jueves, 4 de abril de 2013

QUANTITATIVE ILLUSION

En diversas ocasiones te he explicado cómo las autoridades monetarias intentan mejorar esta crisis inventándose el efecto riqueza y la sensación de normalidad y seguridad con el objetivo de provocar que actúes como si todo fuera económicamente bien. Esa ilusión programada desde las altas esferas espera que no reduzcas tu consumo, ni tu compra de acciones, ni que dejes de comprar bonos del Estado por miedo a su insolvencia, ni que canceles o dejes de renovar tus depósitos, etc. Todo ello, aunque tu cuenta corriente esté vacía y el banco no quiera concederte un crédito. Si todos nos creemos que podemos volar, ¿quién osará negarlo? ¿La realidad gravitaria? Vale, pero para eso está el dinero público e ilimitado. Con él podemos engañarnos durante mucho tiempo. ¿El coste de esta fábula? Mejor no hablar de ello, que es de pesimistas.

La cuestión es: ¿realmente nos hemos quedado maravillados con el truco de estos aprendices de Houdini?

En el plano económico es evidente que no. Para argumentar sobre Europa no necesito ni una línea, me basta con decir una expresión: "rescate PIIGS, Chipre, quitas y déficits soberanos, etc." EEUU requiere algo más. EEUU vive la recuperación más débil desde la Segunda Guerra Mundial y el conveniente argumento de que sin todo este exceso monetario y manipulación financiera estaríamos HOY mucho peor empieza a sembrar dudas entre los propios adictos al easy money. ¿Por qué? Porque justificarlo todo en base a que te ahorraste más dolor en el corto plazo pero a costa de envenenar -arriesgar, para los más ingenuos- el largo, deja de tener sentido un lustro después. El corto plazo ya pasó, el largo ya ha llegado y nos encuentra sin haber realizado esos ajustes y reformas que nos devuelvan la confianza en un sistema socioeconómico sostenible. Como ya sabrás, yo soy de los que prefiere sembrar hoy, sabiendo que eso no es divertido, pero con la esperanza argumentada de recoger el fruto mañana, a patearme hoy todo lo que tengo y puedo, que gracias al crédito puedo más de lo que tengo, porque la vida son dos días y me queda uno.

En el plano financiero, ¿crees que han tenido éxito los Bancos Centrales en su autoproclamado papel de flautistas de Hamelin? Yo creo que sí. Han conseguido inflar los activos más allá de lo que hubiera ocurrido con el libre criterio y la liquidez real disponible de los mercados. Las dos evidencias de este argumento son: primera, los mercados han reaccionado recurrentemente al alza en el último lustro a los anuncios y/o insinuaciones oficiales de más inyecciones monetarias. Segunda, los Bancos Centrales han metido billones de dólares contantes y sonantes en los mercados.

Otra cuestión con sobre esta campaña de ciencia ficción de los Bancos Centrales para "orientar" a la plebe, que podríamos denominar Operación Merlín el Mago, sería ¿cuánto han conseguido alejar las cotizaciones de la realidad?

A menudo te he descrito diversos frentes de esas realidad especulativa: la burbuja en torno al oro y a algunos bonos soberanos, los carísimos precios de los bonos corporativos (de empresa), los absurdos niveles de algunas divisas, las subidas de precios de los alimentos, de los terrenos agrícolas en EEUU, de inmuebles, etc. También te he hablado reiteradamente de los efectos devastadores que podemos estar sembrando al alejar las cotizaciones de cualquier zona/rango próximo a la realidad, alias burbuja.

Hoy quiero regalarte gráficamente una de las muchas muestras que diariamente observo del éxito de los Bancos Centrales en su deseo de que los mercados reflejen su voluntad y no su libre percepción de la realidad. En este caso, comparamos la evolución de varios indicadores macroeconómicos en EEUU, Europa y Japón, frente a sus índices bursátiles.


 Ahora es cuando yo te pido un fuerte aplauso para nuestros dictadores monetarios, que han sabido combinar la manipulación mediática mediante promesas de rentabilidad a los especuladores con la compra de activos financieros pagados con cheques a tu nombre y el de tus hijos.

domingo, 31 de marzo de 2013

CARTA A MI AMIGO BEN (BERNANKE)

Dudo mucho que Ben Bernanke y yo pudiéramos llegar a ser grandes amigos porque considero que su política monetaria (y la de sus homólogos) es dañina para la economía y también para la democracia mundial. Además, opino que la Institución que él representa, con las potestades que se autoatribuye (hacer política fiscal con sus herramientas monetarias) y su modus operandi por encima del bien y del mal, es impropia de un Estado de Derecho. Excepcionalmente, hoy voy a vivir fuera de la realidad, como hacen los mercados diariamente gracias al "easy money" de los Bancos Centrales, y haré como si Ben fuera amigo mío y yo le escribiera una carta. 

