A finales de agosto, como cada año, Bernanke habló en la conferencia económica conocida como Jackson's Hole. El mercado lo esperaba con la esperanza de que, como en los últimos años viene haciendo, anticipara que volverá a meter más dinero en los mercados (QE3 en este caso). La verdad es que Bernanke no dijo nada nuevo ni nada que no supiéramos, pues no tenía necesidad alguna. Comentó el crecimiento moderado de la economía, el frustrantemente alto nivel del paro, que todavía tienen herramientas (refiriéndose al QE), y que las utilizarán si es necesario. Aunque a nivel informativo llovía sobre mojado, nada nuevo, el mercado siguió con su tónica habitual de celebrar lo bueno, lo malo, y lo neutro, ya sea nuevo o reiterado. Se celebran la promesas, las insinuaciones, y hasta que salga el sol por Antequera... y como sale cada día, pues a repetir.
A Obama, en el plano económico, básicamente le importa que Bernanke y su política kamikaze le permita no tener que realizar la responsable y dura tarea que el destino le ha impuesto: ser el Presidente americano en la época en que toca purgar/deshacer los excesos cometidos por sus antecesores durante varias décadas. El interés de la banca es más sencillo y primario: que su Banco Central les siga haciendo ricos. Primero inflando burbujas, después salvándoles de los excesos cometidos mientras se inflaban esas burbujas, y ahora volviendo a inflar otra burbuja (esta vez puramente financiera), para beneficiarles. Por el contrario, Bernanke y su ego realmente creen que su deidad, junto con sus políticas, cambiará los ciclos económicos, evitará los ajustes de los excesos, dominará los mares, y hasta encontrará una cura definitiva contra el cáncer. Y todo gratis. A continuación te detallo algunas palabras de su discurso:
"Substantial further expansions of the balance sheet could reduce public confidence in the Fed's ability to exit smoothly from its accommodative policies at the appropriate time. Even if unjustified, such a reduction in confidence might increase the risk of a costly unanchoring of inflation expectations, leading in turn to financial and economic instability."
Resulta difícil creer que este señor todavía no se haya enterado de que a los operadores de los mercados que él manipula al alza, a los traders y algoritmos que especulan, les importa un bledo si sus políticas sirven para algo más que para subir hoy el precio de los activos que ellos están comprando. De hecho, les favorece que no haya estrategia de salida, de normalización, porque así habrá una permanente entrada de dinero público en sus activos. ¿Acaso tiene Bernanke alguna duda de que los mercados no están valorando el precio de los bonos, o las acciones, o las divisas, o las materias primas, sino que sólo se mueven por sus promesas (y las de Draghi) de que él les hará ricos comprando esos activos con dinero público? ¿Es que nadie le ha explicado que los Reyes Magos son los padres? La pregunta que seguramente nunca podremos responder es ¿dónde tiene Bernanke aparcada su nave espacial, porque en este planeta no debe llevar mucho tiempo?
La pareja Bernanke-Draghi son nuestros proclamados (por los que gobiernan, no por el pueblo) dictadores monetarios que, periódicamente, hablan a la plebe como si fueran Moisés por el desierto. La prensa no económica tiende a atribuirles un halo propio de los dioses o de sus allegados. Mucha gente tiende a pensar que ellos pueden solucionar a dedo los problemas económicos que nos asaltan desde hace casi cinco años, y no es así. La mayoría no sabe que son precisamente los Bancos Centrales quienes han contribuido de forma principal, necesaria y recurrente a crear esas burbujas especulativas cuyo reventón destruye tanta riqueza en la economía real y genera tanto dolor social (aunque previamente hayan generado riqueza al inflarlas). Desgraciadamente para todos, ellos no pueden sustituir ni a la economía, ni a la política fiscal, a pesar de llevar cuatro años intentándolo. En realidad, básicamente contribuyen a maquillar hoy un poco la foto a cambio de envenenar el futuro económico, que ya empieza a ser el presente.
Afortunadamente, no todos en los Bancos Centrales sufren de esa megalomanía crónica y algunos empiezan a despertar. A continuación te detallo las palabras recientes del Presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard:
"I am a little – maybe more than a little bit – worried about the future of central banking.
We've constantly felt that there would be light at the end of the
tunnel and there'd be an opportunity to normalize but it’s not really
happening so far."
"What I’m worried about is this creeping politicization."
"What I’m worried about is this creeping politicization."
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