jueves, 1 de mayo de 2014

APRENDIENDO DE LAS HORMIGAS

La capacidad racional del ser humano facilita e incentiva a éste a estudiar y profundizar constantemente en el conocimiento de su entorno. En ese sentido, el comportamiento del resto de especies de este planeta es algo digno de atención, es una importante fuente de aprendizaje.

Hoy he escogido a las hormigas como modelo comparativo para ayudarte a entender mejor las implicaciones presentes y futuras, para ti y tú comunidad, de algunas políticas que implementan nuestras autoridades monetarias (los Bancos Centrales) y fiscales (los gobiernos).

Un hormiguero y una sociedad humana tienen muchos puntos en común, aunque cada uno los implemente con su propia casuística. En ambos casos hay diversas asignaciones de tareas, de responsabilidades y de autoridad. En una democracia, y hoy no voy a entrar en cuan democrática es nuestra democracia, los dirigentes los eligen las masas. En un hormiguero, es la naturaleza la que otorga los papeles. En el hormiguero, esos papeles individuales son directrices que condicionan la vida de los individuos, pero eso no implica que cada individuo no tome importantes decisiones individuales. Todo lo contrario, una hormiga exploradora, cuando realiza el papel que le ha otorgado la vida, toma importantes y cruciales decisiones cuyas consecuencias afectarán a ella, en primer lugar, y al grupo, de forma colateral. Es decir, en el mundo de las hormigas conviven simultáneamente un marco general de comportamiento establecido por la madre naturaleza y una selección autónoma de decisiones de cada individuo.

Imaginemos por un momento que yo tengo una barita mágica con la que puedo alterar el orden organizativo del hormiguero. Si yo diera libertad absoluta a las hormigas para decidir qué papel juegan en el hormiguero (ser reina, macho, obrera, etc) sería, aplicado al ser humano, como decir que no hay normas ni límites, derechos ni obligaciones. En semejante entorno, en el que no hay decisiones en interés del grupo sino sólo intereses individuales que constantemente chocarían unos contra otros, probablemente reinaría el caos. En el ser humano, este supuesto probablemente lo equipararíamos, a nivel nacional, como anarquía general, guerra civil, revueltas internas, enfrentamientos vecinales, etc. A nivel internacional serían guerras entre países, conquistas y colonialismo, etc. Tanto las hormigas como la sociedad humana, necesitan de un entorno organizativo que otorgue cierta seguridad y claridad en el propio futuro organizativo. Coloquialmente lo llamamos establecer las reglas de juego, las normas básicas de convivencia.

Ahora utilicemos mi barita al revés. Supongamos que un minúsculo grupo de hormigas elegidas por mí intenta, no sólo establecer las pautas generales de comportamiento de los individuos, sino influir decisivamente en las decisiones individuales que cada sujeto afronta constantemente. El sistema fallaría estrepitosamente porque éste primaría, de forma extrema en la toma de decisiones, el control absoluto de una minoría a costa de la eficiencia que favorece la viabilidad del sistema. Millones de hormigas, como millones de consumidores y de empresas, toman decisiones diariamente a partir de millones de inputs de información que reciben individualmente. Las autoridades, ya sean 10 hormigas o 10 miembros del Banco Central y del gobierno, no entran en contacto directo con toda esa realidad ni serían capaces de procesarla. En economía, el mecanismo que engloba ese conocimiento del grupo se llama mercado, y es la elección menos ineficiente y más democrática/libre que conocemos. Cada individuo conoce lo que le afecta: sus costes, su dinero disponible, sus prioridades, sus necesidades, sus expectativas, etc.

Es nuestra época, erróneamente venden muchos bienintencionados que ese centralismo es la mejor forma organizativa que podemos tener. Ni es la más eficiente, todo lo contrario, es un gran despilfarro de nuestros limitados recursos, ni es la más solidaria, ya que los que más se benefician de ese control decisorio no es ni la mayoría ni los más necesitados.

El mayor enemigo del centralismo, del autoritarismo, de la corrupción, de la manipulación, y de otros muchos "ismos" que dañan al grupo mientras le quitan poder decisorio al individuo es la transparencia.

Un gobierno pequeño en estructura, es decir, en rescursos gestionados, es mucho más eficiente que uno grande y gordo. Esto ocurre porque es más transparente y controlable, más flexible, etc. Entonces, ¿por qué no lo quieren los gobernantes? Porque implica menor poder para el gobernante (y su entorno) y más para el individuo.

De igual forma que en política ocurre en economía. Los BCs han decidido ser el pequeño y antidemocrático grupo que quita poder de decisión a los individuos para centralizarlo en ellos y con el lógico privilegio para sus cercanos, hacia quien reconducen buena parte del dinero que crean. Si entiendes que unas pocas hormigas que pretenden decidir por todas las demás apenas conocen una ínfima parte de lo que saben todos esos millones que forman el hormiguero, entenderás que es un grave error que las autoridades monetarias (Bancos Centrales) se empeñen en manipular, con información, desinformación y dinero público, todo el contenido económico que te rodea. Desde el precio de tu casa, de un coche fabricado a 10.000km, de una naranja, y de tu sueldo, hasta el de un jersey o el del libro que compras a tu hijo. Es tan absurdo e irresponsable como intentar alejarte remando en círculo de un tsunami que viene hacia ti. Vale, mantienes al pueblo distraido/alejado de la realidad durante un rato, pero ésta siempre acaba llegando.

Hoy quiero recordarte algunas citas muy inteligentes. Del economista Milton Friedman:

"Hay una cortina de humo detrás de cada programa de gobierno."

"Uno de los más grandes errores es juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados." 
 
"Los dos principales enemigos de la sociedad libre o de la libre empresa son los intelectuales, por un lado, y los hombres de negocio por el otro, y por motivos opuestos. Todo intelectual cree en la libertad para sí mismo, pero se opone a la libertad de los demás. Cree que debería haber una oficina de planificación central que establezca las prioridades sociales. El empresario es justo lo contrario. Todo empresario está a favor de la libertad de todos los demás, pero cuando se trata de él la cuestión cambia. Él es siempre el caso especial. Él debería tener privilegios específicos del Gobierno: una aduana, esto, aquello..."

"La cantidad de dinero, precios y producción fueron definitivamente más inestables después de implantar el Sistema de la Reserva Federal." 
  
"El poder centralizado no se vuelve inofensivo por las buenas intenciones de quienes lo crearon."

Otra de Benjamin Franklin:
"They that can give up essential liberty to obtain a little temporary safety deserve neither liberty nor safety”. 

Y otras dos de Thomas Jefferson:

"A government big enough to give you everything you want, is big enough to take away everything you have."
"I predict future happiness for Americans if they can prevent the government from wasting the labors of the people under the pretense of taking care of them." 

Por último, te adjunto un dibujo que describe perfectamente hasta dónde nos ha llevado la financialización de la economia. Es decir, en vez de responder a la maduración natural de la economía y a sus negativas consecuencias esforzándonos en crear más riqueza, hemos optado por que unas autoridades monetarias (BCs) jueguen a crear más billetes, que además distribuyen arbitrariamente, como si eso fuera riqueza en sí mismo.

Si el hombre no puede volar por su propia naturaleza, considero que es mejor esforzarnos en idear instrumentos que suplan esa limitación, que promulgar un Real Decreto que nos declare voladores natos, sacar a cotizar empresas que vendan alas para humanos, y que los Bancos Centrales creen y metan billetes en los mercados financieros para que esas compañías "de alas" valgan millones o billones. 
http://www.triggers.ca/mag/wp-content/uploads/2014/04/150.jpg





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