Apreciado Ben, 
Recuerdo cuando llegaste a ese "trono del mundo" cargado de ilusión. Entonces dogmatizabas sobre las políticas monetarias desde la virginidad del que nunca ha trabajado en la empresa privada, sólo en la docencia. Los libros eran tu experiencia. En mi opinión, eso es algo bueno como punto de partido pero quizás un handicap para tratar con los banqueros, los inversores y los gobernantes del planeta. Como te ha tocado vivir la peor crisis desde la Gran Depresión empezaste por hacer lo típico de los bancos centrales: bajar los tipos de interés hasta el suelo, prácticamente hasta donde ya no pueden seguir bajando. Tú hiciste tu trabajo, una política monetaria tan expansiva como es posible, pero no fue suficiente para salir del hoyo que nuestra sociedad occidental lleva cavando desde hace décadas. Son los gobiernos los que con sus anárquicas e irreales finanzas públicas han convertido una crisis coyuntural en una debacle que, en mi opinión, cambiará nuestra forma de vida. Sus Bancos Centrales han colaborado en tal irresponsabilidad bajando cada vez más los tipos para contener las crisis que periódicamente afloraban fruto de dichos excesos. Esta vez no ha sido diferente: al igual que tu predecesor y tus homólogos, tú cruzaste la línea de la sensatez y la responsabilidad presionado por unos jefes que os utilizan como a marionetas para no tener que hacer ellos su trabajo, que es gobernar responsablemente. Como Adán con la serpiente, mordiste el anzuelo de la herejía monetaria en un osado intento de ser algo más que un hombre, de convertirte en un Dios. Con esta soberbia, decidiste atribuirte los poderes de una deidad y quitar a los hombres su libertad económica más preciada y la que, como ha demostrado la historia, mejor garantiza su nivel vida: el libre mercado. Este disfrutaba de una libertad limitada por del Estado de Derecho, pero era libre.

Para mí, fue entonces cuando dejaste de actuar como un respetable servidor público y empezaste a comportarte como un trilero en los mercados financieros al servicio de los intereses particulares de los lobbies y de tu jefe. Desde entonces te comportas como una "divinidad" manipuladora de los hombres que implementa medidas que principalmente enriquecen a los más ricos y colateralmente empobrecen a los más pobres, tal y como detalla el informe de la Fed de Dallas o el del Banco de Inglaterra sobre el Quantitative Easing. 

Creaste dinero público que utilizaste para comprar la deuda de tu propio gobierno, una aberración monetaria realizada para que tu jefe, Obama, siguiera gobernando sus cuentas de forma irresponsable y populista, desde el irrealismo y la insostenibilidad. Como legalmente no puedes comprar tu propia deuda, cuando él la emite, envías a tus secuaces, los bancos privados (primary dealers), para hacer el trabajo sucio de ir a la subasta y luego vendértela a ti (regalándoles así las habichuelas por intermediar). En 2011, más del 60% de la nueva deuda que emitía el gobierno de Obama se la comprabas tú. En 2012 ya ha sido cerca del 75%. Claro, en el mundo real, los inversores libres no quieren la deuda de alguien tan endeudado y cuyos planes prometen estarlo muchísimo más a cambio de una rentabilidad ridículamente baja, propia de una burbuja financiera; la primera que has creado tú solito. El desfase presupuestario de tu jefe es tan gigantesco que resulta ridículo verle discutir por recortes tan pequeños sobre el total. Te adjunto el gráfico del "gran recorte" de gasto por el que tu jefe no es capaz de llegar a un acuerdo con sus contrincantes políticos. Este gráfico es otra evidencia de cuan optimista hay que ser para creerte que Occidente puede ajustar a la baja su tamaño público hasta uno sostenible.
 
Además, contrastaste con los traders del mercado (operadores a corto plazo) cuántos Treasuries (bonos del Estado) debías comprar para mover su precio, es decir, estudiaste metódicamente cómo manipular al alza ("reflacionar" en la jerga oficial) diversos mercados con dinero público y con mensajes mediáticos desde tu púlpito. Yo también quiero que suba el precio de los activos, pero de forma sana para la economía, o sea, fruto de la mejora en las perspectivas económicas y la liquidez en los mercados financieros y no por la mera voluntad de un dictador desde su despacho oficial. El hábito no hace al monje, aunque los mercados te rían temporalmente las gracias mientras les enriquezcas con dinero público. La historia nos ha enseñado repetidas veces que eso no acaba bien. Sí Ben, sí, te quieren por tu dinero, no por tus políticas. 

