domingo, 4 de enero de 2015

2015, UN AÑO HISTORICO

En nuestra sociedad, las noticias y los análisis venden menos que los buenos augurios y las sugerencias de lo bien que va a ir todo. No es que todo o mucho vaya a ir mal, es que aunque así fuera no querríamos saberlo ni pensarlo por adelantado. Tendencialmente, disfrazamos deseos de argumentos racionales.

Yo no creo en los augurios, ni buenos ni malos. Mi profesión no me permite vivir mirando la realidad apetecible sino que debo mirarla toda. Además, para poder controlar el riesgo de mis inversiones debo analizar la realidad poniendo un énfasis especial en aquellos riesgos que flotan cual iceberg en el mar, lo que no implica que necesariamente vayamos a chocar contra ellos pero sí sugiere prudencia y monitorización.

2015 empieza con una situación absolutamente extraordinaria. Hay algunas circunstancias que lo hacen especial:
  • Rusia-Ucrania. Hay que tirar de hemeroteca para recordar tanta tensión entre Rusia y Occidente.
  • Syriza en Grecia, Podemos en España, Le Pen en Francia, UKIP en Reino Unido, etc. Sean de izquierda o de derecha, los partidos con recetas extremas contra la crisis ganan adeptos día a día. Los comicios de 2015 pondrán a prueba al establishment de nuestro tiempo. El sistema bipartidista actual pierde apoyos electorales ante su incapacidad para entender y arreglar un crisis que no es coyuntural sino estructural. Además, la corrupción y el amiguismo hacia los lobbies que rodean al poder, sembrados durante décadas, empujan a los electores a escuchar cualquier propuesta diferente.
  • Los bancos centrales afrontan situaciones menos dulces que las vividas en los últimos años. La Fed encara 2015 con una economía estadounidense moderadamente fortalecida mientras, tras seis años de dispendio monetario, debe volver a la ortodoxia monetaria para no perder su credibilidad. El BCE se debate internamente entre comprar o no deuda soberana en un gran programa de QE.
  • La debacle del crudo: aunque conceptualmente favorece a la economía mundial por abaratar el coste de la energía, la violencia del ajuste inestabiliza las finanzas públicas de los países exportadores y todo ese sector empresarial y sus periféricos sufren rebajas en sus perspectivas y, en algunos casos, ven peligrar su viabilidad. La continuada caída desde hace dos años del resto de materias primas tienen un efecto similar.
  • Oriente Medio rebosa todavía más inestabilidad: el Estado Islámico, Israel, guerra en Siria, elecciones en el Norte de África... Se suma la debacle del precio de crudo, que daña el principal recurso económico de la zona.
  • El freno económico de China y otros emergentes tras más de un década de gran crecimiento sigue amenazando la recuperación económica global.
  • Muchos mercados financieros (bolsa, bonos de empresas, bonos soberanos, etc) acumulan años de ganancias y valoraciones que los sitúan bastante más allá de lo históricamente normal.
 En fin, toda una retahíla de factores a monitorizar que pueden hacer de 2015 un año de eventos extraordinarios.

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