sábado, 17 de diciembre de 2011

REALISMO SIN COMPLEJOS, LA MEJOR MEDICINA

Dicen que la realidad supera a la ficción. Lo que ocurre es que, en ocasiones, nuestras predicciones se quedan  muy cortas en muchos aspectos. A veces, no somos capaces de aceptar una realidad que se nos hace muy dura, y por ello le quitamos hierro a  los resultados parciales que vamos encontrando en nuestro análisis. Por ejemplo, cuando algo nos sale mal tendemos a culpar a la mala suerte o a los demás, todo menos decirnos a nosotros mismos que hemos fallado por nuestra debilidad o incapacidad. Nos resulta difícil aceptar nuestras limitaciones, reconocer que empezamos las cosas con una intención buena, razonada, y en ocasiones, no acaban como deben por nuestra falta de voluntad, de diligencia, etc.

Hace años tuve un jefe que era un energúmeno (te aseguro que estoy siendo muy generoso). Su incultura general y financiera daba para escribir un libro, y su falta de moralidad, otro. Ese señor era responsable de un instrumento de inversión que en aquel momento gestionaba más de €900 millones. En ocasiones, cuando éste hablaba por teléfono con un cliente yo le dictaba lo que tenía que decir. Si yo le hubiera explicado a cualquier cliente que su dinero lo gestionaba alguien tan poco preparado, sencillamente no me hubiera creído. Nos resulta más fácil creer que nos puede tocar la lotería que aceptar que un inepto pueda tener tanta responsabilidad. 

Los mercados financieros son un claro ejemplo de esa necesidad humana de negar la realidad cuando ésta se nos muestra demasiado negativa o incierta. Necesitamos la esperanza incluso cuando ésta nazca de la ignorancia y/o la incoherencia y seamos más o menos conscientes de ello. Aceptar que Occidente lleva muchos años viviendo de prestado, por encima de nuestras posibilidades, y que esto ha llegado a su fin, supone aceptar las desagradables consecuencias que se derivan de esta reflexión. Algo muy poco apetecible social y políticamente.

Deseamos que alguien salve al euro y que la espada de Damocles que ronda sobre nuestro futuro, desaparezca. Para ello, somos capaces de aceptar lo que sea. No importa si quien nos ha de salvar no tiene ni idea de cómo hacerlo, ni si nos lo recuerda cada vez que intenta convencernos de que nos salvará. Cualquier vendedor de humo que diga algo bonito, esperanzador, es bienvenido. Y cualquiera que pregunte con incredulidad quién, cuándo, y cómo nos salvarán parece una mala persona deseosa de que se acabe el mundo.

A diario, veo cómo los mercados financieros se agarran a un clavo ardiendo para creerse algo que les alegre el día. Necesitamos celebrar financieramente el éxito de unos rescates, programas, estímulos etc que desafían a la gravedad y a cualquier ciencia conocida, que son erráticos, porque cambian de rumbo constantemente sin argumentación (algo lógico pues tampoco la hubo inicialmente). Una y otra vez, realizamos una sistemática presunción de inteligencia/capacidad cada vez que se reúnen las autoridades para solucionar un tema, a pesar de una evidencia empírica de que uno no necesariamente es inteligente ni capaz por ocupar un puesto de responsabilidad. En el mundo financiero hay operadores que se distancian de esos sentimientos y analizan las cosas fríamente, lo que les permite lucrase en una crisis mientras los demás sufren. Por desgracia, en ocasiones, esa forma de lucro genera más sufrimiento para los demás porque sus decisiones magnifican algunos de nuestros problemas.

Hoy, en plena crisis, no me da miedo reconocer que seguimos avanzando hacia el colapso del euro, que no sé si estamos a tiempo de evitarlo, y que todavía no estamos girando hacia una solución viable y duradera. Si no estás de acuerdo, crees que exagero, y tienes suficiente estómago pregúntate, a día de hoy, REAL Y EFECTIVAMENTE, ¿Cuánto se ha reducido el gasto del sector público occidental en 2011? Ha aumentado. ¿Cuántas reformas han aprobado e implementado los países periféricos europeos? (No promesas sino ejecutadas) ¿Cuánto se ha desapalancado la banca en tres años y cuántos años le quedan? (Sólo los activos fuera de balance de la banca americana, off-balance, han pasado de $20T a $15T). ¿Cuándo habrá en Europa un déficit fiscal 0? ¿Aceptará la sociedad europea el ajuste que esto implica? (Verdes y socialistas europeos de varios países han anunciado que no  lo apoyarán y si gobiernan lo cambiarán). ¿Crees que los europeos homogeneizaremos nuestras legislaciones fiscales, laborales, y/o mercantiles si apenas hemos podido aproximar algunas posturas en una década? ¿Los países menos eficientes ya no lo seremos? (Si no es así, no hay futuro con una divisa común), ¿los desencuentros políticos internacionales van a más o a menos? Por desgracia, algo me dice que tenemos más deseos que razones.