Inicialmente, tú les sobornaste. Con dinero público creaste este monstruo especulativo que utiliza el dinero casi gratis que le prestas para invertirlo en los mercados cada vez que tú u otro "proveedor" monetario anunciáis que vais a meter más dinero en algún activo. Después, el monstruo se ha hecho grande y ahora es él quien manda, quien te chantajea: "o sigues metiendo dinero para seguir enriqueciéndome, o vendo mis inversiones y derribo este castillo de naipes monetario. Ben, la mayor evidencia de lo que te digo es que empezaste con varios programas monetarios limitados en tiempo y magnitud y ahora no puedes ni ponerle límite oficial a tu barra libre, pues cada vez que se ha visto un final próximo, el monstruo ha montado en cólera cual adicto en pleno síndrome de abstinencia y has tenido que plegarte ante él y darle más dinero. Ben, ahora eres tú el rehén de tu propia manipulación, algo que pagaremos todos.

Actualmente, alimentas a tu monstruo especulativo metiendo de media $116 millones por hora, ó $2784 millones al día. ¡Qué éxito tu recuperación! La tasa de paro ha bajado del 10% al 7,7% pero, como la propia Oficina Nacional de Estadística ha reconocido, está positivamente influenciada por los parados que no encontraban trabajo y se han ido a estudiar. 

Como estudiar es tan caro, los alumnos lo hacen pidiendo créditos, el 90% de los cuales los avala el gobierno Federal. Vigila porque este otro monstruo de 1 billón de dólares puede ser la siguiente mina que explote en las cuentas de Obama dado que, a febrero de 2013, un 17% de los casi 40 millones de alumnos con créditos acumulaba más de 90 días de retraso en el pago.

Tú ya sabes que las crisis aumentan la brecha social, pero tus políticas la amplifican. Se crea poco empleo y además con sueldos bajos. Como tú manipulas al alza los costes de la energía (crudo y gas) y de las materias primas, lo contrario al movimiento natural en plena crisis, las empresas defienden sus márgenes despidiendo y/o pagando menos a sus empleados, ya que hay donde elegir, ya que existe un exceso de capacidad. A las familias, les añades otro lastre a la renta disponible ya debilitada por la caída de los ingresos: las subidas que provocas en los alimentos y la energía (gasolina y electricidad). Hasta tus compañeras de la Fed Sarah Bloom, Elizabeth Duke y Janet Yellen muestran su preocupación por esta desigualdad social, que imposibilita un crecimiento económico sostenible y eficiente. Ben, no nos engañemos, esta consecuencia era previsible: si ya sabías que el 80% menos rico sólo posee del orden del 5% de esos activos que manipulas al alza con dinero público, no podía ser de otra forma. Estás gobernando para enriquecer a ese 20% que posee casi todos los activos financieros. Por el contrario, si hubieras dejado caer los precios para que reflejaran de forma natural y sana la debilidad de la demanda, el poder adquisitivo de los menos pudientes hubiera subido. Pero claro, a ti te da miedo la deflación. 

La deflación (caída de los precios) os da miedo a muchos economistas porque creéis que es el origen de los males de Japón. Otros creemos que es el reflejo de los problemas, no la causa en sí misma, aunque llevada al extremo provoque daños a la economía, como ocurre con casi todo lo que nos rodea (beber vino, beber agua, hacer deporte, trabajar, etc). Teméis entrar en una espiral deflacionista en la que nadie compre (consuma) nada porque piense que dentro de unos meses todo estará más barato. Sobre eso yo opino dos cosas. Primera, es malo que la gente posponga las compras por esa perspectiva de caída de precios pero lo es también que las adelante por la razón inversa, porque tú crees perspectivas de inflación (de subidas de precios). Segundo, temer tanto a la deflación es no creer en la más mínima elasticidad al precio de la oferta y la demanda. En cristiano, es creer que si hoy los Ferraris costaran €50.000 no se comprarían más, que si la energía costara menos, los consumidores no utilizarían ese dinero adicional para comprar más zapatos o ropa o viajar o desendeudarse aunque los precios de todo eso hubiera bajado. Es creerte que se venderán los mismos helados o cervezas o entradas de cine a $3 que a $30. Es lo contrario a cualquier evidencia económica, pues esta muestra que la cantidad demanda de cualquier bien o servicio se ve afectado por su precio en alguna medida. Para ti, no.

