sábado, 6 de octubre de 2012

NUESTRA RELIGIÓN: LA LEY DE HANLON

Con una crisis tan profunda retorciéndonos las carnes, es normal que lleguemos a oír las soluciones más disparatadas en un intento de coger atajos intelectuales, por llamarlo de alguna forma. Normalmente son fruto de la desesperación y/o de la falta de conocimientos sobre un tema, y sobre las consecuencias de dicha propuesta. Para mí, muchos de esos argumentos, incluso realizados entre profesionales en la materia, son una simple huida hacia delante. Una vez más, no intento solucionar un problema sino que lo pospongo para no tener que afrontarlo hoy, pero quien prefiera esa opción debe ser consciente de que el problema no desparece, sólo se pospone mientras sigue creciendo, y creciendo, en el fondo de un armario.

Algunos economistas ven bien y necesario que el BCE compre deuda española, y supongo que en esa línea de coherencia deberían también haber aprobado la compra de deuda griega (la de ese país que ha impagado € 140.000M y que hoy sigue siendo insolvente), la deuda portuguesa, irlandesa, italiana, y en los próximos años probablemente también la compra de deuda belga y francesa, además de la de Chipre y otros. Quizás no se hacen tantos planteamientos, porque no hay tanto argumento, más bien vísceras.

Quizás es sólo un berrinche intelectual: quiero dinero ya, que alguien me lo preste y barato, que soy muy importante, soy europeo, soy de la OTAN, y todo eso me da derecho a vivir sin hacer cuentas. Quizás por eso, esos mercados que sí hacen números, y que nos han financiado libremente durante años, hoy exijan a algunas Comunidades Autónomas españolas (y también a otras instituciones públicas en América) unos tipos superiores al 10% anual, pagando más que países como Pakistán, Botswana, o Ecuador. Y eso que ellos no son el ombligo del mundo como nosotros. ¿Cómo lo interpretas tú? ¿Por qué los mercados son tan malos con nosotros y tan buenos con esos "don nadie"? ¿Por qué nos tienen ahora tanta manía sólo a nosotros? No es tan visceral el tema, sólo son matemáticas, sumas de ingresos y resta de gastos. ¿A ver si resultará que nosotros no somos el centro del mundo?

Te digo cómo describo yo lo ocurrido: Occidente lleva muchos años aplicando sus conocimientos basados tanto en el estudio como en la experiencia sobre la mejor forma de organización política y económica. Tras las experiencias del siglo XX parece claro que la democracia es el sistema menos malo de gobierno (aunque no sea perfecto). Igualmente, la economía de mercado es el sistema más justo socialmente, porque facilita menos la corrupción, el amiguismo y el despotismo que se generaliza en regímenes absolutistas. También es más eficiente económicamente, porque consigue más con menos, y como los recursos son limitados, es el que mejor promueve el desarrollo económico del conjunto de la sociedad. Las normas jurídicas son el marco que delimita la forma de desarrollo económico y político, y éstas se van adaptando a los tiempos. Por ejemplo, para limitar el poder de los que mandan, o asegurar una redistribución de riqueza hacia los seres humanos a los que no les ha ido bien en un entorno competitivo.

Entre las normas existentes está el que los gobiernos sean responsables de sus cuentas públicas. Para ello, deben ser fiscalizables por el resto de la sociedad, y deben establecerse límites a los excesos para evitar males mayores. Las exigencias de Maastricht, las normas de Basilea, o los ratios de reserva de capital de la banca son ejemplos de esas limitaciones autoimpuestas para salvaguardar al sistema de hacer las cosas mal. En la práctica, como los gobiernos (y la banca, aprovechando agujeros legales) se han saltado impune y reiteradamente esos límites, hoy está en duda su solvencia. A partir de ahí, ¿qué haces? Lo lógico sería apresurarte a cumplir lo acordado mientras pagas el precio de las consecuencias de tus actos. Pero eso no gusta, y como no somos tan racionales ni diferentes de los animales como nos gusta presumir, preferimos seguir saltándonos esas normas impuestas que evitan comportamientos insanos bajo la reiterada e incumplida promesa de que a partir de ahora cumpliremos. Hoy reflexiono sobre cuanta razón tenía una persona que me dijo hace muchos años: "si no vives como piensas, acabas pensando como vives".

