martes, 26 de agosto de 2014

FERGUSON, ¿EXCEPCIÓN O TENDENCIA FUTURA?

Imagino que habrás seguido las noticias recientes sobre los desórdenes civiles vividos en la población de Ferguson, Missouri, EEUU. El desencadenante de la revuelta popular fue la muerte de un joven de color, desarmado y presunto delincuente, por varios disparos de un agente de policía blanco. Mi artículo de hoy no se centra en analizar si hubo o no discriminación racial en el comportamiento policial sino en reflexionar sobre algunos detalles que han acompañado a ese suceso.

En primer lugar, las manifestaciones pacificas han ido acompañadas de vandalismo callejero y saqueos. En mi opinión, cuando en una sociedad la clase media y baja se va empobreciendo, cualquier suceso multitudinario sirve como vía para canalizar sentimientos de descontento contra el sistema y/o los gobernantes, más allá del suceso concreto que enciende esa llama. 

Otro hecho que me ha llamado la atención es la solidaridad mostrada por grupos de otras poblaciones, como St. Louis, para con los manifestantes. Es decir, la queja popular no sólo atrae a otras causas ajenas al suceso inicial sino que, además, estimula un mensaje de solidaridad desde otras poblaciones donde también lleva años germinando ese sentimiento de queja. En otras circunstancias socioeconómicas más normales, estos sucesos llamarían menos la atención. Sin embargo, en esta época de crisis vemos cómo partidos de extrema izquierda, de extrema derecha y otros con dosis de anarquismo van ganado terreno en todo Occidente.

Si esta crisis es sólo coyuntural (como opinan los más optimistas), una más pero de mayor magnitud de lo habitual, es de esperar que esos fenómenos remitan, pues las crisis son el caldo de cultivo perfecto para el extremismo ideológico. Si por el contrario, como opino yo, esta crisis es estructural y refleja las últimas fases de un sistema planteado desde la insostenibilidad más evidente (obligatoriedad de crecimiento económico imparable y espoleado por un crédito rampante y unas políticas monetarias que siembran inestabilidad por su extremismo). En los próximos años veremos hasta dónde llegan esas reacciones que germinan de forma silenciosa dentro de la sociedad civil.
Disturbios en Ferguson (Missouri-EE.UU)  por la muerte de Michael Brown

Los disturbios de Ferguson también han sacado a la luz otro hecho que lleva dos años dándome qué pensar. Muchas poblaciones estadounidenses han estado comprando en los últimos años equipos militares para sus cuerpos de seguridad. Esto resulta llamativo además de por ser caros, porque las arcas públicas son deficitarias y porque buena parte de esos equipos están pensados para la guerra, para la confrontación masiva y de gran contundencia, que es lo contrario que utilizar los recursos estrictamente necesarios para someter a un ciudadano que supuestamente quebranta la ley. El despliegue, en un momento dado, de la Guardia Nacional (supongo que para meter el miedo en el cuerpo) tampoco sirvió para calmar los ánimos sino todo lo contrario. La verdad es que todo el proceso recuerda más a los países donde reina el autoritarismo que al primer exponente mundial de la democracia.

En el plano económico, supongo que los fabricantes de armamento han diversificado sus ventas dado que EEUU no está oficialmente en modo "invasión extranjera". Más bien está en modo "bombardeo extraoficial con drones". Sobre el importante papel que juegan y jugarán los drones en la guerra fría del Nobel de la Paz hablaremos otro día largo y tendido.


Eduardo Olano Lafita
SMART GESTION GLOBAL
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