viernes, 24 de julio de 2015

LA CRISIS GRIEGA CONTINUARÁ ... PRONTO

Estos días, algunos articulistas celebran la enésima "solución" a la crisis griega y del euro. Otros, con la boca pequeña, se muestran escépticos de que se haya alcanzado una verdadera solución. Yo me dejo de idioteces y te lo digo bien claro, tan claro como lo llevo diciendo desde hace años: Aquí no se ha solucionado nada, sólo se ha buscado aliviar un poquito el dolor inyectando más drogas monetarias y mediáticas que no han solucionado el problema en años ni lo van a hacer ahora, sólo tendrán el mismo efecto que antes, amplificar el problema un poquito más adelante.

Tal y como escribí recientemente, si yo fuera griego hubiera votado "no" en el referéndum. No lo hubiera hecho porque crea que la economía griega no necesita reformas estructurales sino porque prefiero una mala democracia que una buena dictadura. Las reformas las debe implementar un gobierno griego por convicción propia ante su pueblo, no porque se lo impongan bajo coacción desde el exterior. Los políticos europeos ya deberían haber aprendido que, en democracia, las formas importan (¿sería igual rebajar el paro promoviendo la contratación que expulsando del país a los parados?)

Hoy Grecia tiene un problema mayor que su economía ineficiente: su abultada deuda (equivale aproximadamente al 180% del PIB). Sin solucionar ese problema no hay ya políticas ni rescates ni medidas que generen un futuro para el país heleno. ¿Cómo se soluciona una deuda impagable? Evidente: haciendo una quita. Europa no quiere aceptar una quita pura y dura dentro del euro, por eso hablan de "restructurar" la deuda, que es cambiar plazos e intereses a pagar, algo que ya no es ni de lejos suficiente para solucionar el problema.

Yo entiendo, respeto y comparto la opinión europea de que no de debe permitir una quita dentro del euro (al menos hasta que en el futuro se implante un proceso formal para ello). Permitirlo sin más generaría un efecto contagio en otros países (del sur) que también acusan el esfuerzo de los recortes aplicados para enderezar parcialmente las cuentas públicas, además de otorgar votos a partidos políticos extremos que verían en ese recurso populista un gran argumento electoral que traería consecuencias sistémicas nocivas.

La idea más razonable que he visto desde que empezó la crisis griega (quizás la única) es la que va repitiendo el ministro de Finanzas alemán, Schauble. Éste propone que Grecia salga temporalmente del euro, haga su quita, ponga sus finanzas públicas en orden durante los próximos 5 años, y vuelva al euro (con seguridad a un tipo de cambio mucho más débil). Schauble, además, hablaba de ofrecer a Grecia ayuda humanitaria para paliar la dura transición que generaría volver al drachma. (No me extrañaría que viéramos a Schauble dimitir en los meses próximos si se sigue adelante con un rescate que él sabe que no es viable ni económica ni socialmente)

Pienso que su propuesta tiene sentido por varios motivos que a continuación te detallo. No puedes hacer una gran quita (algo imprescindible ya para Grecia) a tus socios del euro y volver a pedirles más dinero. No puedes esperar que a ti te regalen su dinero muchos ciudadanos europeos mientras a ellos les siguen apretando con el presupuesto público. No tiene sentido esperar que dure un proyecto común como el euro si cualquier país que incumpla reiteradamente las normas establecidas para hacer sostenible sus finanzas públicas puede hacer un quita al resto para solucionar su gestión irresponsable (y no digo con ello que la culpa y la mala gestión haya sido exclusiva de los gobiernos griegos).

Hoy, dudo que mucha gente piense todavía que Grecia puede salir de ésta sin una gran quita. El FMI ya lo dice extraoficialmente. Citi habla de unos €100.000M de quita. No hay que ser un genio para saber que todo lo que sea andar un camino diferente al de la quita en ya sólo una pérdida de tiempo que hará ésta finalmente más grande.

Hace pocos días era un ex miembro del FMI, Ashoka Mody, que opinaba en un artículo en Bloomberg que debe ser Alemania quien deje el euro, no Grecia, pues sus recetas económicas (que yo comparto plenamente en el fondo pero no en la forma de imponerlas) no son generalizables a una parte importante de la población europea que discrepa de ellas.

De momento, Tsipras ha claudicado vergonzosamente ante una "rendición", más que un "rescate", mucho más duro que el que rechazó hace pocas semanas el pueblo griego. Quizás fuera cierto lo que escribió un articulista, que Tsipras hizo el referéndum confiando en perder y en tenerse que marchar del gobierno. También se ha rumoreado que pidió un crédito de €10.000M a Putin a cambio de volver al drachma y que éste se negó. En cualquier caso, llegar hasta aquí sin un plan B me parece tremendamente ingenuo por su parte.

Añado una reflexión sobre el euro. Los mercados financieros apenas han celebrado el anunciado acuerdo entre Grecia y sus acreedores, la Troika. No es sólo que éstos tengan claro que no se ha encontrado una solución viable al tema, es mucho peor. Las discrepancias de opinión entre los dirigentes europeos (tanto nacional como internacionalmente, y en sus propios partidos) han evidenciado el difícil futuro de un euro que a todos nos gusta pero cuyas consecuencias implícitas cada día menos ciudadanos europeos queremos asumir.

Termino con unas palabras de Arnulf Baring, de una familia germano-británica de banqueros, en 1997 sobre lo que supondría para Alemania la creación del euro:
"They will be subsidizing scroungers, lounging in cafes on the Mediterranean beaches.

Monetary union, in the end, will result in a gigantic blackmailing operation.

When we Germans demand monetray discipline, other countries will blame their financial woes on that same discipline, and by extension, on us. More they will perceive us as a kind of economic policeman.

We risk once again becoming the most hated people in Europe."

Eduardo Olano
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