Primero, los
Bancos Centrales afrontaron la crisis sin saber ni dónde estaban. Prueba de
ello es que el BCE todavía subiera los tipos de interés el verano de 2008,
apenas tres meses antes de la caída de Lehman B. y tras seis meses de caídas en
los mercados, en la actividad económica, en los beneficios empresariales, etc. Durante media década mantuvieron tan bajos los tipos (porque en ese momento no había gran inflación) que sembraron la burbuja del crédito (y de los activos a los que fue ese dinero), y cuando ésta revienta (la burbuja que ellos inflaron), no se enteran y siguen subiendo los tipos. Pero qué nivelón de gobernantes monetarios.
Después, los
gobiernos, que tampoco se enteraban de la misa la mitad, subestimaron la crisis
y deterioraron la situación de sus finanzas, pensando que ésta sólo duraba unos
meses y, a diferencia de las familias y las empresas, creyeron que no valía la
pena tomar medidas de ajuste impopulares (viendo la experiencia de las últimas
décadas, supongo que ese acto de responsabilidad nunca vale la pena).
En consecuencia,
a medida que empeoraban las finanzas públicas, los mercados de deuda empezaron
a reflejarlo en los precios de los activos cotizados. Entonces, los Bancos
Centrales pensaron la forma de estimular la economía y de suplir lo que
correspondería a la política fiscal de los gobiernos (cuadrar sus cuentas
bajando impuestos y recortando sus gastos). Para ello, quebrantaron sus
principios de actuación (y algunos también su normativa jurídica) imprimiendo
dinero y manipulando los mercados, para intentar que éstos rompieran su lógica
económica: que alguien con mucha deuda y gran déficit continuo debe pagar
intereses más altos porque su solvencia está en duda.
En línea con esa
manipulación, hace pocos días veíamos como Draghi anunciaba que haría lo que
hiciera falta para salvar al euro y aseguró que sería suficiente, pero ¿qué
significa eso realmente? ¿Significa que el BCE va a comprar deuda soberana
periférica sin límite? Esa fue la interpretación del mercado y la intención del
manipulador de mercados, Draghi. Hasta algunos miembros del BCE se
sorprendieron de esas declaraciones unilaterales del mandatario (porque eso es
ilegal para el BCE, porque los dirigentes europeos no lo han aprobado, etc).
En realidad, no
hay que darle tantas vueltas ni tanta profundidad a esas declaraciones. Es otro
simple intento de manipular los mercados, de hacer subir el euro, las bolsas, y
el precio de los bonos de Italia y España a base de titulares mediáticos. Lo
dicho, vale todo para conseguir que las cosas parezcan mejor de lo que están. Esa
es la forma de actuar de los Bancos Centrales, utilizan la estrategia de crear
miedo (a las posiciones bajistas existentes), y de crear euforia (para que los
traders se pongan alcistas) con promesas de rentabilidad amparadas en la
chulería del banquero central de turno. Yo considero a esa forma de actual “el
manual monetario de la autodestrucción”, una forma de actuar basada en el
faroleo (ante los mercados), en la arbitrariedad, en la improvisación, y en la
manipulación. Todo lo contrario de lo que los inversores, las empresas y los
ciudadanos necesitan: coherencia, certidumbre, claridad de ideas y principios,
y confianza.
Cuando una sociedad sufre una gran crisis, es fácil que acabe siguiendo a falsos profetas. Cualquiera que les ofrezca un camino más fácil para salir del problema, aunque sea irreal, peligroso, e injusto, es bienvenido.
Cuando una sociedad sufre una gran crisis, es fácil que acabe siguiendo a falsos profetas. Cualquiera que les ofrezca un camino más fácil para salir del problema, aunque sea irreal, peligroso, e injusto, es bienvenido.
Termino con una
reflexión. Cuanto mayor sea la crisis, más incongruencias aceptaremos para que
parezca que ya se acaba, aunque no sea coherente ni duradera. Aceptamos que unos
dirigentes irresponsables creen una burbuja monetaria porque en el corto plazo
disfrutamos sus efectos mientras se infla. Después, como siempre, clamaremos
popularmente por sus responsables (los Bancos Centrales), que se irán de
rositas as usual. Hoy clamamos porque la banca no presta (esto ocurre por una
combinación de varios motivos), pero, si no hubieran prestado hace ocho años,
en un intento de no inflar más la burbuja, ¿crees que la sociedad lo hubiera
aceptado, o los políticos les hubieran acusado de ser insolidarios con los que
quieren crear su hogar?
Cualquiera que
lea habitualmente este blog sabe de mis críticas a la banca y a los
gobernantes, por sus errores y sus injusticias, pero creo que hay que ser justo
y realista en las críticas y eso exige preguntarse qué cosas podrían haberse
evitado realmente. En ese sentido, creo que la actual burbuja monetaria sí es, o era,
evitable. Igualmente, hoy mucha gente reclama que el BCE (o quien sea) compre
deuda soberana con problemas, pero no quieren sus consecuencias. Consecuencias
como que eso exige aceptar más medidas de ajuste económico a cambio de ese
dinero, o las turbulencias que sembramos en los mercados y que sufriremos, o
como que toda Europa debería aceptar pérdidas por la quita griega, por haber
comprado (el BCE) bonos basura de alguien insolvente. Esa falta de
responsabilidad de nuestra sociedad para aceptar las dos caras de la moneda de
nuestras decisiones es la que nos han traído hasta aquí, y pretendemos seguir
cuadrando el círculo a nuestra conveniencia. Yo no creo que ese sea el mejor
camino para el futuro.