miércoles, 21 de agosto de 2013

RELACIONANDO VARIABLES

Hace días, un artículo del WallStreetJournal se hacía eco de la “inequality of Obamanomics”, es decir, la desigualdad económica que se ha generado socialmente durante el reinado de Obama. Creo que las políticas de Obama no son la única causa de este hecho, pues las crisis tienen esta característica, pero sí que lo han acentuado.

Hoy voy a relacionar la evolución histórica de varios conceptos económicos como son: la cantidad de dinero (medida como el balance de la Reserva Federal), la bolsa y la riqueza real de los hogares (ajustada por la inflación).

En circunstancias normales, se supone que la cantidad de dinero que crea un banco central se traslada a la economía a través de préstamos a la banca, la cual presta a su vez a los sujetos económicos. Hoy este mecanismo no funciona bien, lo que hace que cada nueva unidad monetaria creada no genere tantas unidades adicionales de actividad económica como en épocas en que este mecanismo de transmisión funcionaba bien.

A mi entender, entre las causas de que no funcione hoy bien ese mecanismo podríamos encontrar varias: las medidas monetarias extremas generan comportamientos inversores y de consumo diferentes a los parámetros normales, las mayores exigencias de capital a la banca le condicionan para poder prestar más, el gran endeudamiento privado junto con la falta de crecimiento desincentiva a la banca a prestar porque supone arriesgar más de lo históricamente normal por menos (unos intereses bajos), los grandes déficits que los gobiernos generan cada año (gastan más de lo que ingresan) acapara el crédito que puede conceder la banca, etc.

Metafóricamente, lo que pasa con las actuales políticas monetarias es lo siguiente:
Tú tienes un campo seco (la economía) al que quieres hacer llegar agua para que sea fértil (dinero para generar actividad económica, para facilitar el desendeudamiento, etc). Para ello, utilizas un grifo situado en una esquina del campo (la Fed). Tú teoría es que si abres el grifo a tope permanentemente, todo el campo recibirá agua y conseguirás tu objetivo, que el conjunto del campo sea fértil y dé frutos (genere riqueza de forma amplia, no concentrada en una zona). ¿Sabes cuál es la diferencia entre la teoría y la práctica? En teoría, ninguna, en la práctica, mucha. Lo que ocurre en tu campo es que la esquina se encharca de liquidez, en abundancia, mientras que la mayoría del campo apenas recibe agua. Los lobbies y los gobiernos se encargan de colocarse junto al grifo, para ser los primeros en recibir los recursos públicos. Mientras la mayor parte del campo acusa la sequía, la zona encharcada se ha convertido en un pantanal que privilegia a los que están ahí pero que tampoco es óptima para el cultivo, además de que atrae parásitos que pueden dañar las cosechas cuando éstas lleguen  (al distorsionar los mercados con dinero oficial y fácil enriqueces a algunos pero siembras unos desequilibrios que amenazan a todo el conjunto de la economía).

Los BCs argumentan que hacen lo correcto porque “algo” de agua llega también a las zonas de alrededor del grifo y porque venden que, a la larga, también llegará al resto. Tras un lustro inundando de liquidez, esta normalización ya debería haberse materializado según vendían los promotores de estas medidas hace cinco años. Desde hace tiempo, la táctica intelectualizada de los que no calcularon bien estas políticas es la “Moisés”, que consiste en decir “sigamos por ahí que algún día llegaremos”.


Hoy te adjunto tres gráficos interesantes. El primero muestra la correlación (lo que no implica causa única) entre el aumento del balance de la Fed y el índice bursátil Standard & Poor's 500. El segundo relaciona el tamaño del balance de la Fed con el valor total de las compañías cotizadas en la bolsa de Nueva York (NYSE). Aquí se evidencia cómo el dinero oficial creado ha sido correspondido por la subida bursátil (que cada uno deduzca si es casualidad o causa).

El tercero compara la evolución del balance de la Fed y los ingresos de los hogares ajustados por la inflación. El ajuste por la inflación es crucial porque la creación masiva de dinero en los BCs tiende a presionar los precios de la vida al alza. Si no ajustáramos la riqueza al nivel de los precios, podríamos interpretar erróneamente que si un BC hace dinero infinito y se lo da a todos los ciudadanos, los ha hecho más ricos, cuando realmente su poder adquisitivo subiría mucho menos que el valor nominal de esos billetes, ya que el coste de la vida se habría encarecido notablemente. Se generaría una falsa sensación de riqueza.
Para mí, estos gráficos dejan claro qué estratos sociales deben estar más agradecidos al tándem Obama-Bernanke.

domingo, 18 de agosto de 2013

¿DÓNDE ESTAMOS REALMENTE?

Al hablar de perspectivas económicas, una persona puede ser optimista, o pesimista o incluso puede creer en unicornios. Muchas economistas hacen sus predicciones y, si éstas se distancian mucho de lo que realmente ocurre, pues las modifican y a seguir viviendo exactamente igual. Los que tenemos responsabilidades de inversión del dinero de terceros no podemos permitirnos ese privilegio de jugar al "prueba y error" sin consecuencias, por eso, debemos ser coherentes con lo que analizamos y concluimos. Como dicen los anglosajones, "put your money where your mouth is".

En ocasiones he comentado que estamos en la menor recuperación económica desde la Segunda Guerra Mundial. También he explicado que el que los beneficios empresariales vuelvan a estar en máximos históricos no sirve como justificación bursátil debido a que éstos tienen unas características hoy muy diferentes a las de antaño y difícilmente sostenibles (por los cambios contables para medirlos, los tipos artificialmente bajos, los recortes de gastos de personal como forma de compensar el incremento del coste de las materias primas y la energía, el crecimiento en beneficios protagonizado principalmente por la subida del precio de los activos de la banca como consecuencia del dinero metido por la Fed en los mercados...).

Para entender de hasta qué punto los mercados financieros son hoy incapaces de servir como referencia fiable de la evolución económica (gracias al intervencionismo oficial), nada mejor que una representación gráfica de la realidad actual donde se compara esta recuperación con otras históricas. Quizás después de ver estos gráficos, a más de un hooligan del mercado dejen de gustarle las comparativas históricas.




En esta comparativa histórica, el único gráfico que se salva es el de la venta de coches y supongo que tiene que ver con dos hechos: primero, en muchísimos países se han dado ayudas a la compra de coches desde el inicio de la crisis y, en algunos casos, todavía se mantienen programas con ese objetivo. Segundo, los tipos de interés que hemos visto en estos años han sido los mínimos históricos en muchos países, algo clave en un sector con unas ventas muy sensibles a este factor.

Algunos artículos comentan que muchos economistas se preguntan por qué la inversión empresarial apenas crece en esta recuperación, algo poco habitual, sobre todo si tenemos en cuenta que los beneficios empresariales han hecho máximos. Alguien debería enseñarles que no se pueden comparar peras con manzanas, es decir, una recuperación de la economía real con un efecto riqueza oficializado para los que poseen ésta.
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