la solvencia de dicha operación/rescate le podrían caer denuncias de fraude hasta el día del juicio final, pero ya se sabe, los políticos viven en su Olympo. Las normas, la vergúenza, y el sentido común no exiten en su mundo. 

Hoy tengo claro que Europa y el problema griego no están mejor que hace dos años, sino mucho peor. Grecia está peor en deuda, déficit, nivel de vida, socialmente, etc. Portugal, Irlanda, España, e Italia están intervenidas y entonces no. Hoy, Europa no crece, EEUU moderamente, y los emergentes, que antes eran un motor de empuje global, ralentizan su crecimiento. En Occidente, los déficits no se han corregido, se ha programado su corrección a muchos años vista, ¡más promesas, qué gran avance! Los ajustes reales son pocos y concentrados en algunos países. La deuda pública sigue creciendo, y tan rápido, que los principales Bancos Centrales cada tres trimestres tienen que inventarse más billetes para evitar "el fin del mundo". Ese es el argumento oficial pero yo creo que es esa precisamente la dirección hacia la que están dando gas a fondo con su anarquía monetaria.

En mi opinión, las bolsas y los soberanos no reflejan la economía, ni sus perspectivas, ni sus riesgos, sino los precios resultantes de la más absoluta y llana intervención/manipulación monetaria por parte de los Bancos Centrales, que crean dinero y lo utilizan para mover los precios al alza. Estos días, entre los muchos analistas que leo o escucho, he intentado encontrar uno sólo que vendiera las bonanzas de la quita y el rescate griego. Lo mejor que se puede decir es que han ganado algo de tiempo (del coste de ese tiempo no hablan). El BCE, al igual que la Fed, intentan imponer un sistema arbitrario de planificación central (propio del socialismo de antaño) porque no les gusta la parte de la economía de mercado en que ésta, para sobrevivir dentro de sus ciclos naturales, necesita ajustes. No les gustan esos ajustes, principalmente porque empobrecerían, fruto de sus decisiones erróneas, a varias castas muy influyentes. 

¿Recuerdas el refrán "cuando el río suena ... agua lleva"? Mientras nos venden tantas ilusiones futuras, en muchos países, hay miembros parlamentarios reclamando a su Banco Central una auditoría de sus reservas físicas de oro. En cristiano, "necesito saber cuánto oro tendré para respaldar la cantidad de billetes emitidos por si tengo/decido volver a mi moneda anterior, y/o por si tengo que volver al patrón oro como resultado final de esta anarquía monetaria en que obviamente nos estamos metiendo". ¿Crees que exagero? En EEUU, el presidenciable Ron Paul ya reclamó hace meses una auditoría del oro físico nacional. En Holanda hace algunas semanas también ha ocurrido lo mismo. En las últimas horas, surgía en el parlamento alemán la idea de auditar las reservas de oro físico que tienen en Francfort, París, Londres, y New York, y que representan el 73% de las reservas de las divisas extranjeras que poseen. También se han sumado cuatros parlamentarios en Suiza, reclamando que se recuenten, y que se trasladen, al menos un 20%, a su país.

¿De dónde les vienen esos temores? Yo creo que de ver que todo se soluciona a base de crear más billetes, y eso es insostenible y peligroso para cualquiera que haya leído algo de macroeconomía. De ver como los países emergentes se esfuerzan en comprar más oro y otras divisas diferentes del dólar, frente a los Treasuries tradicionales. De ver que este experimento monetario (tipos al 0% más Quantitative Easing durante tres años) implementado no por principios ideológicos sino para reinflar la última burbuja creada (la inmobiliaria y del crédito) ya está afectando seriamente a la solvencia de los gobiernos y a su capacidad de gobernar. De ver que la política monetaria no está orientada a la economía sino simplemente a satisfacer las necesidades adictivas de la banca y los gobiernos. De ver que la bromita monetaria del BCE le ha llevado a tener un balance de €3 trillones con un capital de unos €10-20B, es decir, apalancado 150 ó 200 veces. Lehman Bros o MF Global sólo lo estaban apalancados 30 ó 40 veces, pero ellos no tenían la máquina de hacer billetes. De haber sido así, la hubieran utilizado hasta la saciedad, retrasando temporalmente las consecuencias de sus actos a costa de amplificar sus efectos potencialmente devastadores. Eso es precisamente lo que están haciendo hoy los Bancos Centrales. El balance del BCE representa cerca del 30% de la economía europea (recuerda lo que suelo decir de que intentan sustituir ellos a la economía de mercado por  otra "a dedo" creando nuevos billetes), y un 130% del PIB alemán (algo que les empieza a hacer sudar a los germanos).

