domingo, 22 de noviembre de 2015

DISFRUTANDO LAS TEMPESTADES SEMBRADAS POR LOS BANCOS CENTRALES

Ya te he comentado que vivimos en la era de los bancos centrales. Supongo que te suena la frase "si debes €1.000, tú tienes un problema. Si debes €10M, tu banco tiene un problema, y si debes €10.000M, el gobierno tiene un problema". Yo hoy añadiría: "... y si debes (tú, yo, la banca y los gobiernos) €1B, el banco central tiene un problema".

A medida que, con los años, el conjunto de los diferentes agentes económicos ha ido haciendo más y más grande la pelota de deuda conjunta, el parche del momento, que no la solución, ha ido requiriendo la intervención de una instancia cada vez mayor. La solución hubiera sido pasarse varios años ajustando las finanzas individuales reduciendo el consumo/gasto para ir pagando y reduciendo la deuda generada. El parche ha sido que los bancos centrales se dediquen a crear anárquicamente billetes y a dárselos a sus privilegiados (gobierno, bancos y grandes empresas) mientras el resto de la sociedad agonizaba económicamente (sufriendo un mayor riesgo de perder su trabajo, de que su banco no le prestara o a tipos de usura, y de que el gobierno le subiera los impuestos). El ciudadano y las pequeñas empresas han sido el cordero al que esquilmar por parte del establishment para suavizar la crisis de éste. En el fondo, este es el sistema de estamentos en el que vivimos y, hasta casi nos gusta.

Cuando los BCs se dedican a inflar burbujas monetarias a base de manipular los mercados al alza, pocos hacen preguntas cuestionando esa estúpida medicina. Cuando arbitraria y absurdamente manipulan a la baja los tipos de interés para que los gobiernos puedan seguir viviendo a crédito por encima de sus posibilidades, la población no se manifiesta en contra. Cuando espolean artificialmente al alza los precios de las materias primas, haciendo estallar revoluciones donde antes Occidente ayudó a poner dictadores (por ejemplo en el norte de África), nadie habla de ello. Cuando dan dinero (que teóricamente deberá ser devuelto) a insolventes como Grecia o a bancos sin previamente sanearlos, es decir, evitando asumir las quitas a los prestamistas que legítimamente deberían sufrirlas, tampoco nadie clama al cielo.

No nos engañemos, vivimos deseosos de que alguien nos mienta, nos manipule y nos trate como a borregos, con tal de que nos permita vivir un poquito más en nuestro insostenible e imaginario País de la Maravillas, basado en aumentar permanentemente el endeudamiento general, que es la forma de poder vivir, un poco más, por encima de nuestras posibilidades. El flautista de Hamelin de nuestra época son los bancos centrales. Los irresponsables gobiernos de nuestra época, los adictos mercados (a la especulación y al dinero fácil) y la ingenua sociedad sigue a estos falsos profetas por sus bonitas promesas, aunque demostradamente irreales. Cada año de esta mediocre recuperación oímos que, gracias a los milagros de estas divinidades, la economía está a punto de despegar hacia un mundo maravilloso, donde, sin esfuerzo, gracias al dinero fácil de estos oráculos, todos viviremos más y mejor. A diferencia de Moisés, aquí no hacen falta milagros para que te crean. La gente tiene tantas ganas de creer que alguien hará algo y les salvará, que están dispuestos a aceptar cualquier barbaridad, por estúpida que sea. El "milagro" de esta farsa de recuperación, que apenas pasa de seguir en la UVI conectado a la máquina, está basado en más de ese narcótico financiero mal utilizado llamado crédito. Este cuadro te muestra cuan insana es esta recuperación. Para que cuele sólo se exige que la desesperada manada evite preguntarse: ¿quién devolverá todo ese crédito, y el de mañana, y el de pasado mañana?

 
Quién se ha beneficiado, a estas alturas, está muy claro...























Probablemente asistimos hoy a la recuperación económica más mediocre de la era moderna y, sin duda, la más insana.



Recientemente, Bank of America nos deleitaba con este atisbo de realidad: "It could simply be 1998/99 all over again. After all, a “speculative blow-off” in asset prices is one logical conclusion to a world dominated by central bank liquidity, technological disruption & wealth inequality".

Sobre los "generosos" tipos de interés a 0% desde hace más de 80 meses, ZIRP (Zero Interest Rate Policy), JP Morgan nos sugería: "zero interest rate policy actually reduces demand in the economy, prompting the Federal Reserve to prescribe even further doses of a medicine that, for a long time, has been impeding rather than promoting economic recovery." - JPM's David Kelly 

Se puede decir más alto, pero no más claro. Luego llegará lo que hemos sembrado durante años y no valdrá culpar a la mala suerte.
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