Ben, también has utilizado más 1 billón de dólares de dinero público para comprarle a la banca, con precios muy superiores a los que se venían contratando entonces, paquetes de hipotecas en los que ésta se había quedado pillado. A la banca le has prestado lo que no está escrito casi sin coste. Dudo mucho que ésta pueda volver a vivir sin ti y tu maná gratuito, pues tener que refinanciar ese endeudamiento a precios remotamente normales les volvería a hacer parecer tan insolventes como antes de los rescates. Las acciones cotizadas, que algunos dicen que están baratas, están siendo contempladas bajo el prisma insosteniblemente positivo de que tu jefe y todos los de Occidente sigan gastando muchísimo más de lo que ingresan (ayudando a sus ventas) y de que tú y tus homólogos nunca normalicéis los tipos (casi regalándoles la financiación), algo contrario a vuestros propios argumentos, según los cuales estas medidas que hacen tan atractiva la renta variable son sólo temporales.

Tú juegas a que el hábito hace al monje, a que si todos creemos en un espejismo, como la economía depende mucho de nuestra forma de actuar y ésta de nuestras perspectivas, podemos acabar haciendo realidad ese espejismo. Por eso destrozas el activo sin riesgo (bonos del Estado) en la obsesión de que los inversores y empresas asuman más riesgos, simulando lo que ocurre DE FORMA NATURAL cuando hay bonanza económica. Sin embargo, si nunca podéis ni pensáis revertir esas medidas temporales porque sería “game over” para tu espejismo en fase de materialización, éstas ya no serán temporales y tu espejismo habrá fracasado en el intento de hacerse realidad. Para que ese espejismo sea real debe haber una bonanza económica dentro de un entorno económico con características propias de esa coyuntura, y no de la ley marcial financiera actual. Los Bancos Centrales lleváis cuatro años prometiendo normalizar la situación en cuanto vuestro espejismo esté preparado, pero nunca llega ese momento, sólo el de seguir prometiendo por mucho mas tiempo ese entorno de anormalidad financiera. No es que nos falte paciencia ni fe sino que muchos pensamos, desde el principio, que basar el futuro real en una irrealidad temporal que ya nos temíamos sería de largo plazo, es una bomba de relojería. Creo que vuestras medidas han cavado un hoyo tan profundo que os resulta imposible sacarnos de ahí. Habéis creado una burbuja en torno a la deuda soberana y también en la corporativa (la rentabilidad de los bonos a un paso de impagar ha bajado hasta niveles récord nunca vistos).

Creo que los teóricos (y especialmente los que no habéis trabajado en una empresa “de la calle”) tenéis un problema: analizáis el mundo desde vuestra muestra y, a partir de ella, hacéis vuestro modelo con el que intentáis explicar el Universo. Pero, ¿qué pasa si el Universo es mucho más grande y complicado que vuestra muestra? ¿Qué pasará si resulta que estás aplicando un modelo muy incompleto (y mucho más limitado que la economía de mercado? Ben, ¿qué ocurriría con tu espejismo si aconteciera algún hecho negativo relevante (que alterara las pautas de consumo y producción) y no contemplado en tu modelo divino (por ejemplo una guerra, un desastre natural, desorden social, etc)? La historia nos dice que esas cosas pasan, aunque nunca las queramos ni las preveamos. Entonces, tu espejismo generaría un Apocalipsis financiero, pues todo lo cotizado estaría a unos precios que reflejarían un maravilloso mundo irreal situado a miles de kilómetros de la realidad.
La verdad es que, a día de hoy, tu espejismo sigue en otro planeta muy lejano del nuestro, tal y como se evidencia cada vez que la economía y los mercados tienen que pasar cinco minutos sin tus drogas monetarias. Lo siento Ben, sé que para ti es un problema pedirte que vuelvas al mundo real pues vives muy bien en el Olimpo de los dioses, donde con dinero público juegas a que todos te rían las gracias como en el traje del Rey desnudo. Bueno, todos menos la realidad, que es muy tozuda. Sin embargo, el problema para nosotros, el resto de seres humanos, es que vivimos en La Tierra, y por eso nos da miedo que nuestros mercados coticen como si viviéramos en el cielo. Esa vuelta de los mercados al mundo real es horrible y la hemos sufrido demasiadas veces.
Un abrazo

Offtherecordfinance
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...