Hace ya años que un profesor me enseñó una gran verdad de esas de adultos: las estadísticas, si las torturas adecuadamente, te dirán lo que quieras que digan. Hoy te comento algunas noticias recientes relacionadas con las estadísticas.
En el último trimestre ha habido una polémica sobre las estadísticas laborales en EEUU. El Congreso ha abierto una investigación al respecto. Hoy te cuento de qué va la película.
En noviembre de 2008, Obama, abanderado de la democracia y la solidaridad del planeta, ganó las elecciones. El 5 de febrero de 2009 anunció que el Director de la Oficina Nacional de Estadística (U.S. Census Bureau) trabajaría directamente con la Casa Blanca, algo que levantó las críticas de algunos republicanos por politizar un cargo público.
Entonces llegó otoño de 2012 y Obama aspiraba a revalidar su Presidencia en las elecciones de noviembre. Su popularidad no era la de cuatro años antes, ya sea por su gestión económica, por algunas promesas incumplidas, o por lo que quieras pensar. Por aquel entonces, algunos datos económicos publicados no cuadraban ni con calzador. Por ejemplo, se daban algunos datos de creación de empleo (factor importante en las votaciones electorales) que mostraban una mejora mientras que los ingresos en impuestos, seguridad social, etc que lógicamente deberían acompañar esa mejora, no aparecían por ningún lado. El veterano ex-consejero Delegado de General Electric Jack Welch opinó en twitter:
Se armó un gran revuelto en los medios financieros, que criticaban a Welch, de orientación republicana, por decir semejantes palabras contra Obama.
Hace pocos meses, el Congreso investigó el tema. El resultado: según parece, algunas de esas encuestas no se hicieron correctamente (algunos entrevistadores se inventaron los datos), pero... se da por hecho que fue un error puntual.
Yo supongo que Obama hubiera ganado las elecciones igualmente y tampoco digo que él interviniera expresamente en ese error, pero mecer en tu regazo al que publica los datos no es precisamente un acto de transparencia, uno de los mayores pilares de la democracia.
Como hoy voy de estadísticas y su utilidad (sobre todo para algunos), te cuento otra. La Fed justifica su programa de Quantitative Easing argumentando que ayuda a la economía (para mí sólo en el corto plazo) y que, de momento, no ha dado muestras de generar inflación alta (las burbujas no son un argumento disuasorio pues son bastardas por naturaleza: jamás las autoridades las han reconocido como suyas). Según la Fed, los datos muestran un inflación del 1-1,5%, algo estable y que no supone un riesgo dado que la Institución tiene un objetivo del 2%. Para mí es una verdad a medias, que suelen ser las peores mentiras. Si incluyeran los precios actuales de vivienda y los alquileres, unos estiman que sería del 2,5% y otros que superaría el 3%. Pero ya sabes, ojos que no ven... democracia que no siente. Y claro, sin el QE, ¿cuánto bonus crees que cobrarían los banqueros de Wall Street? ¿De dónde vendría el efecto riqueza de los más ricos, de esta moderada economía?
Sobre la importante subida de los precios de los terrenos agrícolas y ganaderos te hablé hace meses y, hasta algunos miembros de la Fed han hecho sonar las alarmas. Hace un par de semanas vimos el precio de la carne de ternera hacer máximos de todos los tiempos.
Puestos a hacer estadísticas, Al Jazeera America publicó hace pocas semanas que una cocinera en 1910 ganaba más de lo que ganan hoy algunos empleados del sector servicios como los de los restaurantes de comida rápida.
Sobre el sueño americano, Bloomberg publicaba que un 64% de los americanos creen que su sociedad ya no ofrece igualdad de oportunidades.
Si Mahoma no va a la montaña, pues la montaña va a Mahoma. Es lo que debieron pensar las autoridades de Shanghai. En los últimos meses se ha difundido en los medios el gran problema medioambiental de la ciudad asiática, donde la polución supera en mucho los niveles considerados nocivos para la salud y apenas permite la visibilidad. ¿Sabes cuál ha sido la solución de las autoridades? Pues lo mismo que hizo el gobierno japonés con Fukushima: subir el nivel de toxicidad permitido. ¿Te das cuenta de que el mundo está a punto de acabar con el cáncer, es decir, de prohibirlo en el diccionario?
¿Crees que exagero? Pues mira la siguiente noticia. En China se ha acentuado el "cash crunch" (crisis de liquidez) en los últimos meses. La película es la siguiente: al igual que Occidente, China ha cometido pecados de esos que son un dulce veneno económico que acelera el crecimiento en el corto plazo pero que supone una bomba de relojería después. Desde hace años, en China ha crecido de forma brutal y no oficial el shadow banking (préstamos no reconocidos oficialmente por la banca). Hace varios trimestres que China ha ralentizado su crecimiento. Entonces, como es habitual en los países emergentes cuando dan signos de ralentización, el dinero inversor ha empezado a salir de estas economías. Cuando se seca el flujo habitual de dinero es cuando éste se racionaliza y se hacen evidentes los excesos. En el caso de China, el crecimiento del crédito en los últimos años ha sido de tal magnitud que hace que el milagro de los panes y los peces parezca un juego de magia para niños.
Ahora, el mercado interbancario (el tipo de interés al que se prestan los bancos) sube de forma abrupta. Esto ocurre porque todos saben que todos estás de créditos morosos hasta las trancas (mucho más de lo reconocido oficialmente). El Banco Popular de China (el Banco Central) va inyectando liquidez (prestando) para intentar frenar el nerviosismo. Sin embargo, esto es lo que ocurre cuando el crédito crece sin control hasta varias veces el tamaño de tu economía. Para generar confianza de esa "oficial" ¿sabes lo que se les ha ocurrido a las autoridades? Han prohibido a los medios de comunicación utilizar la palabra "cash crunch" en sus noticias. No me cansaré de decirlo: el peor enemigo de la democracia y las libertades en la opacidad en las noticias, en los mercados financieros, en los préstamos bancarios, en las negociaciones entre lobbies y gobiernos, etc. Poner luz y taquígrafos evidencia el problema mucho antes de que éste se haya magnificado y que haya que "por el bien común" salvar a algunos privilegiados de sus lucrativos excesos con el dinero de todos.
Tampoco la popularidad de Obama es hoy amante de las estadísticas. Una encuesta reciente del Washington Post/ABC sugiere que su popularidad es la menor de un Presidente en 39 años.
Digamos que el Premio Nobel de la Paz tiene el dudoso honor junto a Nixon en 1973 de ser los únicos Presidentes que en su segundo mandato han tenido un nivel de aprobación inferior al 50%.
Termino con una estadística curiosa cuya forma de cálculo desconozco, por lo que hay que cogerla con pinzas, pero es curiosa. En ocasiones te he hablado de que la política de exceso de gasto sobre ingresos (déficit público) de Obama es un delito generacional. Gastar lo que no tienes emitiendo nueva deuda (que equivale a impuestos futuros a los contribuyentes) supone condenar a futuras generaciones a pagar por el excesivo nivel de vida de sus padres. El siguiente cálculo estima lo que netamente recibirán de las arcas públicas los ciudadanos que en 2013 cumplen 65 años y lo que deberán los que nazcan en un futuro próximo.
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