Parecía la cenicienta del grupo. Cuando muchos la daban por muerta, Grecia ha hecho gala de su sabiduría ancestral y se ha proclamado campeona de Europa. El país heleno ha sabido combinar la estrategia del miedo, “si no me prestáis, rompo el euro”, con divagaciones sobre recortes más teorizados que practicados. Todo ello sin descapitalizar su patrimonio nacional (privatizaciones), sin poner en práctica las reformas estructurales (en 2011 ha gastado más que en 2010), consiguiendo mucho dinero barato, una quita de aupa (€100B, de momento), y seguir en el euro, etc. Imagino que otros países con problemas tomamos nota.
Grecia ha sabido aprovechar la incapacidad y falta de criterio de los dirigentes europeos. Ha sabido ver que el miedo de Sarko y Angela los convertía más en víctima que en verdugo. Éstos tenían miedo a salir en los libros de historia como los líderes de la ruptura del euro y a perder imagen y votos en su casa. Para evitarlo, han negado la crisis soberana durante tiempo, así como la insolvencia griega o la falta de capital de los bancos europeos. El tándem también ha endeudado a toda la zona euro, ha incumplido el acuerdo de Maastricht y ha permitido a otros incumplirlo por muchos años, ha dicho una cosa y la contraria en pocos días, ha ladrado mucho contra los periféricos y mordido poco, en la práctica, muy poco. Ha preferido buenas fotos de grupo y frases sensacionalistas a medidas buenas para la economía y justas para la sociedad, ha sucumbido a la estrategia del miedo y al poder de la banca, y ha utilizado esa misma estrategia para justificar mediáticamente sus improvisadas medidas.
Por si fuera poco, Grecia ha conseguido que el BCE renegara de su fe ideológica, que contradijera los principios de la economía de mercado, que perdiera su independencia, que utilizara la política monetaria para implementar política fiscal, algo macroeconómicamente peligroso, improcedente, y propio de las repúblicas bananeras. Todo ello, comprando deuda soberana y manipulando los mercados.
En mi opinión, si algo está marcando el camino de la crisis europea, es el miedo. Miedo a estar fuera del euro, o a dejar a otros fuera y estar dentro de un euro cuestionado, a quedar como unos perdedores globales si se rompe este invento monetario, a anunciar recortes sociales inevitables, a cumplir las promesas públicas de exigencia y autoexigencia, a asumir el coste de nuestras decisiones, a que otro dirigente prometa bonitas irrealidades y la manada le vote a él en vez de a mí. Bravo por Grecia, el listo de la clase.
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