Tú no te preocupes. De hecho, ni tú ni yo deberíamos saber esas noticias, ni pensar sobre ellas, ni analizar lo que te dicen: cuan poco se fían los gobiernos del camino actual, de la eficacia de las medidas implementadas, ni del optimismo que te venden. Nos deberíamos contentar con la rueda de prensa de nuestro Presidente del BCE, Mario Draghi, el ex-Goldman Sachs que acaba de regalar a la banca medio trillón de euros en dos meses. En esa rueda de prensa nos informa de cómo la economía europea se está estabilizando, y bla, bla, bla.
  
Lo bueno es que podemos seguir disfrutando un poco más de esta fiesta monetaria global y gratuita que han montado los Bancos Centrales y que periódicamente van alimentando con más alcohol, para que no decaiga. Lo malo es que, si tú no eres una entidad financiera o un gobernante, no estás invitado a la fiesta, pero tranquilo, te aseguro que te dejarán entrar cuando haya que recoger y limpiar. Te obligarán, de hecho. Cuando eso ocurra, recuerda que, al igual que todo lo que hoy hacen, es por tu bien, y bla, bla, bla.

miércoles, 7 de marzo de 2012

LA EPOCA DEL MENSAJERO Y DEL PENSADOR INDEPENDIENTE

Vivimos una época convulsa, llena de grandes cambios, de grandes incógnitas, difícil de comprender desde una sola perspectiva, desde el "monopensamiento", el de cada uno. Unas veces nos falta información, otras veces nos sobra y cuesta filtrarla. Hoy el mundo gira mucho más rápido que antaño, y una noticia o una epidemia pueden dar la vuelta al mundo en pocos días. No sólo gira más rápido el mundo sino que nosotros también con él. A veces, cuando ves noticias sobre sucesos te queda la duda sobre si es que hoy el patio está muy revuelto o es que hay cosas que han ocurrido durante los últimos 2000 años y simplemente, hoy nos enteramos y antes no.

La realidad es muy compleja, muy difícil de conocer, por eso conviene buscar diferentes fuentes de información y de opinión que nos ayuden a comprenderla. Por eso, cuando quiero profundizar en el conocimiento de una empresa suelo buscar tres informes actuales realizados por diferentes bancos. Entre ellos, busco que, al menos uno sea optimista (esto no suele ser un problema, tal y como te he comentado en tantos artículos) y otro pesimista, porque así conozco diferentes percepciones (análisis y conclusión) de una misma realidad.


Uno de los instintos naturales en el ser humano es nuestro mecanismo de autodefensa en todos los ámbitos (social, relacional, sentimental, psicológico, etc). Uno de los principales modus operandi de ese mecanismo lo define la expresión popular "matar al mensajero". Suena a algo tonto pero no lo es. Tampoco es algo nuevo, probablemente está en nuestros genes desde Adán y Eva, y es un mecanismo que intenta evitar los cambios que nos pueden perjudicar en cualquier sentido. El problema es que matando al mensajero no eliminamos el contenido del mensaje, ignorando los riesgos éstos no desparecen, sólo te encuentran más desprotegido si finalmente se materializan.

Los mensajeros que traen malas noticias siempre son mal recibidos. Tendemos a criticar el mensaje, el envoltorio, y hasta el cv del mensajero. Pero claro, con una crisis tan profunda, los mensajeros de malas noticias abundan. La cuestión no es sólo el mensaje sino la validez, veracidad o racionalidad del mismo. A la hora de juzgar los mensajes es importante comprobar las credenciales del remitente. Además de ser importante que el emisor del mensaje sea alguien bien informado y con criterio es igualmente crucial su independencia de pensamiento.

A veces, la independencia viene coartada por la posición actual del emisor del mensaje. Por ejemplo, Strauss-Kahn dijo que Grecia quizás era insolvente cuando ya no estaba en el FMI, que acababa de dar dinero a Grecia. Su sucesora en el cargo, Lagarde habló de la falta de capital de la banca europea cuando ya no era Ministra de Finanzas en Francia.