Otra muestra del sinsentido actual. Supongamos que acepto pulpo como animal de compañía, y apruebo la compra de “algunos” bonos soberanos por parte del BCE (Por favor, apúntate ese "algunos" en tu agenda, porque te prometo que en los próximos tres años, las estimaciones iniciales las vas a ver crecer como los panes y los peces). Hay una pregunta evidente que no he visto hacerse a ningún economista: ¿Por qué hay que comprar bonos en los mercados y no se les da una línea de crédito? ¿Por qué tanto interés en ir a manipular los mercados financieros cuando puedo prestarle fuera de ellos, sin manipular nada? Si lo que quieres es ayudar a España, dale dinero, pero no lo aproveches para manipular, de paso, los mercados. He ahí otra de las grandes verdades y barbaridades de las soluciones a esta crisis: la obsesión de los Bancos Centrales por sustituir el criterio (considerado ideológicamente más eficiente) de los inversores por los suyos a todos los niveles. Eso no es democracia ni economía de mercado, y aunque creas que no te afecta directamente, sí lo hace, y no lo digo yo sino la historia.

Puestos a analizar las medidas que se anuncian, pensemos en el QE3. Se me ocurren varias cuestiones: ¿Por qué Bernanke decide comprar paquetes de hipotecas (Mortgage-Backed Security, MBS)? ¿Por qué lo hace en el mercado y no se lo compra a Freddie Mac o Fannie Mae, los “bancos públicos malos” en los que la gran banca lleva años vertiendo su porquería hipotecaria? ¿Por qué anuncia la medida en la segunda quincena de septiembre y dice que empezará al día siguiente, en vez de esperar al inicio del mes siguiente (octubre), como ha hecho en otras medidas? Bernanke argumenta que si sube el precio de esos productos financieros llamados MBS (lo que implica que baja el tipo de interés implícito en esos activos), los banco correrán a rebajar ellos también el tipo que aplican a las hipotecas de nueva generación en la economía real. 

En mi opinión, Bernanke compra en mercado y no directamente a Freddie Mac o Fannie Mae porque quiere comprárselos más caros a la banca. En esta crisis, cada lobbie pasa su minuta periódicamente, lo que en mi pueblo es un delito que se llama malversación de fondos públicos. Además, Bernanke lo aplica en septiembre porque todavía no ha terminado el trimestre y así la banca podrá maquillar un poco el resultado de dicho trimestre. Ya sabes, a fabricar confianza.

Por supuesto, como era de esperar, Bernanke no acierta ni al ir a mear, y los números muestran sin lugar a dudas que la banca no está trasladando esos tipos más bajos a sus hipotecas. Todo lo contrario, se benefician doblemente porque prestan hipotecas a tipos altos, y los venden en paquetes a la Fed a tipos bajos (que implica un mayor precio de ese paquete). Una vez más, Bernanke debe estar preguntándose qué falla esta vez en su nuevo experimento monetario.

Una parte de mí me dice que no puede ser tan tonto para creerse sus propias idioteces y que es más fácil que sea un corrupto o alguien con conflictos de interés  (como cuando los bancos esponsorizan las conferencias de verano de miembros de la Fed, o cuando el juez Garzón juzgaba alguna demanda contra el Santander mientras le enviaba una carta al Sr. Botín solicitándole que financiara unas conferencias universitarias en EEUU).

Entonces, cuando pienso que quizás soy un mal pensado y que me dejo llevar por las teorías de la conspiración, recuerdo a Hanlon y su ley: “no atribuyas a la maldad lo que puedas atribuir a la estupidez”. Y eso sí lo tengo claro, en el doctorado de la estupidez, la Humanidad es Cum Laude.

miércoles, 3 de octubre de 2012

CAMBIO BOLA DE CRISTAL POR BANCOS CENTRALES

Hay gestores de inversiones que realizan su trabajo dejándose aconsejar principalmente por el análisis técnico, basado en que “la historia se repite”, por lo que busca identificar patrones de comportamiento y modelizarlos a través de ratios, medias móviles, rangos de fluctuación, etc. Este tipo de gestión, aunque es bastante útil en un entorno tan incierto, anárquico y errático como el actual (no porque lo sea la economía sino las decisiones de las autoridades), tiene el problema de que los patrones históricos que le sirven para establecer sus modelos están basados en comportamientos de unos mercados “relativamente libres”, algo que hoy no existe. Hoy, el fondo y forma del comportamiento de los mercados financieros viene casi exclusivamente marcado por las comunicaciones mediáticas arbitrarias de nuestros dictadores monetarios globales (BCE, Fed, Banco de Inglaterra, Banco de Japón, Banco Nacional de Suiza, etc), quienes menosprecian la democracia y se esfuerzan en protegernos de nosotros mismos, por nuestro bien, y de paso también el de sus allegados sectoriales. Esto hace que el análisis técnico pierda eficiencia a la hora de proyectar comportamientos futuros.

