Hace un par de años oí una de los criterios prácticos más realistas de toda mi vida: "no des algo por seguro hasta que se deniegue oficialmente". Ocurre en muchos ámbitos de nuestra vida. Lo vemos cuando las directivas de los clubs de fútbol apoyan públicamente al entrenador cuestionado, y lo hemos visto durante la crisis una y otra vez: lo peor ya ha pasado, este no es insolvente, es sólo un problema temporal de liquidez, esta medida excepcional es temporal, este país no es como el otro (rescatado), el otro ha prometido que cumplirá lo acordado, nosotros exigiremos que se cumpla lo acordado para seguir dándole dinero, no habrá quita, una restructuración del 70% no es un quita, no hace falta más dinero, no hace falta un mayor fondo de rescate, reconduciremos el déficit, ahora los mercados ya están tranquilos, el gobierno ha hecho sus deberes, la banca tiene suficiente capital, la vivienda ha tocado fondo, de nuevo lo peor ya ha pasado, el programa ha sido un éxito, el nuevo rescate también, como el canje, y hasta el último eclipse solar. Si tienes valor, párate un momento a reflexionar sobre todas las cosas/mentiras/promesas/estimaciones oficiales que te han dicho en los últimos dos años y que no se han cumplido ni de lejos. Y después, han vuelto a la carga con más promesas mientras tú pensabas "esta vez será diferente, quizás se cumplirá lo que dicen". Siéntete como lo que somos: absolutamente imbéciles. Como sociedad, no actuamos muy diferente de los ñúes o los chimpancés. La diferencia es que nosotros sufrimos la osadía del necio, encima nos creemos los "guays de la creación".
A diario leo/escucho declaraciones oficiales sobre temas económicos. Al margen de si el emisor del mensaje realmente se cree lo que dice o sólo está actuando convenientemente a sus intereses (que a menudo no son los de la mayoría), lo que nunca deja de sorprenderme es cómo podemos vivir (al menos oficial y mediáticamente) tan lejos de la realidad cuando ésta se muestra una y otra vez radicalmente opuesta a nuestras tesis, y sin que pase nada, sin que nadie asuma responsabilidades por algo que afecta de forma muy relevante a aquellos que pagan su sueldo y le otorgan el poder de decisión que ostenta.
En abril de 2011, a Tim Geithner, Secretario del Tesoro de EEUU, le preguntaron sobre si EEUU podía perder la calificación crediticia de triple A (AAA), a lo que respondió "No risk of that". Después, EEUU perdió la calificación (que en mi opinión hacía ya mucho tiempo que debería haber perdido). Ahora, en abril de 2012, le preguntan sobre si EEUU puede acabar como Grecia en dos años si no pone orden en sus finanzas y él responde lo habitual: "No risk of that".
Utilizo la última manipulación de Obama como ejemplo de para qué sirven las versiones oficiales. El Premio Nobel de la Paz, ahora se autoproclama líder de la cruzada contra los especuladores financieros del petróleo (que son los mismos operadores que diariamente especulan con otras materias primas como el oro, la plata, el cobre, el hierro, y con los bonos del Estado, y con el dólar, y con el riesgo país, etc). Es que la desvergüenza humana no tiene límites, pero que tío más jeta.
Desde hace tres años, el subordinado de Obama que preside la Reserva Federal, Ben Bernanke, se ha dedicado a romper los principios básicos de actuación de un Banco Central de una economía de mercado, creando billetes arbitrariamente para meterlos en los mercados con el objetivo expreso de manipular los precio a su gusto, en un intento de favorecer el interés cortoplacista de su jefe Obama y de sus amigos los banqueros. Resulta paradójico que uno de los baluartes y máximos defensores teóricos de la economía de mercado, quien debe velar por su correcto funcionamiento, sea precisamente quien actúa cual déspota propio de una economía socialista planificada de las de antaño. Para ello, ha valido todo, se lo ha saltado todo, y está actualmente arriesgando el futuro y el dinero de todos. Ha manipulado las divisas, la bolsa, los bonos del Estado, las materias primas, etc. Lo gracioso de la situación es que, cuando ha financiado casi gratis y orientado a los especuladores para que especulen hacia dónde él quería, se le ha olvidado decirles "sólo hay un activo en el que no debéis especular al alza: el crudo, que eso perjudicaría a mi jefe" (como si fuera Dios advirtiendo a Adán sobre el árbol prohibido).
¿Y por qué hoy hablamos de todo esto? La especulación generada por Bernanke (y sus Quantitative Easings) ha hecho subir todas las materias primas. Que los alimentos mundiales hayan subido más de un 25% (según el índice de la FAO) por ese juego especulativo no creo que le importe un bledo a Obama ni a Bernanke, ya que ellos no se morirán de hambre. Probablemente tampoco que eso haya influido en revoluciones sociales en países menos ricos. Lo que hoy ocurre es que la subida de la gasolina, provocada en gran medida por esa especulación generada en torno al crudo, sí afecta al consumidor americano y mucho. Afecta a sus finanzas, a su estado de ánimo, y EVIDENTEMENTE A SU INTENCIÓN DE VOTO ELECTORAL. ¿Ves por dónde voy? Por eso, Obama, que en los últimos años ha forzado/sugerido a Bernanke a aplicar políticas monetarias que fomentan y enriquecen a los especuladores financeros se abandera ahora luchador por el pueblo contra esos que especulan en los mercados del petróleo cuando no lo hacen para sus intereses directos. Hoy, el alto precio del crudo le hace perder votos. ¡Qué espíritu más selectivamente democrático!
