jueves, 27 de junio de 2013

LA BANCA CHINA

Durante más de una década, la economía de China viene creciendo a ritmos muy altos (cercanos al 8-11%). En este tiempo, el país ha atraído capital inversor por diversos motivos. En primer lugar, su mano de obra barata (ahora ya no lo es tanto) ha favorecido que las grandes multinacionales hayan abierto fábricas (deslocalización). En este sentido, China ha aportado deflación a la economía mundial (presión a la baja en costes de fabricación). Japón, por su gran relación comercial con China, ha sido uno de los más afectados por esta dinámica de costes.

Otro motivo por el que China ha centrado la atención económica mundial ha sido la expectativa de desarrollo económico de su población. El apoyo del dinero inversor extranjero ha favorecido el desarrollo económico de una población cercana a 1400 millones de habitantes, un gigantesco mercado potencial que ha llevado a las multinacionales a obviar algunos riesgos asociados como el de la inseguridad jurídica (en el trato oficial y en los derechos sobre la propiedad intelectual) o el riesgo moral (de tratar y colaborar con una dictadura).

La transformación socioeconómica de China ha tenido y tiene uno de sus pilares en la urbanización, que genera grandes migraciones del campo a las ciudades y hace necesario grandes inversiones en infraestructuras (vías de comunicación, telecomunicación, logística, energía, etc). El importante desarrollo inmobiliario lleva años acaparando titulares por el temor a que puedan haberse cometidos excesos propios de un burbuja.

En todo este proceso, la banca ha jugado un papel crucial al ser un sector bisagra de flujos de capitales entre sectores excedentarios y deficitarios de liquidez dentro de la economía. Otro sector también muy importante en todo este desarrollo ha sido el sector público, que ha realizado grandes inversiones.

¿Cuál es hoy el problema de China? El propio de una economía que recibe dinero inversor durante más de una década y cuya evolución natural (desarrollo, encarecimiento de costes, etc) hace que, en algún momento en el tiempo, esos flujos frenen o incluso se reviertan parcialmente. Ahí es donde hoy estamos. Cuando esto ocurre, dicha economía sufre un freno económico y todo se ralentiza. Sectores y empresas ralentizan su ritmo de crecimiento en ingresos y beneficios, los más ineficientes entran en pérdidas y el apalancamiento (endeudamiento) abultado se convierte en un riesgo mayor al haber menores beneficios que lo sostengan. Entonces, esa banca que se benefició durante años de esa aceleración del crecimiento, espoleado adicionalmente por una gran expansión del crédito, ahora sufre pérdidas, lo que castiga su cotización y aumenta la percepción de riesgo para los inversores en dichas instituciones.

Oficialmente, la banca China no está demasiado apalancada si la comparamos con la de los países desarrollados. Sin embargo, el problema está, tal y como se evidenció en la banca occidental en 2008, en que la banca mundial suele asumir bastante más riesgo del declarado en sus ratios oficiales.

Hoy, la banca china afronta tres problemas. Primero, la morosidad creciente entre sus clientes debido a la ralentización. Segundo, la banca off-balance. Esos préstamos y obligaciones fuera del cálculo oficial (agujeros legales que exprime toda la banca mundial) que en el caso de la economía china algunos economistas vienen estimando en 1 billón de dólares, un gran riesgo sin computar. Esa parte extraoficial del riesgo que asume la banca hace que en las épocas de bonanza y aceleración económica los beneficios sorprendan positivamente al alza frente a las estimaciones del mercado, ya que éste se basa en lo oficial. Después, en la etapas de desaceleración y/o crisis, salen pérdidas de no se sabe muy bien dónde.

El tercer problema de la banca viene por las Entidades Públicas Locales, que llevan años invirtiendo de forma arriesgada e incluso especulativa (especialmente en la construcción de inmuebles). El riesgo no sólo viene por el tipo de inversión sino también porque las han hecho a crédito y con garantía de los impuestos a recaudar en el futuro. Cuando llega el freno y muchas de esas inversiones se muestran desastrosas, los Gobiernos Locales tienen grandes pérdidas que el Gobierno Central (papá Estado) y la banca (el acreedor) deben asumir. En la forma artificial y manipuladora de dosificar el reconocimiento de esas pérdidas, los occidentales podemos enseñarles bastante.

http://www.zerohedge.com/sites/default/files/images/user3303/imageroot/2013/06/20130619_china6.jpg

Como resultado de todo esto, la banca china se debilita en los mercados bursátiles y de emisión de deuda. Además, el tipo interbancario se dispara, es decir, los bancos no se fían unos de otros (porque todos saben que hay mucha porquería oculta) y el tipo de interés exigido para financiarse entre ellos sube de forma abrupta. Acto seguido, el Banco Central (Popular Bank of China) tiene que salir a la palestra anunciando grandes inyecciones de liquidez (préstamos a la banca), a pesar de haber dicho días antes que no faltaba liquidez y que el problema era dónde habían invertido esa liquidez. El gráfico adjunto muestra la evolución reciente en el tipo de interés utilizado en la operativa financiera de "repos". 

Moraleja: las burbujas no son buenas compañeras de viaje, aunque resulten muy simpáticas durante algún tiempo, pues siempre acaban clavándote un cuchillo por la espalda y llevándose tu cartera.

Aunque China sea una importante apuesta de futuro dentro de la economía mundial, en el corto y medio plazo tiene una difícil labor, que consiste en reajustar los excesos y desequilibrios acumulados en su estructura socioeconómica durante la última década y media.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...