A estas altura de la crisis, no hay que ser un genio para intuir que hay muchas cosas que ya no serán igual que antes. La mayoría de la gente cree que ésta es simplemente una crisis similar a las anteriores pero de mayor magnitud. Probablemente no conocen en profundidad cómo funciona el sistema socioeconómico en que llevan varias décadas desarrollando sus vidas. Sin embargo, como recordaba Michael Cembalest, de JPM Asset Management, tú puedes ignorar a la economía pero ella no te ignorará a ti.
Esta crisis es un gran reventón en un sistema socioeconómico que lleva años impidiendo los ajustes/actualizaciones necesarios para seguir a flote. Por detallar, olvídate de ese gran crecimiento económico (PIB) mundial del orden del 5%. ¿Por qué? Por diversos motivos. Las finanzas públicas van a peor sistemáticamente y a gran velocidad (no hay ingresos suficientes para sostener una estructura de gasto público tan lejos del equilibrio), la clase media de los países desarrollados languidece mientras la clase alta agranda al alza la diferencia entre unos y otros. Los países emergentes llevan trimestres creciendo más lentamente tras más de una década de gran crecimiento, lo que hace visible los excesos cometidos y/o las burbujas creadas en el crédito, la construcción y el gasto público. El sistema financiero ha mejorado sus ratios oficiales de solvencia pero, paralelamente, han aumentado su tamaño y exposición a derivados, lo que los hace más sistémicamente arriesgados que nunca (hoy hay menos bancos en EEUU que antes de la crisis y los grandes son más grandes que antes). Los mercados están ahora más distorsionados y manipulados que antes ¡y por las propias autoridades monetarias!, los bancos centrales. Las políticas monetarias llevan muchos años utilizándose de forma extrema y peligrosa. El deseo y la buena intención de favorecer el crecimiento económico ha derivado, tras cuatro décadas metiendo a dedo el "turbo" del crédito, en excesos en asunción de riesgo, endeudamiento, dependencia del crédito, consumo desbocado, etc.
Independientemente de la orientación política, el intervencionismo y el proteccionismo paternal aplicado desde el Estado está a la orden del día porque da votos. La ignorancia hace que sólo se vislumbre la ventaja cortoplacista de dichas medidas y se ignoren los inevitables problemas que acarrean a largo plazo. Con todo ello, las autoridades intentan sustituir esa economía que surge del libre albedrío de los ciudadanos y las empresas por su visión individual sobre cómo debes vivir. En ese sentido, algunos movimientos sociales empiezan a emerger políticamente contra el sistema existente, identificando bien algunos problemas sociales pero equivocados, en gran medida, en las causas y, sobre todo, en las soluciones a esos problemas.
Entre los problemas que identifican correctamente diversos grupos sociales está la creciente brecha entre ricos y pobres o, para ser más exacto, entre la clase media y la élite más rica. Mucha gente piensa, de forma genérica, que los ricos son beneficiados por el sistema. Sin embargo, no saben definirlo bien de forma concreta, más allá de hablar críticamente de algunos ejemplos mediáticos de gente privilegiada ante la ley. Desde este blog y en mi libro te he explicado muchas formas diferentes a través de las cuales los lobbies, los señores feudales de la era moderna, canalizan el dinero y el poder público hacia sus intereses. Esta realidad es la mayor enfermedad a que se enfrenta nuestro sistema socioeconómico, tanto la democracia política como la economía de mercado.
Hoy te adjunto un artículo del empresario y multimillonario Nick Hanauer en el medio de comunicación "Politico". Hanauer escribe para el 0,01% más rico de la población de EEUU. El artículo es muy interesante.
Para aquellos que no quieran leerlo entero, resumo algunos puntos destacados:
- Hanauer se define como un miembro de la élite económica de EEUU (el 0,01% más rico) y a ese colectivo dirige ese escrito.
- Explica que los ricos no son generalmente gente excepcional. No son excepcionalmente inteligentes o trabajadores. Dice que, en muchos aspectos, él no es diferente de ti o de mí. Reconoce que fue un estudiante mediocre.
- En su caso, cree que tiene dos virtudes frente a la mayoría: es capaz de asumir/soportar altas dosis de riesgo y tiene buena intuición sobre la evolución futura de las cosas que ve. En ese sentido, opina que las crecientes diferencias entre ricos y pobres acabará, si no se produce un cambio de rumbo radical, en revolución, tal y ocurrió en el pasado en la revolución francesa, la rusa, etc.
- Comenta que en 1980, el 1% más rico controlaba el 8% del ingreso nacional y el 50% más pobre el 18%. Estima que hoy la élite abarca el 20% y la mitad menos rica, el 12%. Y la brecha sigue creciendo.
- Hanauer opina que una cierta desigualdad es natural en el capitalismo pero que tanta nos acerca a un sistema feudal, que acaba en revolución social.
- El empresario evoca a la clase más pudiente a salir de su vida mágica en su burbuja y a cambiar el sistema antes de que la revolución les alcance a ellos violentamente.
En mi opinión, es positivo que alguien como Hanauer, tras intuir el camino que nuestro sistema socioeconómico está recorriendo, lo explique y advierta de la necesidad de cambiar esa tendencia. Yo te añado que este sistema feudal en que vivimos se ha forjado, sin la voluntad expresa de la sociedad occidental, a través de riadas de dinero fácil (desde los bancos centrales y a través de la banca) que han hecho creer a la clase media, a las autoridades, a muchas empresas, y a gran parte de la sociedad, que este nivel de vida es sostenible. Eso es porque no son conscientes de que, inevitablemente, es la creación (y acumulación) de riqueza la que permite un determinado nivel de vida. Si por diversos motivos (maduración de la economía, corrupción, ineficiencias del sistema debido al intervencionismo gubernamental, etc) disminuye el ritmo de creación de riqueza en un mundo donde prima el crecimiento porcentual sobre la magnitud anterior, el inestable castillo de naipes basado en el crédito, se tambalea. Welcome to reality.
