viernes, 31 de agosto de 2012

LA DÉCADA PERDIDA DE LA CLASE MEDIA AMERICANA


Hace algunos días leí un informe del PewResearchCenter de EEUU. Dicho informe daba datos a partir de encuestas realizadas a casi 1300 personas. Aunque la muestra sea respetable, no permite concluir que sea representativo de la población americana. Sin embargo, la considero interesante como una muestra más, de las muchas que hay, para ayudarnos a conocer el entorno actual.

Entre los muchos datos que se desprenden del estudio, te destaco algunos interesantes (aunque no necesariamente sorprendentes). La clase media americana tiende más a identificarse con los demócratas que con los republicanos (algo ya conocido). El estudio catalogó como clase media a aquellos individuos en cuyo hogar hay unos ingresos conjuntos situados entre 2/3 y el doble de la mediana nacional (cálculo algo diferente de la media nacional). En ese sentido, un 52% de los clasificados como clase media consideraba que el demócrata Obama ayudaría a dicha clase social, frente a un 42% que consideraba que el republicano Romney también lo haría.

Además, el 60% consideró que vivía mejor que sus padres a su edad, aunque este porcentaje era del 67% hace cuatro años.

Rascando dentro de los diferentes estratos sociales, el 85% de los auto-clasificados dentro de la categoría “clase media” opinó que hoy era más difícil mantener su nivel de vida que hace una década. De hecho, no es extraño que sea así dada la evolución de los ingresos y la riqueza (patrimonio menos deudas) en los últimos años. El artículo se tituló “The Lost Decade” precisamente por eso. En la última década, la clase media ha visto caer sus ingresos medios en un 5%, y su riqueza un 28% (de $129.582 a $93.150). Por su parte, la clase alta mantiene aproximadamente el mismo patrimonio que hace diez años ($574.788), y la clase más baja habría perdido un 45% (de $18421 a $10.151).

Aunque la Gran Recesión terminó oficialmente hace tres años, un 62% dijo haber recortado sus gastos en año pasado por las dificultades económicas. En 2008, fue el 53%.

En muchas ocasiones te he hablado de que la crudeza y longevidad de esta crisis ha generado un movimiento de desapalancamiento (desendeudamiento) global que afecta a todo el sistema monetario. Todos intentan reducir sus deudas hasta niveles sostenibles, pagables, fiables. Esto se conoce como “recesión de balances”, porque muchas familias y empresas no intentan crecer, ahorrar, invertir, sino que dedican su renta disponible generada a reducir sus deudas, e incluso desinvierten sus activos a precios de crisis (los malvenden, en muchos casos), para poder reducir su apalancamiento.

Te he hablado mucho de esa útil pero peligrosa herramienta que es el crédito. El crédito tiene una característica que le hace muy diferente de activos como la bolsa, los bonos, o los inmuebles, y muy peligroso: que su valor es muy seguro y estable en el calendario, suele cambiar gradualmente en el tiempo, no de golpe.

Cuando alguien mide su patrimonio suma sus bienes y le resta sus deudas. Sin embargo, las diferentes características de los activos invertidos con los pasivos (deudas) hacen que, un año después, puedas encontrarte con grandes cambios en tu nivel de riqueza debido principalmente a la fluctuación del valor de tus bienes. Aunque esto parece algo claro, evidente, no lo es tanto en el día a día, y la sociedad tiende a menospreciar las consecuencias de equivocarse.

Cuando hay una bonanza económica prolongada (sana o estimulada con burbujas inflándose), la gente ve subir su sueldo, su capacidad de ahorrar y consumir, el valor de sus inversiones, etc. Entonces, se sienten confiados para endeudarse para comprarse una casa, para consumir más, para invertir esperando ganar más de lo que les cuesta el crédito, etc. En ese momento, falla la prudencia de pensar que, si la bonanza termina o afloja con fuerza, ese sueldo, esa inversión, y esa capacidad de ahorro pueden reducirse drásticamente durante algún tiempo, incluso varios años. Sin embargo, y aquí radica el problema, la naturaleza de las deudas hacen que éstas permanezcan inalteradas en el corto plazo, poniendo en riesgo la percepción de solvencia.

Los datos del informe comentado ponen de manifiesto cómo las crisis abren más brecha en las diferencias del nivel de vida de las diferentes clases sociales (aunque no necesariamente sea mayor la diferencia en la cantidad de dinero).

Termino con una reflexión. Cuando yo critico que Obama se atribuya el papel de Robin Hood de los pobres (o de la clase media) no es que yo no reconozca algunas medidas "sociales" como intentar extender la cobertura sanitaria a más ciudadanos, es que presume de la de cal y esconde la de arena. Es decir, mientras Obama presume de que llena la bañera del bienestar social, algo que desgraciadamente es imposible en esta época de crisis, tal y como muestra el estudio anteriormente comentado, por detrás manda a Bernanke a quitar el tapón. Quitar el tapón es aplicar políticas monetarias extremadamente agresivas, peligrosas, e irresponsables, para no tener él que aplicar una política fiscal responsable, cuadrando ingresos fiscales con gasto público. También creo que, para Obama, el hecho de que las medidas de la Fed que le permiten seguir gastando irresponsablemente beneficien sistemática y mayoritariamente a la banca y a los más ricos es más bien circunstancial, pero no deja de ser tremendamente injusto para una sociedad a la que el destino hace pagar por sus excesos y parte de los de otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...