A pesar de todo lo expuesto, soy optimista y tengo claro que saldremos de esta crisis porque creo en la capacidad de adaptación y supervivencia del ser humano. No necesito engañarme para pensarlo, no creo que eso me lleve a un futuro mejor, pero respeto la elección de los muchos que sí lo necesitan. Lo único que siento es que una horrible gestión de la crisis la hará más larga y profunda de lo estrictamente necesario.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

REQUISITOS DE BASILEA III: ESPAÑA NEGOCIÓ MAL

Hace tres años, empezó la negociación internacional de las nuevas normas bancarias de Basilea. Dicho organismo comenzó hablando de grandes exigencias para la banca, pero luego, el lobby del sector de cada país defendió sus intereses, presionando en favor de su realidad nacional. Por ejemplo, a los franceses les penalizaba el requisito de capital asociado a las filiales, porque tienen muchas. Los japoneses defendían que las pérdidas acumuladas (tienen muchas), que pueden ser compensadas con beneficios futuros, se consideraran capital. Por desgracia para la banca española, su entonces Presidente Rodríguez Zapatero estaba centrado en extender por nuestro sistema solar la Alianza de Civilizaciones, y se le olvidó de defender los intereses internacionales de su banca.

Básicamente, la banca española se vio perjudicada en dos aspectos. Primero, las provisiones genéricas, que son el colchón de seguridad generado en los años buenos reconociendo pérdidas no materializadas para cuando vengan malos tiempos, no computan en el cálculo de Basilea. A mi entender, esto es absurdo y perjudica a las entidades españolas, cuyo prudente sistema de provisiones es envidiado por la banca internacional. El segundo factor que penaliza a la banca española es que las acciones preferentes no computen como capital. A diferencia de lo que ocurre en otras legislaciones, las preferentes españolas no suelen ser convertibles en acciones.

Cuando trabajé como asesor comercial conocí las acciones preferentes. Los folletos informativos te dirán que son un híbrido entre acciones y bonos. Lo que no te explicarán es que tienen lo peor de los dos mundos. Si las cosas van bien, sólo aspiras a cobrar el dividendo, mientras que los accionistas ganan mucho más. Si la entidad va mal, si no tiene beneficios, puedes dejar de cobrar el dividendo y, si las cosas empeoran, respondes de las obligaciones contraídas por la entidad después de sus accionistas pero antes que los bonistas. Creo que no somos pocos en el sector los que las consideramos un engañabobos, una trampa que utiliza como cebo un cupón/dividendo alto, pero del cual no puedes salirte una vez que estás dentro. Cuando quieres venderlas, descubres que no hay liquidez, y que la propia entidad ofrece hacer de intermediario (buscar un comprador) a precios, a menudo, inferiores al 100% que tú pagaste al comprarlas.

Como práctica bancaria me parece vergonzosa. Recuerdo dos entidades que hace aproximadamente un año y medio se dedicaban a recomprar al 45% ó 55% (es decir, a la mitad de cuando las emitieron) unas acciones preferentes en manos de sus clientes mientras a otros clientes les colocaban una nuevas similares al 100%. Es decir, le sacaban los ojos a sus  clientes, y todo ello con la mirada impasible del regulador.

En las últimas semanas, varias entidades han anunciado una oferta de recompra de sus acciones preferentes, en varios casos al 100%. El motivo es que consume recursos y no computa como capital en las nuevas normas que deberán aplicar a mitad del año que viene. Este hecho es una muy buena noticia para los propietarios de acciones preferentes a los que podríamos decir que casi les ha tocado la lotería. La necesidad de la banca de liquidar ese instrumento les va permitir deshacer una inversión horrorosamente ilíquida al 100%, es decir, recuperar toda su inversión. Un aspecto legislativo importante en esta operativa es que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha decretado que ahora las preferentes deben cotizar, es decir, la banca no podrá seguir comprándolas y vendiéndolas internamente al precio que a ellos les dé la gana, por ejemplo, comprándoselas baratas a un cliente con problemas de liquidez, y vendiéndoselas más caras a una abuelita a la que encandilan con el cobro de un buen cupón/dividendo. Un flanco menos para que la banca exprima/engañe a sus cilentes. Una buena noticia consecuencia de la mala gestión de ZP.

