lunes, 8 de junio de 2015

LA ESTUPIDEZ EN GRÁFICOS

El crecimiento de la economía mundial desde 2008 no es el que auguraron las autoridades. Entonces, amparándose en la gravedad de esta crisis, que no ha terminado, implementaron unas medidas monetarias y fiscales extremas y peligrosas. Las autoridades políticas (gobiernos) y monetarias (bancos centrales) prometían, además de salvar la economía mundial y de los planetas adyacentes, vuelta al crecimiento y normalización de dichas medidas (deshacerlas).

Hoy, casi siete años después, no voy a discutir si salvaron al mundo o cómo y en cuánto tiempo se hubiera salvado este solo. Todo ello es opinable. Lo que no es discutible es que apenas hay crecimiento, ni lo ha habido en estos años, ni han normalizado (deshecho) esas peligrosas medidas que adoptaron. Tampoco es discutible que las autoridades políticas y monetarias de entonces no asumen ni sufren consecuencia alguna por sus decisiones, sólo los demás, la población.

Las autoridades nos deben todavía ese crecimiento y esa normalización, pero no nos las van a dar. Para entender por qué no nos las van a dar hay primero que entender por qué tomaron unas medidas tan drásticas que yo califico "de descerebrado". Lo hicieron porque sus intereses en el corto plazo (mantener su imagen política y proteger, con recursos públicos, a los lobbies) chocaban con los de la sociedad a largo plazo (sanear la economía para que ésta pueda volver a crecer de forma equilibrada y sostenible). Como evitaron los ajustes a los excesos cometidos, que de forma natural imponía la economía, ahora ésta apenas crece y no les permite normalizar la situación. Una vez más, sus promesas/estupideces las pagamos los ciudadanos, que les elegimos.

El exceso cometido por múltiples agentes económicos durante años sembró y terminó en una gran crisis. Para contener esa crisis, de forma insana, los gobiernos y autoridades monetarias cometieron otros múltiples excesos... que ahora te enseñaré. Eso es lo que hoy nos lastra, lo que impide crecer y normalizar la situación.

Para permitir esa barbaridad, los bancos centrales mundiales han bajado los tipos de interés casi 600 veces desde que cayó Lehman Brothers. Es decir, casi cada tres días un banco central ha dicho al mundo "tomar más dinero aún más barato, a ver si hacéis algo productivo con él". Obviamente, buena parte de ese dinero no ha llegado al mundo, ha llegado:
  • A la banca, para que pueda salvarse sin tener que ampliar más capital ni hacer pagar a los bonistas por sus responsabilidades
  • A los especuladores, que además de recibir dinero han recibido la "orientación" de los bancos centrales de hacia dónde debían especular, qué burbuja tocaba inflar en cada momento.
  • A los gobiernos que, tras gobernar financieramente mal durante décadas, gastando por sistema más de lo que ingresan, han seguido con esa práctica. Para seguir gastando lo que no tienen no sólo se han endeudado más (hipotecando el futuro de los jóvenes, que deberán devolver en dinero que nuestra generación hoy se gasta sin tener), sino que además han aumentado los impuestos, quitando a empresas y consumidores, los dos principales creadores de riqueza, la posibilidad de fomentar una recuperación fuerte y sostenible.
Así ha fomentado la Fed el crecimiento económico desde que abandonó en patrón oro en 1971: bajando casi permanentemente los tipos de interés.



Tanta bajada de tipos ha generado más y más deuda a nivel mundial, que es precisamente lo que hoy lastra el crecimiento. Los generadores de riqueza tienen demasiada deuda, lo que detrae buena parte de los recursos que van generando. Además, sus gobiernos, "obesos en estructura", también les quitan cada vez más dinero (para poder sostener tanto gasto y tantos intereses). ¿Quieres detalles de esta burbuja del crédito? Ahí van:



La deuda también ha aumentado para especular en los mercados. La evolución de S&P muestra una clara correlación con la evolución de las garantías que se ponen cuando se opera con derivados (para invertir a crédito, apalancado).


Ya ves, ingentes cantidades de dinero barato fluyendo hacia la especulación. Si miras qué porcentaje sobre el PIB representan esos niveles de garantías para operaciones con derivados (ver el siguiente gráfico) te das cuenta de hasta qué punto nuestra economía (basada en el sobreenduedamiento creciente) y nuestros mercados (que la han acompañado con gigantescos volúmenes especulativos), se han vuelto adictos al dinero fácil, lo contrario a la innovación y el esfuerzo por mejorar la realidad existente.


Esas magnitudes resultan especialmente llamativas cuando alguien te cuenta que el PIB mundial ronda actualmente 70 billones de dólares (trillions, para los americanos) y que la exposición a derivados se aproxima a 10 veces ese tamaño. La Tierra es un planeta demasiado pequeño para tantos megatones de deuda.

Según de desprende de algún medio de comunicación cercano a la Reserva Federal, en ésta no entienden por qué los estadounidenses están ahorrando tanto en vez de consumir. Por si algún descerebrado de esa élite estuviera escuchando, yo se lo digo claro: si mi ahorro en depósitos y deuda del Estado apenas rinde gracias a las barbaridades monetarias y las manipulaciones de la Fed (tipos a 0 y QE), tendré que ahorrar más para poder tener algún ingreso extra. Si mi Estado sólo hace que subirme los impuestos para poder gastar más, tendré que ahorrar más si quiero que me quede algo. ¿Y ahorrar por qué? Porque los Estado de Occidente son tan "obesos", gastan tanto, que resulta evidente que los números no salen y que apenas habrá pensiones futuras, por lo que hay que ahorrar. Es decir, tipos a 0%, más subidas de impuestos, más gasto público creciente e insostenible, más pensiones insostenibles, más sueldos medios bajos desde la crisis, más, más, más, no generan confianza futura a la empresas ni a los consumidores y sugieren la necesidad de ahorrar más. Es el sentido común que forja la economía básica, algo que ellos no tienen.
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