Lo bueno del dinero es que se recicla en el sistema, como la economía sostenible. Lo malo, que siempre se recicla hacia los mismos, hacia el triunvirato (gobierno, banca, y Banco Central). Bernanke realiza políticas para facilitar los beneficios especulativos de los bancos de inversión (por ejemplo encareciendo el crudo y la gasolina que perjudica a los ciudadanos). Entonces, los bancos de inversión son tan agradecidos que financian las campañas electorales de los dos posibles ganadores (vamos, que compran todos los boletos del sorteo). Y el ganador de las elecciones les estará muy agradecido a ambos colaboradores, la Fed y Wall Street. Qué bonito menage a troi. Y yo que de joven pensaba que la democracia era otra cosa.
En el próximo artículo te contaré la versión europea del populismo electoral, esta vez con el pequeño Napo como protagonista.
Utilizo la última manipulación de Obama como ejemplo de para qué sirven las versiones oficiales. El Premio Nobel de la Paz, ahora se autoproclama líder de la cruzada contra los especuladores financieros del petróleo (que son los mismos operadores que diariamente especulan con otras materias primas como el oro, la plata, el cobre, el hierro, y con los bonos del Estado, y con el dólar, y con el riesgo país, etc). Es que la desvergüenza humana no tiene límites, pero que tío más jeta.
Desde hace tres años, el subordinado de Obama que preside la Reserva Federal, Ben Bernanke, se ha dedicado a romper los principios básicos de actuación de un Banco Central de una economía de mercado, creando billetes arbitrariamente para meterlos en los mercados con el objetivo expreso de manipular los precio a su gusto, en un intento de favorecer el interés cortoplacista de su jefe Obama y de sus amigos los banqueros. Resulta paradójico que uno de los baluartes y máximos defensores teóricos de la economía de mercado, quien debe velar por su correcto funcionamiento, sea precisamente quien actúa cual déspota propio de una economía socialista planificada de las de antaño. Para ello, ha valido todo, se lo ha saltado todo, y está actualmente arriesgando el futuro y el dinero de todos. Ha manipulado las divisas, la bolsa, los bonos del Estado, las materias primas, etc. Lo gracioso de la situación es que, cuando ha financiado casi gratis y orientado a los especuladores para que especulen hacia dónde él quería, se le ha olvidado decirles "sólo hay un activo en el que no debéis especular al alza: el crudo, que eso perjudicaría a mi jefe" (como si fuera Dios advirtiendo a Adán sobre el árbol prohibido).
¿Y por qué hoy hablamos de todo esto? La especulación generada por Bernanke (y sus Quantitative Easings) ha hecho subir todas las materias primas. Que los alimentos mundiales hayan subido más de un 25% (según el índice de la FAO) por ese juego especulativo no creo que le importe un bledo a Obama ni a Bernanke, ya que ellos no se morirán de hambre. Probablemente tampoco que eso haya influido en revoluciones sociales en países menos ricos. Lo que hoy ocurre es que la subida de la gasolina, provocada en gran medida por esa especulación generada en torno al crudo, sí afecta al consumidor americano y mucho. Afecta a sus finanzas, a su estado de ánimo, y EVIDENTEMENTE A SU INTENCIÓN DE VOTO ELECTORAL. ¿Ves por dónde voy? Por eso, Obama, que en los últimos años ha forzado/sugerido a Bernanke a aplicar políticas monetarias que fomentan y enriquecen a los especuladores financeros se abandera ahora luchador por el pueblo contra esos que especulan en los mercados del petróleo cuando no lo hacen para sus intereses directos. Hoy, el alto precio del crudo le hace perder votos. ¡Qué espíritu más selectivamente democrático!
Lo bueno del dinero es que se recicla en el sistema, como la economía sostenible. Lo malo, que siempre se recicla hacia los mismos, hacia el triunvirato (gobierno, banca, y Banco Central). Bernanke realiza políticas para facilitar los beneficios especulativos de los bancos de inversión (por ejemplo encareciendo el crudo y la gasolina que perjudica a los ciudadanos). Entonces, los bancos de inversión son tan agradecidos que financian las campañas electorales de los dos posibles ganadores (vamos, que compran todos los boletos del sorteo). Y el ganador de las elecciones les estará muy agradecido a ambos colaboradores, la Fed y Wall Street. Qué bonito menage a troi. Y yo que de joven pensaba que la democracia era otra cosa.
En el próximo artículo te contaré la versión europea del populismo electoral, esta vez con el pequeño Napo como protagonista.