domingo, 11 de diciembre de 2011

DESDE HOUSTON, LA TIERRA, LLAMANDO AL PLANETA FINANCIERO

Supongo que, desde su planeta, los operadores de corto plazo (traders y hedge funds) de bolsa, bonos, divisas o materias primas no deben alcanzar a ver lo que realmente ocurre sobre la corteza terrestre. Desde otro planeta, sueñan con una rápida solución al problema europeo (no sé siquiera si la hay lenta), y el euro se mueve en andanadas especulativas que incluyen en su operativa a acciones y bonos soberanos. Supongo que esto ocurre porque, por interés de su propio negocio, la banca vive pegadita a los gobiernos y los bancos centrales, que tampoco están en La Tierra. Estas dos especies, la banca y los dirigentes, viven en otro planeta diferente al nuestro. A unos les interesa el dinero que pueden ganar, especialmente con la ayuda de los gobernantes, y a los otros sólo los votos, cuya premisa es que la memoria humana es corta, por lo que deben vendernos cosas bonitas, aunque duren menos que un cigarrillo y/o sólo funcionen en su planeta.

Anécdotas de los tiempos que vivimos hay muchas. Mientras los británicos, gubernamentales y privados, toman medidas ante una potencial ruptura del euro, un banco de inversión continental sugiere que si se rompe el euro, invirtamos en metales (como defensivo), compremos comida enlatada y hasta un arma de calibre pequeño. Poca broma que las últimas ventas mensuales de armas en EEUU afloran un crecimiento anual superior al 30%, y el número de individuos recibiendo, del gobierno, tickets para alimentos supera ya los 46 millones. En Rusia, pocos días después de los comicios, el ex-presidente soviético Gorvachev pide que se repitan las elecciones ante el clamor popular de fraude electoral. En China, empiezan a filtrarse imágenes de manfiestaciones civiles. Oriente Medio y el Norte de África son dos grandes polvorines sociales y políticos, destacando Egipto (con su todavía vigente acuerdo de paz con Israel), y también Irán (con todo lo contrario).
 
En Europa Merkozy planifica en solitario, no cuenta con los gobiernos europeos que "necesariamente" han de apoyar sus cambios drásticos en la relación legal que les une, La Unión Europea. Que haya voces discrepantes en Finlandia, o Eslovaquia, no les importa. Tampoco importa la ciudadanía. Te recuerdo que entramos en el euro sin que todos los países ratificaran popularmente su apoyo. De hecho, lo creamos con algunos países donde ganó el NO al euro. Ahora, pretenden que los países periféricos aceptemos medidas de ajuste socialmente muy duras sin consultar, ni previamente explicar, casi nada a la población. Les da miedo que la sociedad consultada se pronuncie en contra. ¡¡Cuanta estupidez!! Aprobar tales ajustes sin el apoyo de la población, que es la que ha de aceptar apretarse el cinturón durante años, es un grave error, es peligrosísimo. Ya sé que así pueden improvisar otro parche de dos o tres meses a la vida del euro y que los traders pueden hacer algunas operaciones rentables, pero dentro de poco estaremos volviendo a hablar de lo mismo.

No son pocas la voces que recuerdan que, por menos discrepancias entre países, este continente (Europa) ha vivido ya dos grandes guerras. De hecho, en las circunstancias de extrema dificultad, como la crisis actual, es cuando más proliferan los encantadores de serpientes, que nos insinúan que ha fallado la democracia y la economía de mercado (la democracia económica), y que debemos permitirles a ellos regirnos saltándose las normas "por el bien común". Es precisamente haber quebrantado o puenteado las normas durante años lo que nos ha llevado a esta crisis. ¿Te has fijado cuan poco les gusta a nuestros dirigentes la democracia? A los mercados tampoco. De hecho, el CEO de una de las gestoras de inversiones más grandes del mundo comentaba hace algunos trimestres que a los mercados les gustan las dictaduras. ¿Por qué será que me lo creo? Con sobornar a los pocos que mandan y deciden, ganan dinero mucho más fácilmente que en un mercado amplio, lleno de jugadores, y sin claras ventajas para ellos.

En los últimos dos años, la mayoría de rallies de bolsa, bonos soberanos o divisas, no se han producido por los datos económicos sino que se han fabricado en despachos oficiales. La más absoluta barbaridad y aberración, y luego no entendemos las reaccciones de los mercados. Algunos de los fabricantes de tan maravilloso futuro han sido: la Fed con sus Quantitative Easings, el BCE comprando bonos soberanos, Obama aprobando sus déficits, las subvenciones a los coches, las múltiples ayudas a la banca, las intervenciones en el mercado de divisas de Japón, o Suiza, o Brasil, los rescates de Grecia, Portugal, o Irlanda, . De hecho, el mayor rally diario de la historia del Ibex35 (+14,5%) fue a primeros de mayo de 2010 cuando Merkel anunció el (primer) rescate a Grecia. Todavía no han aprendido qué peligroso es eso para los mercados y para la economía. ¡Hay, cuanto añoro a la democracia y a la economía de mercado!
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