Hoy te adjunto un link de una entrevista (en inglés) publicada recientemente en varios medios y que me hizo llegar un amigo. El entrevistado se llama David Stockman, y sus credenciales son que trabajó en política en primera línea (fue Congresista y Director de la Oficina Presupuestaria con Reagan), y en el sector inversor (Salomon Bros y Blackstone). Es decir, ha jugado en todas las posiciones, lo que significa que conoce bien las relaciones entre las diferentes castas dominantes. La entrevista es corta pero muy interesante, y comenta algunos puntos que hemos nombrado en estos meses: el exceso de deuda de EEUU, el papel de la Fed, y su relación con Wall Street.

En referencia a los Bancos Centrales, en un artículo reciente te comenté que, con motivo de la última subasta ilimitada de deuda a tres años del BCE, algún miembro de éste había expresado su preocupación porque la banca europea fuera tan dependiente del dinero fácil del Banco Central (parece que podría ser el Gobernador del Banco de Austria, Nowotny). En EEUU, el Presidente de la Fed de Dallas, Richard Fisher, ha hecho lo propio, diciendo estar perplejo de que Wall Street (la banca de inversión) confíe plenamente, como en un fetiche, en que la Fed cree más dinero vía Quantitative Easing 3. Igualmente, habla de los trillones de dólares creados que no van a la economía. Incluso utiliza una metáfora de adicción a la "morfina monetaria". ¿Te suena? No me dirás que no resulta cómico/ridículo que los mismos que llevan tres años haciendo de camellos para el sector financiero ahora descubran que su producto, el dinero fácil, crea adicción. ¡Qué lástima que no lo descubrieran antes! Creo que entre los que gobiernan las políticas monetarias globales sobran doctorados en economía (que tampoco son guías útiles pues implementan lo contrario) y falta sentido común, ese que no se estudia ni se aprende, que viene de serie  o no viene.

Termino con una ironía (de la vida, no mía), según se hace eco alguno de los medios que comenta el speech de Fisher, éste tendría inversiones en materias primas, concretamente hablan de $1.000.000 en un ETF que replica el precio del oro (GLD), y unos $250.000 en platino físico, justo donde invierten algunos que temen que la actual política monetaria pueda acabar en caos y/o colapso del dólar y/o gran inflación y/o vuelta al patrón oro, y donde invierten también últimamente algunos Bancos Centrales que huyen de los Treasuries americanos. Me entra la duda de si lo hace como cobertura a sus políticas disparatadas pensando en su jubilación.

domingo, 4 de marzo de 2012

EL IMPUESTO DE LA INFLACIÓN

Resulta imposible entender las políticas aplicadas por los Bancos Centrales en la crisis sin conocer el papel que éstos le otorgan a la inflación. La inflación es el aumento de los precios y la deflación lo contrario, la caída de los precios. En circunstancias normales, la economía convive con una cierta inflación. Esta se produce porque la demanda de bienes y servicios aumenta y la oferta (de los productores) necesita tiempo para aumentar su producción y hacer frente a dicho incremento de la demanda. La deflación sería la inversa, cuando sobra capacidad productiva para satisfacer la demanda existente, entonces, los precios bajan.

La primera cuestión relacionada con la inflación es cómo medirla, es decir, qué bienes y servicios incluyo y con qué peso para hacer la media del crecimiento/decrecimiento de los precios. Habitualmente hablamos del IPC (Índice de Precios al Consumo), aunque existen muchos otros indicadores. Los servicios oficiales de estadística realizan una “teórica cesta de la compra”, es decir, deciden qué bienes y servicios se incluyen en el índice.

Por ejemplo, el IPC americano indica una subida anual de precios próxima al 3%, sin embargo, según la forma de cálculo subiría mucho más. El American Institute for Economic Research realiza ese cálculo quitando algunos elementos que no suelen cambiar de precio y que distorsionan el índice, por ejemplo, la cuota de la hipoteca, que se mantiene constante. El resultado es una subida del 8%, donde elementos como el combustible y los costes de transporte han subido del orden del 20%. En la reciente comparecencia de Bernanke ante el Comité Financiero del Senado, el Senador presidenciable Ron Paul acusaba a aquél de mentir cuando minimiza la inflación. La inflación es un tema importante para valorar las políticas de la Fed porque éstas afectan al nivel de los precios.