La mayoría de los muchos gestores mundiales basan principalmente sus decisiones de inversión en el análisis fundamental. Si la otra herramienta (el análisis técnico) pierde eficiencia en un entorno como el actual, el análisis fundamental ya ni te cuento. Los fundamentos económicos, los resultados empresariales y muchas variables económicas clave son hoy papel mojado para los mercados financieros. Cuando te gobiernan monetariamente unos señores que no tienen ningún respeto por la economía de mercado, que es la democracia económica, y que intentan sustituirla abiertamente por una economía central planificada (esa que dio tan buenos resultados en las economías socialistas de los años 50 a los 90), cualquier herramienta de análisis básicamente sirve para rellenar hojas de periódico. Normalmente, la euforia que se genera en las épocas de bonanza hace creer que durará eternamente, lo que hace que las primas de riesgo se reduzcan (el riesgo resta muy poco al valor de los activos), y las valoraciones pierdan el oremus hasta convertirse en puras burbujas especulativas. Hoy hay ya varias burbujas creadas, pero esta vez no han hecho falta años de bonanza para crear esa falsa sensación de indestructibilidad en las inversiones, porque contamos con las promesas de rentabilidad de los Bancos Centrales. Corrupción y estupidez en una sola pastilla, un cóctel explosivo.

Esta vez, a los Bancos Centrales no les ha bastado con ser los financiadores habituales y necesarios de esas burbujas sino que además están siendo promotores activos y orgullosos de esas bombas de relojería que hoy disfrutan algunos (los más ricos de la sociedad, los dirigentes de banca, etc). Bombas que permiten que en el corto plazo, Obama siga gastando un 50% más de lo que ingresa (¿te imaginas si lo hiciera cualquier familia/empresa?) y que pague TEMPORALMENTE menos intereses que nunca, que facilitan que Europa siga dando dinero a una Grecia insolvente, que otros insolventes europeos reciban dinero como si fuera un problema de liquidez, que los bancos quebrados sigan operando como si no lo estuvieran, que Francia, España, y otros, incumplan sus planes de déficit sin consecuencias (sí las tendrían en unos mercados libres y se producirán violentos ajustes el día que dejen de intervenirlos a dedo). Los Banco Centrales crean inflación a dedo, enriquecen a la clase pudiente a dedo, regalan dinero a la banca a dedo, benefician en la financiación a las grandes empresas cotizadas a dedo (una competencia desleal contra las pequeñas empresas, que no obtienen crédito o lo hacen muchísimo más caro).

Hoy vivimos en un mundo económico y financiero extremadamente artificial, que me recuerda a la planificación centralizada china, donde los dos mil ricos miembros del Partido Comunista dirigen todo lo público jugando al “una para el pueblo, una para mí”.

Algunos analistas técnicos dicen que el rally bursátil de los últimos meses (incluso el de los últimos cuatro años) tiene muchas inconsistencias internas y forma parte de un movimiento de rebote temporal de largo plazo para volver a caer fuerte después. Otros analistas fundamentales dicen que veremos pronto una fuerte corrección porque estamos en un récord histórico de desconexión entre el boyante comportamiento de la bolsa y la realidad económica global en proceso de deterioro. Muchos hooligans del sector financiero opinan siempre lo mismo: que mañana estará todo mucho mejor y todo cotizará más arriba, por lo que ya casi llegas tarde. ¡Date prisa y compra ya!

Para mí, como dicen los americanos, la cuestión no es “if” sino “when”. Yo no sé cuando ocurrirá la debacle de un mundo encarecido artificialmente a base de inflar burbujas que siempre acaban de la misma forma previsible. La gran manipulación existente me impide estimar el “timing” del ajuste, porque los mercados hoy son insensibles a la realidad económica (algo que sí llevo años anticipando bien). Y es que, cuando el dinero público anda por medio, la ficción supera temporalmente a la realidad. Sin embargo, son tantos los activos y variables manipulados, y están ya a niveles tan extremos, que me cuesta creer que puedan pasar bastantes años más antes de que el sistema se resquebraje.

