miércoles, 26 de marzo de 2014

¿SE ACABÓ EL CUENTO CHINO?

La economía de China lleva muchos años creciendo de forma muy relevante. Habitualmente, el crecimiento durante varios genera un desarrollo social que eleva el nivel de vida ciudadano. También, suele producirse una migración del campo a las ciudades, las cuales crecen en superficie y/o nacen nuevas. Como las bendiciones suelen ir juntas, desde los mercados internacionales se canaliza dinero para invertir y beneficiarse de una economía que florece (en este caso, con 1400 millones de consumidores), lo que a su vez provoca que florezca más todavía. La bonanza, al igual que los problemas, tienden a retroalimentar la tendencia, a ampliarla en duración y magnitud. La mano de obra barata comparada en términos globales acostumbra a ser uno de los pilares del atractivo de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, el desarrollo, como casi todo en  esta vida, no sólo conlleva ventajas sino también riesgos. Las ventajas suelen llegar/disfrutarse al inicio y evolución del proceso de desarrollo y los problemas suelen materializarse cuando madura ese crecimiento, que sería hoy en el caso de China.

Los riesgos típicamente asociados a los países que se desarrollan son los desequilibrios y los excesos favorecidos por el dinero fácil entrante, y la inevitable caducidad de algunos de esos aspectos positivos que atrajeron el capital extranjero (la mano de obra barata y las perspectivas de altas tasas de crecimiento económico). En esas épocas doradas, como la que disfrutó España con la introducción del euro y los tipos de interés bajos que la acompañaban, hay dinero para todo. Con ese dinero, los ciudadanos se endeudan para consumir, las empresas para invertir, y los gobiernos, en vez de aprovechar las vacas gordas de los proveedores de sus ingresos (consumidores y empresas), se apuntan a la fiesta del rentable electoralmente gasto (poco flexible a la baja) y las grandes inversiones mediáticas.

Tras una fase inicial multianual de entradas de dinero inversor que genera empleo y desarrollo empiezan a aparecer las nubes en el horizonte que los economistas identifican. Identificar y analizar esos hechos y sus consecuencias es importante para poder orientar y sostener el desarrollo económico y social a largo plazo. A continuación te expongo algunos conceptos:
  • Los bajos sueldos de un país. Si durante años atrajeron el capital inversor, las subidas acumuladas desde niveles muy bajos empiezan a hacer mella en la competitividad china: ya no hay tanta diferencia con otros países de la zona y de la aldea global, lo que tiende a frenar el ritmo de entradas de dinero y reduce las perspectivas de la economía, el empleo y, por extensión, la solvencia general y particular.
  • La maduración de la economía. Por la ley de los grandes números, cuando la economía es mayor, seguir creciendo a ritmos altos es mas difícil en igualdad de condiciones, lo que también favorece la salidas dinero inversor o menores entradas.
  • El crédito. Ha sido un factor adicional de generación de actividad pero que requiere cantidades crecientes para no lastrar a la economía (cada año, la sociedad debe endeudarse más, para devolver la deuda que vence, pagar los intereses, y añadir más deuda nueva que llegue a la economía). Como en los buenos tiempos el crédito ha crecido a un ritmo muy superior al PIB y a los ingresos de los trabajadores (la mayoría de la población), estimular su crecimiento a base de bajar los tipos de interés se convierte no en una solución sino en un parche temporal con efectos adictivos: cada vez requiere dosis más altas de crédito para prolongar un poco más esa situación de crecimiento (de ahí los tipos tendiendo a bajar durante varias décadas). A la larga, nada puede evitar que, por diversas causas, se produzca una ralentización en un momento en que la cantidad de crédito será tan alta que se pondrá en duda la capacidad de refinanciación (seguir haciendo la pelota más grande a base de emitir nueva deuda para pagar la anterior, más los intereses y más un incremento de la cantidad de crédito.), y también la solvencia. Sirva de ejemplo el gráfico adjunto de la experiencia reciente de EEUU.
 