La profundidad y duración de la crisis ha hecho que el consumo caiga y se tienda a la deflación. Un ejemplo claro son los sueldos. Al haber un exceso de capacidad productiva mundial, las empresas han reducido sus recursos productivos, entre otros, el personal. Esto ha hecho aumentar el paro notablemente. En consecuencia, hoy las empresas pueden contratar más barato y/o mantener los sueldos actuales sin aumentos.

A los dirigentes de los Bancos Centrales Occidentales les da pánico la deflación, porque Japón entró en crisis hace dos décadas y no ha conseguido terminar con ese permanente ajuste de precios a la baja. Personalmente, creo que confunden causa con efecto. La deflación no es el problema sino el síntoma, el efecto del problema existente, de la misma forma que la fiebre es un indicador de enfermedad y no su causa. Tengan razón o no los Bancos Centrales en su miedo a la deflación con Japón como referencia, lo que es evidente es que están haciendo lo mismo que hizo el Banco de Japón. Están inundando la economía de liquidez, no porque a ésta le falte sino porque intentan solucionar el problema de solvencia de la banca con un exceso de liquidez, creando bancos "zombies".

También están cometiendo otra irregularidad, están creando billetes para financiar a sus gobiernos porque los mercados, que son quienes suelen, pueden y deben financiarlos, no están dispuestos a seguir financiando a unos gobernantes irresponsables de sus cuentas, y que llevan muchos años haciendo promesas que nunca cumplen. El tiempo dirá, y quizás tú recordarás este artículo, si los Bancos Centrales son capaces de subir los tipos y dejar de regalar dinero a bancos y gobiernos, si esas medidas temporales (que duran ya 3 años) realmente lo son, si el sistema financiero es capaz de curarse de su actual adicción al dinero fácil sin quebrar en el proceso. Como ya sabes, yo no creo que nunca hubiera una estrategia analizada de salida de esta extrema situación, sólo una entrada en una huida hacia delante que terminará cuando el sistema financiero global sufra algún tipo de colapso.

Como he comentado en otros artículos, yo no creo que el problema sea la inflación (subida de los precios) ni la deflación (caída de éstos), sino la magnitud del movimiento. Las expectativas de cambios importantes en los precios distorsionan el comportamiento racional de los consumidores y las empresas por la incertidumbre que generan. Estos aceleran o retrasan sus operaciones, no por necesidad real sino para evitar pagar/recibir más/menos en un futuro.

Cuando la inflación americana se acercó a 0, Bernanke intentó crear inflación imprimiendo billetes, aumentando la masa monetaria. Bajo el programa Quantitative Easing 2 metió $600.000M en los mercados financieros. Como era previsible, eso hizo subir las bolsas, los bonos corporativos, las materias primas, e hizo depreciar el dólar. La inflación subió, pero no porque mejorara la actividad de forma sostenible, ni porque se acelerara la creación de empleo sino porque se produjo una subida, sostenida a día de hoy, de algunas materias primas como los alimentos. La Fed quiso manipular los mercados financieros jugando a ser quien pusiera los precios de los activos. Decidió sustituir a la economía, que está formada por las libres decisiones de millones de ciudadanos y que produjo una caída en los precios por la debilidad económica de la crisis, por su criterio.

En consecuencia, a la banca, además de prestarle muchísimo y barato, les regaló la subida de los mercados, y a los que perdieron sus sueldos, encima les ha castigado con una subida en el precio de los alimentos del 24%, según el índice de alimentos de la Food and Agriculture Organization de Naciones Unidas (ver gráfico). Por si fuera poca la injusticia de dichas medidas, estas políticas generan además grandes movimientos especulativos en los mercados, lo que supone una dosis importante de riesgo sistémico.

En resumen, la inflación reduce el poder adquisitivo de los ciudadanos y de las empresas. Los Bancos Centrales intentan crearla para que valga menos el exceso de deuda de los bancos y de los gobiernos. Eso es una mera transferencia de riqueza, un impuesto a todos para esos dos colectivos, que se añade a los impuestos de los gobiernos.
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