Aunque no tenga claro el timing, te digo lo que sí tengo claro:
  • La economía americana es una gigantesca bomba de relojería, que hoy se sustenta en un nivel de gasto público insostenible, en una deuda que crece exponencialmente, en una competitividad basada en gran medida en depreciar artificialmente su divisa, en un Banco Central que se ha convertido en el principal comprador de su deuda nacional (y no por gusto) generando precios de evidente burbuja, en unas políticas monetarias que agudizan la fragmentación social, en unos mercados absolutamente basados en el pelotazo prometido por la autoridad, y en una incapacidad política de entender y afrontar el proceso de ajuste multianual que vivimos. Todo factores o anomalías temporales que, en el momento en que dejen de producirse o relajen su intensidad, permitirán, que no provocarán, el ajuste natural de la economía que se ha intentado eliminar con esas políticas contrarias a la economía de mercado. Realmente, esas distorsiones temporales no eliminan el ajuste, sólo lo posponen, y a un alto precio para la sociedad. La magnitud de dicho ajuste será intensa porque se han acumulado muchos años de desajuste artificial, como lo es la cantidad de agua acumulada en una presa que se rompe repentinamente.
  • El euro, en su composición y formato actual, tiene más pasado que futuro (aunque no me guste que sea así).
  • Las economías europeas no han visto, ni de lejos, lo peor. Olvídate de España o Italia, la verdadera bomba para Europa será Francia. Parte de las políticas sociales europeas se derrumbarán en los próximos años, porque son un castillo de naipes basado en gastar/disfrutar permanentemente mucha más riqueza de la que genero, y en hacerlo a crédito bajo la promesa de que un día dejaré de gastar tanto, pero ese día nunca llega. Ninguna generación, ningún gobernante, ni ninguna institución pública encuentra el momento bueno para dejar de consumir y pagar esa deuda acumulada. Todavía gastamos más de lo que ingresamos y ya hablan de librar al pueblo del yugo de la deuda. Incrementar mucho los impuestos (que es lo que están haciendo en España) para sostener ese nivel de gasto público insostenible frenará más todavía la economía y su velocidad de autoajuste. Lo más irónico es que, cuando reviente este tinglado, muchos ignorantes culparán al capitalismo y a la economía de mercado de los magnificados problemas que hoy están generando las políticas sectarias e intervencionistas actuales, contrarias a aquellos y propias del socialismo. De hecho, la economía de mercado no fomenta fácilmente las burbujas, pues una de sus principales características son los mecanismos de autoajuste. Son las sabias decisiones arbitrarias de nuestros gobernantes las que más las crean: "vivienda para todos" (con o sin dinero), "dinero barato para todos" (sin importar el riesgo), "energía limpia a cualquier precio" (como tenemos dinero infinito, prometieron gran rentabilidad a todos in eternum).
  • Los emergentes seguirán creciendo aunque a un ritmo menor, lo que conllevará diversos grados de inestabilidad social. China será el mayor ejemplo de ese freno económico, tras una década de burbuja en el inmobiliario, el crédito, el gasto público, y en el incremento de la capacidad productiva.
  • La falta de bonanza económica global nos mostrará el lado oscuro de la globalización, fomentando tensiones nacionales e internacionales. 
  • Se producirán importantes inestabilidades financieras. Se juntan la ley del péndulo con el efecto mariposa. La ley del péndulo: cuanto más lo manipules hacia un extremo, más potente será el movimiento inverso, cuando se produzca. Efecto mariposa: afrontamos el proceso de desapalancamiento de una sociedad occidental acostumbrada a vivir a crédito, con grandes deudas ya acumuladas, y en un mundo financiero con más de $600 Trillones (billones europeos) en derivados, más de  10 veces el PIB mundial. Cualquier cambio mínimamente rápido verá magnificado sus efectos.
Termino con otra muestra del nivel de desesperación de Bernanke. Como cada vez la apuesta es mayor, la dosis necesaria de inyección monetaria y de manipulación también. En consecuencia, el lenguaje brabucón del dictador aumenta día a día (¡pues mi papá, todavía más!). Ahora ya no le basta con sugerir que los tipos de interés se mantendrán bajos hasta 2013, 2014, ó 2015, ahora sugiere "hasta que recupere la economía". Dentro de poco quizás nos prometa la inmortalidad. ¿Quién sabe? A lo mejor la economía o el paro se asustan tanto con un tipo tan duro que empiezan a mejorar y a contratar. ¿No crees, o es que a ti no te genera confianza y ganas de consumir? Alguien debería explicarle a Bernanke que la magia, sólo es magia, cuando la mayoría no sabemos el truco.

domingo, 30 de septiembre de 2012

RAJOY Y LA MAL LLAMADA AUSTERIDAD

Estamos en la era de la publicidad, del marketing, y de los efectos especiales. Lo malo no es que intenten distorsionar nuestros sentidos, sino la utilidad que a veces se le da. Distorsionar la realidad en el mundo del ocio para aportarnos nuevas experiencias y a sabiendas del consumidor es algo bueno, y que incentiva la inventiva del ser humano. Manipular la realidad para transmitir mensajes poco cercanos a ésta con el objetivo de embellecer la gestión/decisión del emisor del mensaje es sencillamente una mentira, o en el mejor de los casos, una media verdad.