 
  • Desequilibrios acumulados: excesiva sobrecapacidad productiva vs consumo interno insuficiente (demasiadas casas nuevas, fábricas, restaurantes, etc y poco sueldo medio para la clase media). Tras años de dinero fácil, éste genera exceso de confianza que se traduce en infravaloración del riesgo. Se confía en que el crédito siempre seguirá ahí en gran cantidad y barato, lo que maquilla el irrealismo de muchos proyectos empresariales y de infraestructuras públicos y privados (autopistas, aeropuertos, proyectos de energías renovables, negocios dependientes de la subvenciones oficiales que se ofrecen en tiempos de bonanza, etc). Cuando cambian las tornas de la economía, se evidencia la falta de solvencia que nunca existió pero que ingenuamente imaginamos a base de maquillar algunas variables económicas (tipos de interés artificial y peligrosamente bajos, presupuestos públicos más electorales que racionales, etc.). También las empresas privadas descubren que tienen muchas más capacidad productiva de la necesaria por mucho tiempo y la reducen, recortando empleo y sueldos. Todos estos problemas sembrados por las libres decisiones de la sociedad (no por los dioses ni el destino) son el resultado de la ceguera que nos produce dar prioridad absoluta al corto plazo placentero a costa de hipotecar el futuro, que es cuando pagaremos la factura de esos excesos. Es la versión adulta de la inmadurez y la irresponsabilidad que los padres reprochan cotidianamente a sus hijos.
  • La utopía de las soluciones. Existen soluciones pero no gustan, porque son medicinas amargas. La medicina consiste básicamente en renunciar a crecer tanto en los años buenos tomando medidas de austeridad y prudencia para que el crecimiento sea más equilibrado. Como premio, cuando cambie el ciclo económico a peor, el freno será menos fuerte en vez de una debacle. Todo esto es difícil de aplicar porque los que deben hacerlo (gobernantes, directivos, consumidores) deben entenderlo, ser capaces de explicarlo y defenderlo, y también aceptar asumir los problemas que esas decisiones les generen. Es decir, es casi una utopía.
Las soluciones para evitar ese "pan hoy y hambre para mañana" de los países que se desarrollan rápidamente pasan por muchísimas pequeñas medidas concretas, algunas de las cuales hoy te detallo:
  • Los gobiernos deberían aprovechar los años buenos en ingresos fiscales para reducir mucho su deuda pública (que equivale a impuestos futuros), generando así un colchón de potencial endeudamiento que será útil para tamizar el freno económico cuando la economía se ralentice y sus gallinas de los huevos de oro (empresas y consumidores) no les den tantos frutos. Ésta era la razonable idea del economista Keynes, y no endeudarse hasta las trancas, cada vez más, todos los día de todos los años de todos los siglos... hasta que reviente el sistema. Por ello, se deberían tomar medidas contracíclicas para contrarrestar las medidas que, coyunturalmente, estimulan burbujas y/o enquistan problemas. Por ejemplo, si la vivienda crece muy rápido, deberían tomar medidas legislativas, demográficas, fiscales, etc para enfriarla (lo que además reduce el riesgo de inflación). Igualmente, la subvención sistemática de sectores privilegiados, ya sean por ser lobbies (banca, constructoras, fabricantes de automóviles, etc) como por objetivos políticos (energías renovables, explotaciones mineras, astilleros, etc) siembran desequilibrios sociales y/o económicos que acaban explotando. Eso sí, normalmente no le explotan al gobernante que genera esa bomba de relojería sino a otro posterior. Rajoy lidia hoy con la burbuja de las renovables que sembró ZP, Yellen deberá lidiar con la burbuja monetaria que le ha dejado Bernanke, quien dio gas a fondo en su anarquía monetaria para contrarrestar la burbuja que le dejó su antecesor, Greenspan.
  • La legislación mercantil debería ser más exigente con los directivos que asumen riesgos claramente excesivos (estimulados para ganar más bonus, más sueldo y que valgan más sus stock-options). En ese sentido, la tendencia internacional actual de ligar parte de los bonus a la evolución a largo plazo es una buena tendencia. Sin embargo, como en el caso político, debería vincularse a una exigencia indeminzatoria de gran calado. Esta es la forma inapelable de que uno se lo piense dos veces antes de sembrar hoy vientos, porque le harán pagar cuando lleguen sus tempestades.
  • Los Bancos Centrales deberían exigir a la banca márgenes de solvencia mayores y más rápidamente a la banca. Es muy injusto socialmente darles muchos años para aumentar su solvencia (mientras no prestan y la economía real se desangra)y hacerlo sin tener en cuenta "todos los riesgos" que realmente tiene la banca (activos fuera de balance, deuda pública, deuda privada infraprovisionada, etc).
  • Los gobiernos deberían dar a los ciudadanos mayores estímulos fiscales para canalizar parte de sus ingresos en forma de ahorro para el futuro en contraposición con el exceso de consumo. En los próximos años, por diversos motivos que hoy toca explicar, los gobiernos del mundo tenderán a subir el IVA (impuesto sobre el consumo) y a bajar la fiscalidad de determinadas formas de ahorro. Esto ayudará a que los ciudadanos seamos más responsables de nuestro futuro económico y dependamos un poco menos de los flautistas de Hamelin que se presenten a las elecciones en el futuro.
Actualmente, China afronta el clásico problema de un país que ha disfrutado durante años de capital internacional entrante y que se ha dedicado a inflar las actividades de inversión pública y privada en vez de equilibrar la economía fomentando un crecimiento similar de su consumo interno.

