jueves, 20 de diciembre de 2012

A POR EL 2013

Ya se acerca Navidad, y tras ella el nuevo año. En estas fechas, como es habitual, el sell-side (nombre con que se conoce a los analistas de la banca de inversión), realiza y expone mediáticamente sus informes sobre lo que creen que nos depara el 2013.

La verdad es que no suele haber muchos cambios de un año para otro pues, como siempre, nadie o casi nadie dentro de las grandes casas de inversión osa vaticinar que las bolsas puedan cerrar el próximo año en negativo. Esto es así desde Matusalén, o por lo menos, desde que existe la banca de inversión, la cual gana más (como te he explicado en diversas ocasiones) cuando los mercados suben. El eterno optimismo es la primera regla de oro de este sector, pues permite captar negocio y generar comisiones (de gestión, de intermediación, de depositaría, de administración, etc) a cambio de vender ilusión. Vender ilusión es algo que la manada hace muy bien. El informe publicado por un banco de inversión alemán lo describía así: “Moreover, there is a tendency not to deviate too far from consensus, perhaps seeing safety in being part of the herd”. 

También los directivos de las empresas cotizadas ganan más cuando las acciones y los bonos de su empresa suben de precio, de ahí que siempre vendan a la comunidad inversora un “más que ayer pero menos que mañana”. Por ende, a la clase política también le va bien vender esperanza económica, con argumentos razonables o confiando en Merlín el Mago, es indiferente. Por  todo ello, las previsiones son como las del año pasado, o las del próximo: “deberías invertir ya, hoy mismo, porque esta fiesta ya ha empezado o va a empezar sin ti, y luego te arrepentirán cuando tu vecino te cuente qué bien le ha ido”. Poderoso caballero es Don dinero, dice el refrán, pero más todavía una dosis de avaricia mezclada con unas gotitas de envidia social. 

Como dicen los anglosajones, “Devil is in the details” (el diablo está en los detalles). Esos informes coinciden casualmente cada año en que la bolsa podría (y casi debería) subir cerca de un 10% el año próximo. Todo ello,  independientemente de que este año, a diferencia de otros, ni el más insensato vaticine grandes crecimientos en la economía global. Afortunadamente para este casino monetario global, la economía ya no importa, porque sólo importa si los banqueros centrales van a seguir manteniendo su barra libre para la banca, y si van a seguir garantizando sus beneficios a los inversores.

En esa manada de profesionales del sector de las inversiones también encuentras algunas excepciones, disidentes ideológicos que no han sido infectados por el conveniente virus del eterno optimismo. Hoy te detallo algunos mensajes que me han parecido acertados. Steen Jakobsen, del holandés Saxo Bank, ha utilizado las siguientes expresiones para describir la realidad financiera actual:
  • The macro economy has no ammunition left for improving sentiment.
  • We are all reduced to praying for a better day tomorrow, as we realise that the current macro policies are like pushing on a string because there is no true price discovery in the market anymore.
  • We have all been reduced to a bunch of central bank watchers, only ever looking for the next liquidity fix, like some kind of horde of heroin addicts.
  • We have a pro forma capitalism with de facto market totalitarianism. Can we have our free markets back please?
¿Quién sabe? A lo mejor tiene suerte y los Reyes Magos le traen unos mercados financieros de verdad, de esos que reflejan un poco la economía en vez de la voluntad del dictador monetario. ¡Es Navidad, tiempo de soñar! Si los mercados lo hacen todo el año, quizás los realistas merezcan unos días.

lunes, 17 de diciembre de 2012

EL SOCIALISMO EUROPEO

La mayor inspiración del socialismo europeo es el socialismo francés. Hollande lo tiene muy claro, él va a seguir viviendo en su burbuja hasta que ésta reviente... y con él probablemente se llevará a Europa.

En realidad, el problema no es si se llama socialismo, capitalismo, o comunismo, es el componente de “estupidismo” socialmente bonito. Si alguien gasta sistemáticamente bastante más de lo que ingresa, a la larga tendrá un gran problema. No importa si se llama Hollande, Obama, o Rajoy. No importa si dice que es por el pueblo (que es lo que se vende bien), o porque la vida son dos días, o simplemente, coge el dinero, y corre.

Cuando pasa el tiempo y no eres capaz de gestionar tus recursos de forma razonable, sostenible, la cosa empieza a ponerse muy fea. Como la clase política no es capaz de explicar que los grandes recortes sociales que hoy son necesarios son el resultado de sus excesos populistas de ayer, se impone la huida hacia adelante, “kick the can down the road”. Es entonces cuando empieza la caza de brujas:
·         Las agencias de rating son muy malas por decir que mi país no es muy solvente, aunque sea evidente.
·         Los bancos son malos por no querer seguir financiando mi sinsentido.
·         Los ciudadanos deben sufrir esos excesos con subidas brutales de impuestos y de todos los precios regulados, para que yo no tenga que apretarme mucho el cinturón y mientras mi brazo financiero, mi sometido Banco Central, les recuerdan que no deben subir los sueldos para que no haya inflación.
·         Las empresas son esos entes malignos que buscan obtener beneficios, en vez de ser altruistas y dármelo a mí para que lo distribuya según mi magnificente criterio.

En Francia, estos días, estamos asistiendo al linchamiento público (con Hollande como precursor) de personajes como Gérard Depardieu por renunciar a su pasaporte francés y cambiarlo por el belga, donde espera que no le hagan vivir en algo parecido al comunismo económico. Personalmente, no conozco a este señor, ni le debo nada, pero tengo claro que no es más egoísta que tú o que yo, simplemente no está dispuesto a que la mala gestión de los recursos públicos por parte de los que han recibido el mandato popular, se intente camuflar y solucionar esquilmando a todo el que tenga dinero. Por cierto, siendo coherentes, la crítica de Hollande implica llamar insolidario e injusto al sistema socioeconómico belga.

El problema de esta gran mentira del socialismo es que cala socialmente porque suena bien, suena solidario, aunque no tenga ni pies ni cabeza. De entrada, no hay ricos en el mundo suficientes para que, esquilmándolos, podamos mantener el nivel de cobertura social que nos hemos inventado en Occidente, más basado en Alicia en el País de las Maravillas, que en una hoja de cálculo con proyecciones de ingresos y gastos. Obviamente, es discutible cuánto debe pagar un ser humano por vivir en un país, pero cuando pagas por existir y tener dinero, aunque no produzca nada, y de lo que ganas también pagas bastante más de la mitad, es decir, cuando trabajas mucho más para el Estado que para ti y tu familia, imagino que esperas algo más que la desvergüenza que muestran los políticos, muchos de los cuales viven del presupuesto público y a un nivel que cualquier ciudadano debería trabajar muchísimo para conseguirlo (sobre todo con esos impuestos).

Margaret Thatcher ya lo avisó: “el socialismo dura lo que dura el dinero de los demás”. También Merkel, quien vivió la caída del socialismo de Alemania Oriental, nos recuerda estos días cómo la falsa idea de una gran protección social se traduce en una falta de competitividad que niega a sus ciudadanos la posibilidad de mejorar su nivel de vida. La Canciller también sugiere que Europa y EEUU no son ya el centro del mundo (ni del Universo), y que deberíamos aprender de los países emergentes, que trabajan e innovan mucho.
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