domingo, 23 de diciembre de 2012

LA EUROMANÍA

Viendo la cotización del euro de los últimos meses frente al dólar, o el yen, o la libra, se diría que la moneda común ha resurgido de las cenizas. Las reacciones de los mercados, en ocasiones, resultan curiosas. En este caso, es la falta de relación entre la cotización del euro y la economía (tanto europea como mundial) lo que me llama la atención.

La mayor parte del movimiento se debe a las declaraciones de políticos (del estilo "Europa está más unida que ayer pero menos que mañana"), y de sus subordinados monetarios (cuando Draghi dijo "haré lo necesario para salvar el euro, y créeme, será suficiente"). Una vez más, en los mercados, las palabras y promesas orientadas a provocar movimientos, sustituyen a los hechos y proyecciones de la realidad.

Un ejemplo claro de lo que hablo es el caso de España. ¿Por qué los mercados pusieron en duda la solvencia española hace pocos trimestres? Porque ni su economía está bien (está en recesión), ni sus finanzas, ni su gobierno ha realizado apenas las reformas estructurales necesarias. Rajoy, todavía, no ha anunciado los fuertes ajustes necesarios en el sector público ni en las pensiones. Sin embargo, a pesar de que España hoy no es financieramente autosuficiente (necesita dinero europeo para salir adelante), ni realiza esas reformas urgentes (y quizás ni con eso sea suficiente, pero eso se verá en los próximos años), los mercados se han contentado con oír que Europa rescataría a España para relajarse, para bajar la prima de riesgo española, y hasta celebrarlo en el euro (como si esos niveles previos de la cotización de la moneda común reflejaran la más mínima posibilidad de ruptura de la eurozona). Como resultado, la mera "promesa" de un hipotético rescate para España lo ha hecho innecesario, de momento, aunque económicamente sigamos casi igual. Es otro más de esos "yo mismo con mi mecanismo" a que nos tienen acostumbrados los mercados siguiendo el dictado de las autoridades.

Otro elemento que ha apoyado la fortaleza del euro ha sido la debilidad del dólar buscada con el Quantitative Easing3 y, posteriormente, con el QE4. Tras cuatro años incrementando sin cesar los regalos monetarios ¿Todavía te crees eso de que las medidas monetarias no convencionales son "temporales", y que luego las revertirán (aceptando su nocivo efecto para el crecimiento en el corto plazo)? Bueno, es Navidad, tiempo de soñar.

Hace pocos días, S&P le subió el rating a Grecia 6 niveles argumentando el gran apoyado de Europa al país heleno. La pregunta obvia es: ¿no debería S&P otorgarle esa losa que desaparece de la mochila griega a la mochila europea? Claro, como todo eso de rescatar suena bonito, supongo que casi hasta gusta que el FMI pida ahora otra quita para ... and the winner is... "Chipre". Con toda seguridad, le encontrarán un nombre más apropiado que "quita", que suena a lo que es: impago. 

Chipre tiene un PIB de aproximadamente €18000M, y el cálculo del rescate ya son €17000M (inicialmente se habló de €10000M), casi un 100% sobre el PIB. Es el maravilloso juego occidental del "suma y sigue, pero sonríe como si todo estuviera bajo control, que hay que generar toneladas de confianza". De los €17B del rescate, €10B son para la banca. ¿Te sorprende? Seguro que ya te has dado cuenta de que lo hacen por el bien y la prosperidad de los ciudadanos chipriotas, y del mundo.

Mientras la cotización del euro te insinúa que Europa está resurgiendo cual ave Fénix, por dentro, en el mundo real, los augurios son otros. CIU sigue con su intención de buscar la consulta (y el apoyo) a su plan soberanista que le separaría de España, y al euro no le importa. Por su parte, Berlusconi insinúa lo que algún analista ya ha dicho: la remota posibilidad de que Italia debiera dejar el euro. Más al norte, Bélgica es el receptor natural de la emigración de los multimillonarios franceses que huyen de Hollande. En respuesta, Francia sube los impuestos a la cerveza (belga). Bélgica, contraataca gravando más el vino (francés).

En fin, la unidad europea que venden desde Bruselas empieza a parecer un cuento navideño. Quizás los británicos fueron de los pocos que, desde el principio, entendieron lo que era realmente esta torre de Babel europea: sólo un mercado común. Lo añadido después, quizás tenga algo de delirio de grandeza de "la Vieja Europa" (así nos llaman algunos americanos). La historia nos lo dirá.

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