Lograr cambios que eviten desequilibrios tendenciales no es fácil. Por ejemplo, si las autoridades imponen sueldos mínimos demasiado altos para fomentar el ahorro y el desarrollo social, la globalización que les trajo nuevas fábricas, se las llevará a otro país más barato en mano de obra. Además, las grandes subidas de sueldos favorecerían la presión al alza en los precios del consumo (inflación), lo que también reduce el poder adquisitivo de esa clase a la que se intenta hacer partícipe del crecimiento económico. Paralelamente, para evitar una gran crisis futura es imprescindible crear una gran clase media capaz de compensar, con su consumo, la ralentización económica que tarde o temprano llega. Existen muchas medidas fiscales, mercantiles, presupuestarias, financieras, etc para desincentivar el sobreendeudamiento de los consumidores, las empresas y las Administraciones Públicas, y fomentar el ahorro. Ambos (consumo y ahorro) son necesarios para el equilibrio económico y fiscal a largo plazo.

Termino contándote cómo la especulación financiera generada desde los grandes BCs desarrollados está dañado hoy a la economía china (¿y global?). China lleva años permitiendo la apreciación gradual de su divisa (muy infravalorada) a un ritmo aproximado del 5%. Los grandes bancos de inversión internacionales llevan años ejecutando una práctica especulativa (a la que la mayoría no tiene acceso) que ahora se está deteriorando y está acelerando las salidas de capitales del gigante asiático y magnificando sus problemas. La operativa consiste en financiarse en dinero muy barato (en dólares, yenes, francos suizos, etc) e invertir ese dinero en deuda china, que da más intereses de lo que cuesta la financiación (esta operativa de endeudarse en un tipo actualmente más bajo para invertir en otro actualmente más alto se llama "carry trade"). Como además China anunció hace años que permitiría esa apreciación gradual de la divisa, pues el negocio les salía redondo: ganaban por la diferencia entre lo que recibían en intereses y lo que pagaban, y también porque subía el valor de la divisa en que habían invertido. Sin embargo, nada dura eternamente y ahora que China frena su crecimiento, parte de ese dinero se está yendo a otros países. Al irse ese dinero, al vender yuanes y comprar otras divisas, el yuan se está depreciando, lo que está haciendo saltar todas las alarmas a ese ejército de especuladores institucionales que disfrutaban de ese negocio privilegiado. Como el dinero es muy cobarde, se impone el "tonto el último". Es decir, su inversión pierde valor por la caída de la divisa, lo que provoca el cierre de esa operativa. Al hacerlo, se acelera la presión de venta y caída del yuan, y la pérdida de los que aún están invertidos. ¿Vas entendiendo los daños colaterales de esos "salvadores" que son los BCs?
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...