martes, 8 de abril de 2014

CONTABILIDAD VS "CONTA HABILIDAD"

Desde pequeños oímos decir que las mentiras son malas, que engañar no es bueno, pero se olvidaron de puntualizar "salvo que genere confianza". Es la máxima del keynesianismo feudal en que vivimos: las autoridades pueden mentir siempre que digan cosas bonitas.

Lo vemos una y otra vez en la contabilidad de las empresas, en cómo contabiliza la banca una morosidad que acaba pareciendo hasta algo positivo, de acuerdo con el último regalo contable del gobierno. Así, todos parecen más sanos de lo que son, los insolventes parecen solventes, y quizás hasta las enfermedades acaben llamándose dones. Para mí, la única cuestión es qué driver influye más, la inmoralidad de creerse con derecho a mentir o la estupidez de creerse que eso funciona a largo plazo y no tiene consecuencias. Quizás sea una combinación de ambas.

Hace pocos días ha sido Nigeria quien ha utilizado el mismo principio que sirve para justificar el QE y otras muchas barbaridades oficiales: mejorar la apariencia. Se supone que, si aparentas ser rico, lo serás, porque todo el mundo se lo creerá y actuará como si lo fueras. Nigeria acaba de cambiar su forma de cálculo del PIB desde 1990 hasta 2010. Con ello, declara un PIB un 89% superior al que se computaba hasta hace pocos días y la deuda pública ha caído hasta casi la mitad de lo que era, situándose por debajo del 20% del PIB.

El año pasado fue Polonia quien metió mano a las pensiones privadas para declararse más solvente. También el BCE, en su informe de 2013, reflejaba unas ganancias consistentes en reclasificar partidas (por ejemplo de risk provision a profit). 

Pero claro, no se puede ser guapo siempre, por ello, hasta la Fed ha tenido que reconocer pérdidas "no realizadas" en su cartera de activos por más de $50.000M.

Este otoño será Reino Unido quien aplique la barita mágica a la contabilidad nacional. El ahorro de los hogares será mágicamente doblado en medición. De forma similar a lo que hiciera EEUU hace varios trimestres, el gasto en I+D pasará a sumar al PIB, lo que conceptualmente supone dejar de ser un simple gasto cuyos ingresos futuros se reconocerán cuando éstos se produzcan, para ser más riqueza YA generada, sirva o no sirva realmente para generar algo. Por otro lado, las pensiones futuras pasarán a ser tratadas como ingresos actuales. Preguntas evidentes: ¿y si el I+D no genera ventas? ¿Y si las pensiones futuras son menores que lo que hoy estiman? ¿Y si algunas empresas no pueden pagarlas en el futuro? Pues ya se inventarán otra partida que sume.

Está claro, la crisis actual ha favorecido que una clase dirigente, desesperada, cambiara realidad por deseo, y ahí vale todo. Principios contables como el de prudencia han pasado a ser proscritos amigos de los pesimistas.

Si es que sólo nos falta decir ¡BEEEH!, cual borregos. Lo más patético es el porqué de tanta milonga oficial. Porque, a diferencia del sector privado (empresas y consumidores), sus múltiples previsiones oficiales, presupuestos y Tratados, no se cumplen ni por error.
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