sábado, 18 de febrero de 2012

¿TAMBIEN EL LIBOR?

Llevo bastantes años trabajando en el sector financiero, y la imagen que me viene a la cabeza cuando pienso en la banca es la de una piscina de tiburones. El tamaño de las entidades facilita el carácter frío, irreflexivo, con pocas o ninguna atadura moral, ya sabes, "es la política del banco". Es su naturaleza, está en ese ADN corporativo. No importa cuántas veces les des de comer, les perdones la vida, o les rescates, a la primera oportunidad, te muerden. No es nada personal, no pueden evitarlo.

Para ese sector, los límites sólo los marca la ley. Los agujeros que detectan en el marco legislativo de cada momento son el filón a explotar, sin importar si van contra el espíritu de la norma, la racionalidad, la prudencia, o la moralidad. Por ejemplo, hasta el inicio de la crisis, la normativa del momento les permitió durante años asumir mucho más riesgo del que se desprendía de su contabilidad. Esta asunción de riesgos no declarados hizo que obtuvieran sistemáticamente muchos más beneficios de lo que los analistas, basándose en sus datos contables, estimaban.

Imagina que eres un repartidor y que te prometieran que desde hoy, tu coche es invisible a los radares y/o cualquier otra forma de control, y optaras por exceder brutalmente los límites permitidos. Tus jefes, beneficiándose de ello, no entenderían cómo llegas tan rápido a los sitios, pero no les importaría porque les haces ganar más dinero. Esa era la posición de la comunidad inversora ante las incongruencias de los resultados de la banca. Un día, el repartidor tuvo un grave accidente fruto de sus excesos, y apareció papá Estado y el tío Banco Central para pagar con dinero público la factura de esos excesos que generaron durante tiempo tantos beneficios al repartidor y a su empresa.

Para la banca, las personas, las empresas, los gobiernos y la legislación son como un cerdo del que se aprovecha todo, todo, todo. En ese sentido, estos día estamos conociendo otra supuesta bonita práctica del sector durante la época de bonanza.

Canadá, EEUU, Europa, Japón, y otros, están investigando desde hace meses una posible manipulación por parte de las entidades financieras sobre el LIBOR (London Interbank Offered Rate). El LIBOR sería dónde se determinaban los tipos de interés del mercado interbancario, que afectan a millones de hipotecas y otros activos relacionados con los tipos de interés. Se estima que afecta a unos activos mundiales por valor de $350T (recuerda que el PIB americano son $15T). Supuestamente, algunos traders y brokers de algunas de las principales entidades del mundo habrían intentado pactar los niveles de precios y tipos de interés que más les interesaban, una veces con éxito y otras no. Según WallStreetJournal, los traders utilizaban emails y mensajes para coordinar sus preferencias y para realizar ofertas artificiales de cotización en un sentido u otro. Según parece, algún trader implicado podría estar colaborando a cambio de inmunidad.

Un economista español escribía que las grandes quiebras son las que no se declaran. En vez de eso, se refinancian, disimulan, o inventan lo que sea, con dinero público. Yo diría que los grandes fraudes tampoco son los que normalmente se detectan y persiguen, porque habitualmente implican a los de arriba y/o sus cercanos. Fíjate que poco se habla de los presuntos casos de corrupción que se han relacionado con la financiación irregular de los partidos políticos.

En el caso del LIBOR, todo apunta a que afectaría a la crème-de-la-crème de las instituciones bancarias mundiales, a los mismos a los que permitieron cometer excesos crediticios e hipotecarios mirando a otro lado, a los mismos a los que luego salvaron con dinero público, a los mismos a los que ahora les prestan mucho y muy barato para que obtengan beneficios fáciles y rápidos que les hagan más solventes (hasta el ex-miembro de la FED Thomas Hoenig y contrario al Quantitative Easing lo insinuó públicamente). ¿Hemos de suponer ahora que, por variar, van a aplicar la ley a esta casta?

De momento, lo que últimamente ha anunciado Obama es un acuerdo con la banca por la práctica del "robo-signing", según la cual la banca habría embargado indebidamente por defectos formales miles de viviendas. Un acuerdo que huele muy mal, que tiene toda la pinta de ser otro regalo a la banca americana vestido políticamente como si fuera un castigo por sus malas prácticas. Cuando se confirmen todos los detalles, te lo contaré. Sinceramente, ojalá me equivoque.

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