viernes, 24 de febrero de 2012

COMEDIA GRIEGA = TRAGEDIA EUROPEA

A falta de algunas firmas, y salvo causa mayor, tal y como comentamos en And the winner is ... Grecia, podemos confirmar que Grecia ha sido el más listo de la clase, el peor alumno, pero el que mejor a sabido aprovechar las debilidades y defectos de sus socios. Como dice el refrán: "quien golpea primero, golpea dos veces". Grecia ha golpeado varias, y varias, y varias veces. Tantas, que ni el conejito de Duracell. El país heleno ha sabido tensar la cuerda sin romperla. Amenazó con el botón nuclear, lo que le permitió doblegar a todos los gallitos del corral y obtener más de lo que jamás se habría imaginado. Supongo que Grecia no soñaba con que pudiera generar tanto pánico a los burócratas europeos, que ya se veían perdiendo sus asientos. 

¿Te imaginas que al inicio de su crisis, Grecia le hubiera exigido a Europa todo lo que ha conseguido hasta hoy?: Quiero que me prestéis muchos miles de millones de euros a un tipo arbitrariamente bajísimo (a años luz del tipo exigido por los profesionales que se dedican a prestar dinero midiendo los riesgos), después haré una quita del 70% (como Argentina, pero aquí todos sonríen como si fuera algo bueno), además, no cumpliré con ninguna de vuestras exigencias, revisión tras revisión (no cumplió durante la década del euro, ¿por qué iba a hacerlo ahora que tiene más poder?). 

En aquel momento, los gobernantes no se hubieran atrevido a venderle semejante barbaridad a sus votantes. Sin embargo, aquellos saben que las tragaderas de la población (y de los mercados) son como la mandíbula de una pitón, se desencaja a conveniencia. La zanahoria para vender mediáticamente semejante tomadura de pelo sin que les lapiden es repetir "ahora sí solucionamos el problema de la deuda soberana europea", aprovechándose de la naturaleza humana y de nuestra eterna necesidad de creer a cualquier vendedor de humo que nos prometa un mundo mejor (el cómo lo hará, ni lo preguntamos). Por supuesto, se da por hecho que la falta de competitividad que nos ha llevado hasta este punto se verá sobradamente resuelta con las reformas propuestas, lleguen a aplicarse o no. Si la zanahoria era la pueril esperanza de salir de la crisis por arte de magia, el palo era: "si no lo hacemos, se acabó el euro y la humanidad". Por cierto, aprovecho para comentarte que, según explicaba un artículo que he leído recientemente, en el mundo ha habido al menos 69 rupturas monetarias en los últimos 100 años. ¿A ver si va a resultar que nos es el fin del mundo y simplemente estamos salvando a algunos de sus errores, a costa de todos?

Quedan en el camino los innumerables rescates griegos, la quita del 20% inicial, del 50% después, y del 70% final, que tampoco llaman quita. ¿Crees que el camino andado es como para celebrarlo, griegos a parte? No nos olvidemos de cómo, durante esta travesía por el desierto, los gobiernos han presionado a las agencias de rating para que no dijeran lo que todos sabíamos sobre la solvencia soberana (al más puro estilo de Coppola), han mentido públicamente, se han contradecido día tras día, han reculado en sus tan meditadas y profundas medidas anunciadas, han conseguido que el ISDA no lo califique como "credit event" (ríete del "aceptamos pulpo como animal de compañía"). Han enviado a su Banco Central a hacer de trilero manipulando los mercados financieros y quebrantando sus principios. 

¡Qué rápido calaron los griegos a la superburocracia europea! A esa élite temerosa de quedarse sin Eurocámara, eurosueldos, eurodietas y euroglamour. Imagina el gigantesco ego de Merkozy pisoteado en los libros de historia al nombrarles corresponsables de la ruptura del proyecto más social de la galaxia. Y sus carreras políticas, que también serían historia. En el mundo real, lejos del planeta de estos animales políticos, es muy diferente 3 que 300, porque sus consecuencias son radicalmente diferentes. Pero en su mundo mediático y financiero, cuanto más se presta o se avala, cuanto más dinero se crea, se regala o se subvenciona, mejor suena. ¿A nadie se le plantea que luego hay que devolverlo? ¿Ni si es justo darle a algunos el dinero que luego hemos de pagar entre todos? Personalmente, creo que hay que ser casi tan ignorante como sin vergüenza para repetir durante meses que Grecia era solvente y luego bendecir, como si fuera algo bueno, una SUPERQUITA del 70%. Alguien debería preguntarle a esos burócratas aneuronados tan eufóricos qué es lo que celebran. Si esperas dimisiones políticas por tan maravillosa victoria contra las adversidades, espera sentado.