Si yo fuera la palabra austeridad pediría que retiraran mi nombre del diccionario. Hoy gusta llamarle austeridad a seguir viviendo gastando más de lo que ingresas pero con el mérito de que ese exceso es "menor que en los últimos años". Con tan malas costumbres tan arraigadas en nuestro mundo público, hablar de vivir con lo que tienes debe ser considerado de monje de clausura que no tiene ninguna sensibilidad social. Hasta aquí ha llegado la estupidez humana, esa que no tiene límites.

Personalmente, me importa un bledo si Rajoy hace lo que oficialmente exige Bruselas tras pedir oficialmente el rescate inevitable, o si lo hace antes coordinado con la UE para que parezca un préstamillo entre amigos sin condiciones impuestas, y que jamás deberá llamarse rescate. Lo que me importa es que haga las reformas importantes de una vez por todas.

¿En qué se parecen los presupuestos de Rajoy para 2013 a otros paquetes de medidas anteriores? En que Rajoy sigue sin abordar de forma relevante uno de los principales problemas de nuestra economía: el sector público. Uno de los pilares que es imprescindible y urgente reformar en nuestra sociedad (y en todo Occidente) para poder mantener nuestra forma de vida es el sector público. La reducción del número de empleados públicos y de la clase política sigue siendo la asignatura pendiente, una asignatura sin cuyo aprobado el profesor del destino no nos permitirá volver a crecer ni mantener nuestro nivel de vida. ¿Por qué? Porque supone detraer demasiados recursos a los generadores de riqueza (empresas y consumidores) para mantener unas castas que son, principalmente, centros de coste. Dado que esta realidad, prolongada durante muchos años, nos está acercando al abismo de un gran retroceso socioeconómico, a nuestros gobernantes sólo se les ocurre argumentar que "ellos garantizan ese gasto social", todo para poder seguir haciendo lo mismo. Si sabes algo de economía, probablemente sabrás que sólo el crecimiento de una economía saneada puede prometer ese bienestar social. Lo demás, son trileros sociales y vendedores de humo que se agarran al corto plazo rabioso para justificar casi todo.

Como te he comentado muchas veces, estamos en una crisis estructural, no coyuntural. Por eso no basta con las medidas que la mayoría de gobiernos están aplicando para volver a crecer, porque son parches coyunturales y no cambios estructurales. Para controlar el gasto que supone el sector público, la solución no es congelar in eternum los sueldos de los funcionarios hasta convertirlos en muy mal pagados, y eso que muchos ganan poco. La solución es reducir la plantilla para ajustarla a la realidad, y a los que queden, darles unos derechos y obligaciones parecidas a las del mundo privado. Pero eso supondría desactivar una de las castas privilegiadas de nuestro tiempo para hacerla entrar en la órbita terrestre en que vivimos el resto de humanos.

Mientras estas medidas no lleguen por parte del gobierno, la única alternativa para compensar ese exceso de gasto es crujir con más impuestos a los ciudadanos y empresas, lo que significa seguir ayudando a la crisis en su labor de reducir la renta disponible de los dos únicos grupos sociales que crean riqueza. Por eso, de momento, miles de individuos que, en conjunto, formamos los mercados financieros, no volveremos a prestar el dinero de nuestros clientes a estos gobernantes, o lo haremos a tipos muy altos por el riesgo que asumimos. Te recuerdo que ya hay agencias de calificación crediticia que tienen a España como “bono basura”. La diferencia de España, Grecia, etc con algunos bonos basura corporativos que yo sigo como posible inversión es que dichas empresas han planteado y están ejecutando planes serios para garantizar su solvencia futura, y no lo dejan todo en manos del destino, ni del próximo gobernante dentro de cuatro años, ni confían en que su irresponsable Banco Central juegue peligrosamente a hacer política fiscal con sus medidas de política monetaria.

Mientras los dirigentes políticos no den una muestra clara de recortar sus excesos de gasto, no tiene sentido prestarle a gente insolvente, si lo medimos con parámetros históricos. La historia es muy clara, países con mucha menor deuda sobre el PIB (pública más privada) de la que hoy tienen países como España, Reino Unido, EEUU, etc, han acabado haciendo quitas. Pero claro, como suele decirse para justificar predicciones basadas en la magia en vez de en la matemática básica, "esta vez será diferente".
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