martes, 15 de enero de 2013

EL (DES)ACUERDO DE BASILEA III

Hace pocos días, la prensa nos informó de que, a nivel internacional, se había llegado al acuerdo de posponer los requisitos de capital impuestos a la banca mundial, conocido como Basilea III. El plazo se extendía de 2015 a 2019. Quizás para ti fuera una noticia nueva, para mí era "an accident waiting to happen", algo cantado que sabía que pasaría desde hace años. Y es que la película oficial tiene poco que ver con la realidad.

La versión oficial es que llegaron a un acuerdo para quitar presión/urgencia a la banca por acumular los ratios de capital exigidos, lo que reduciría la velocidad actual de desapalancamiento del sector (reducción del balance) y así favorecería la concesión de créditos. Esta versión, dice cosas parcialmente ciertas, como la consecuencia descrita en la frase anterior, pero miente sobre las causas, y omite otros aspectos imoprtantes.

Ahí va lo ocurrido realmente, según mi opinión. Hace cinco años llegó la mayor crisis en más de siete décadas. Esta crisis era muy larga y profunda porque sacaba a la luz y obligaba a corregir excesos (públicos y privados) acumulados durante muchísimos años. Como es habitual, cada empresa, sector, ciudadano, institución, etc buscó la forma de protegerse de los nocivos efectos de la crisis. A nivel mundial, algunos sectores, como el financiero, disfrutan habitualmente de privilegios por su proximidad al poder, a los gobiernos, y utilizaron esta influencia para que les ayudaran a escapar del tsunami macreoconómico que se nos vino encima.

La forma de ayudar a la banca fue diversa: inyecciones de capital público (salvando parcialmente a accionistas y totalmente a bonistas y depositantes), giganstescos préstamos (mayoritariamente opacos a la opinión pública), avales, cambios contables para permitirles ocultar las pérdidas que salían a flote, mientras, también les seguían dejando mantener otras opacidades contables que ya disfrutaban (banca off-balance), etc. Para que todo ese amiguismo no lo pareciera y la población no se violentara ante semejante intervencionismo favorable a los que siempre han vendido las virtudes de la economía de mercado, los gobernantes dijeron dos cosas:
  1. La ayuda a la banca es una ayuda a ti, porque si no lo haces, se acaba el sistema financiero, el mundo, etc.
  2. Vamos a exigirles más capital a la banca mundial para que sea más solvente, y así justificamos mejor el rescate, damos un mensaje de confianza en el sistema, y de responsabilidad por parte de los gestores públicos (los políticos).
La primera afirmación nunca la sabremos. Es evidente que reconocer pérdidas y permitir caídas, es algo justo y necesario para la salud de cualquier sistema económico, pues si no hay o se impiden los mecanismos de ajuste, el sistema prolongará esos excesos que benefician a los que los hacen, hasta reventar totalmente. No cabe duda que, en el corto plazo hubiera habido más miedo a la verdadera situación del sector, con sus consecuencias económicas (como también las tiene para un enfermo enterarse de que tiene cáncer y no una pneumonía), pero tampoco tengo ninguna duda que, varios años después, estarían saneados, prestarían, y sí podríamos saber cómo está la banca, y hoy siguen maquillando a lo bestia sus riesgos, sus ayudas recurrentes, etc. En mi opinión, hubiera sido peor inicialmente, y mejor después, pero, sobre todo, hubiera sido más justo para la sociedad, más sano para el sistema, y peor para los banqueros (que hubieran pagado por sus errores como disfrutaron de sus aciertos).

En referencia al punto 2, ya dije en su día que el problema de la banca no era que las exigencias de capital fueran bajas sino que no las cumplían realmente, porque engañaban al sistema aprovechando agujeros legales. Los gobernantes, en vez de tapar esos agujeros legales, para dar más transparencia y confianza, cuando les contaron la ingente cantidad de mierda que había realmente oculta dentro del sistema financiero, los atemorizados legisladores prefirieron sacar pecho haciendo el papel de "salvadores mundiales y castigadores de esa banca tan avara" ante el pueblo, y les impusieron unas mayores exigencias de capital. ¡Eso fue una estupidez!, pues estaba claro que no ampliarían mucho el capital para cumplir, sino que harían lo inverso: reducir el tamaño de su balance, lo que conlleva dejar vencer créditos y no sustituirlos por otros. En cualquier caso, yo tenía muy claro que suavizarían esas exigencias a la banca antes de llegar a hacerse realidad, porque se trataba de ayudarles hoy de facto, exigirles públicamente para pasado mañana, y mañana, ya retrasaremos esa exigencia.

El nuevo acuerdo de Basilea es en realidad la prolongación del plazo que las autoridades mundiales se dan para acabar con un desacuerdo existente que no han sido capaces de solucionar en cuatro años. Como te comenté hace bastantes meses, las buenas intenciones en las negociaciones iniciales de Basilea III para hacer una banca mundial más segura se fueron diluyendo tras el rescate bancario. Una vez que una banca "humilde y sometida" obtuvo sus múltiples ayudas, ya no aceptaba cualquier condición de la sociedad que les había salvado mientras la mayoría de los miembros de ésta no habían tenido tanta suerte. Cada país defendió los intereses de su banca nacional y por ello no consiguieron entonces, ni hoy, ponerse de acuerdo en cómo medir ese concepto de capital y de los activos ponderados por riesgo. En consecuencia, hoy alargan ese plazo de implementación obligada a la banca mundial que prometieron cuando les salvaron con dinero público, y, en vez de reconocer su incapacidad para ponerse de acuerdo, lo visten de que lo hacen para que la banca tenga menos prisa en desapalancarse y así pueda prestar más. Entonces, ¿por qué impusieron ese plazo desde el principio, si era sabido que conllevaría la restricción al crédito?

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