Afortunadamente para Grecia, un país europeo que está en quiebra tras no cumplir durante una década con sus exigencias de solvencia y diligencia (las de Maastricht) disfruta de unas consecuencias muy positivas. Claro, como eran tantos los que no cumplieron lo firmado (Vamos a contar mentiras, tra-lará), quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Si tuviera que hacer una quiniela, apostaría por que Portugal será quien intente conseguir la medalla de plata europea, aunque dado como están el resto de países periféricos, quizás alguno le adelante en el sprint final. La reflexión más silenciada y evidente en la Europa del Sur es: ¿por qué yo no? ¿por qué voy a imponer gran austeridad social, impuestos casi del comunismo, e hipotecar el futuro de mis hijos (para pagar mis pensiones y las deudas de mi generación), cuando puedo hacerlo más fácil ... tal y como lo hace Grecia?... ¡Y todos le ríen la gracia!

Si crees que la fábula oficial europea sobre Grecia se acaba aquí, creo que te vas a llevar una sorpresa. De los aproximadamente €350.000M de deuda viva griega, el acuerdo con el consorcio financiero abarca unos €200.000M, pero hay unos €50.000M en manos de particulares y hedge funds (tal y como te comenté en Europa, ¿dónde estamos realmente?), que probablemente demandarán a Grecia, quizás en Reino Unido, por incumplir sus compromisos de pago, tal y como ocurrió con Argentina (que lleva una década fuera de los mercados). Si yo fuera uno de ellos, probablemente demandaría también a la Unión Europea como responsable solidario de esa insolvencia, por haber sido negligente y colaborador necesario al permitir durante una década el impune incumplimiento sistemático del tratado de Maastricht. La legislación europea nos obliga a todos los ciudadanos, pero los gobiernos se la han saltado con la venia de sus compañeros internacionales de logia. 

Ahora, como vienen repitiendo oficialmente desde hace muchos trimestres, lo peor de la crisis soberana ya ha pasado ... hasta dentro de unos días, supongo. Afortunadamente, mientras tengamos eurofotos sonrientes y la máquina de hacer billetes, la ley de la gravedad y otras, son para el resto, es decir, para ti y para mí. Ellos, a seguir haciendo trampas en su Monopoly particular. Aunque quizás a nadie le importe (a los mercados sólo un poquito), ayer la UE oficial y siempre optimista, valga la redundancia, rebajó su previsión de crecimiento para 2012 de +0,5% a - 0,3% (te ahorro el rejón por países). Pero tranquilo, que no todo son bajadas, la previsión de inflación la subió de +1,7% a +2,1% (¡gracias Bernanke, Trichet, y Draghi, por vuestras políticas tan sociales!). Supongo que el problema soy yo, que no sé ver el lado positivo de la situación.


Termino con una reflexión: como he dicho en algunas ocasiones, la posible salida de Grecia del euro difícilmente la forzarán los políticos europeos, serán los políticos griegos. Para que la forzaran los políticos europeos, éstos necesitarían creer que el sentimiento popular en contra de Grecia es tan generalizado que perderían más votos dándole más dinero que forzando su salida, a sabiendas de que ellos aparecerían como responsables de ese fracaso, y de haberle regalado dinero a Grecia y a la banca europea que inicialmente tenía los bonos helenos. Eso parece algo casi imposible. Sin embargo, veo más factible que los políticos helenos decidan, en algún momento, que ya no les compensa seguir en el euro. Esto ocurrirá cuando crean que la pérdida de votos por el malestar social es mayor que los que conseguirán por obtener algo más de dinero de sus socios. Como es habitual, las decisiones políticas son el resultados de una balanza de intereses electorales. La realidad económica y social sobre la viabilidad del euro sólo es la losa que irá decantando gradualmente dicha balanza.

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