jueves, 22 de septiembre de 2011

EUROBONOS: ¿LA PRÓXIMA CHAPUZA EUROPEA?

Darse un festín en un entorno de celebración, puede entenderse. Que se lo dé alguien moribundo, no parece lo más conveniente. En mi opinión, dada la situación actual de la Eurozona y sus miembros, los eurobonos son un burdo intento de seguir haciendo la pelota más grande, de evitar actuar responsablemente, de no afrontar nuestros problemas reales. 

Hace aproximadamente una década, cuando se creó la zona euro, algunos economistas opinaron que era un experimento peligroso de cara al futuro. El motivo era que cada economía tiene unas características diferentes en términos de inflación, regulación laboral, fiscalidad, productividad, peso económico de los diversos sectores, etc. La política monetaria, principalmente la divisa y los tipos de interés, ejercen de bisagra de cada economía, sirven de ajuste natural frente al resto de economías en un mundo global. En ese sentido, Argentina mantuvo el tipo artificialmente caro durante años y acabó con default (impago) y corralito. China mantiene su divisa artificialmente barata y esto le está permitiendo absorber una mayor porción del crecimiento mundial del que le tocaría con una divisa de libre fluctuación. Como toda moneda tiene dos caras, ese magnificado crecimiento chino a costa del resto de países esconde grandes desequilibrios generados en sectores como la construcción o la banca, y en variables económicas como el crédito o las materias primas.


Los eurobonos serían bonos emitidos y avalados por toda la UE en su conjunto, no individualmente por países, que es lo que hay actualmente. Con ellos, los países europeos en peor situación se beneficiarían de tener que financiarse a tipos más bajos porque les avalarían socios más solventes que ellos. Los países más solventes cargarían a su espalda con las decisiones soberanas de otros países. Por ejemplo, alemanes y holandeses perderían soberanía sobre sus deudas futuras desde el momento en que la UE puede endeudarse en su nombre. En consecuencia, sufrirían de forma directísima las irresponsabilidades de los gobiernos (mediterráneos) a la hora de gestionar sus cuentas públicas. La cuestión es: ¿avalarías tú a un vecino que no paga la comunidad mientras ves cómo él y toda su familia siguen viviendo por encima de sus posibilidades? ¿Crees que si lo avalas él se ajustará a la realidad de su situación o seguirá viviendo del cuento? El sentido común no es común porque lo tenga todo el mundo, sino porque sirve para todas las facetas de la vida, ya sea analizando la economía o la relación con tus vecinos.

Los eurobonos tendrían sentido si previamente hubiera una armonización fiscal, laboral, mercantil, etc en la zona euro. El problema es que eso es una utopía. En más de una década, los países europeos apenas han ajustado esas diferencias nacionales pues nadie quiere el modelo del vecino de enfrente, ni del de abajo, ni del de arriba.

Termino con una reflexión. Gracias a la prensa sabemos lo malos que son los mercados por exigirles a los gobiernos, para seguir prestándoles, reformas que apoyen su solvencia. Entonces, ¿por qué los chinos quieren comprar eurobonos? ¿Por qué no le prestan su dinero directamente a esos gobernantes serios tan injustamente tratados por los mercados? Quizás porque ya no creen en cuentos chinos.

martes, 20 de septiembre de 2011

LA BOLSA VS EL MERCADO DE BONOS

En ocasiones cuesta entender la lógica de los mercados, por qué realizan unos movimientos u otros. Esto ocurre porque en ellos operan muchos inversores a la vez, y no todos con el mismo razonamiento, motivo, urgencia, etc. Las cotizaciones son el resumen burdo de esas interacciones simultáneas.

Los mercados de los diferentes activos están interconectados y a menudo muestran mensajes diferentes entre sí. Mientras las bolsas rebotan cada vez que algún político repite que Grecia va a ser salvada, los bonos de Grecia apenas lo celebran. Algunos profesionales opinan que el mercado de bonos anticipa mejor la economía que la bolsa. Yo creo que es algo más fiable que la bolsa por sus características.




La operativa con bonos (no con los futuros sobre bonos) es menos líquida que la de las acciones con una cierta capitalización bursátil. Es decir, comprar y vender no es tan fácil, lo que reduce el interés natural de la especulación. Para valorar una compañía existen multitud de métodos de valoración, lo que normalmente genera una amplia variedad de escenarios posibles, y en consecuencia, de precios. La valoración de los bonos se centra únicamente en estimar, a partir de los fundamentos económicos, cuan probable es que te devuelvan tu inversión. Como esa cuestión no cambia cada vez que sale una noticia nueva, su precio no es tan volátil. Esta característica atrae menos la especulación hacia los bonos que hacia las bolsas, que son más volátiles, lo que permite beneficios potenciales mayores en menos tiempo.

En éstos días, mientras la prensa deduce la situación y expectativas económicas a partir del comportamiento de la bolsa en la última semana, los profesionales de los bonos se fijan en los datos económicos publicados, la confianza/desconfianza entre los bancos que muestra el mercado interbancario, las operaciones OTC (fuera de mercado) de algunos bancos europeos para que los grandes bancos americanos les presten aunque sea a precios caros, el grandioso volumen de deuda del Tesoro americano que parece que estaría incumpliendo los plazos de entrega de los títulos, etc. 

En resumen, creo que el mercado de bonos es, cuando no hay elementos que lo distorsionan de forma importante, una mejor referencia de las expectativas económicas que la bolsa, donde entran en juego muchos más factores. Hoy, como ocurría en 2008, algunos mercados de bonos dan un mensaje diferente del de las bolsas. 

Por desgracia para todos, también el mercado de bonos sufre hoy un altísimo nivel de intervencionismo. Medidas como el Quantitative Easing de la Fed, las compras de bonos soberanos del BCE, las amenazas de intervención en el mercado de divisas del Banco Nacional de Suiza o del Banco de Japón, el aumento de impuestos a la inversión en deuda soberana por parte de Brasil o Korea del Sur, etc son intervenciones arbitrarias y contrarias a la economía de mercado, a la libertad individual. Son respuestas nacionales a las medidas intervencionistas y proteccionistas de otros países, "si tú no respetas las normas del mercado, yo tampoco". Una evidencia más de cómo está el patio.
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