jueves, 11 de abril de 2013

JAPÓN: LA MESA DE MODA EN EL CASINO GLOBAL

A menudo, el mundo financiero es calificado de casino, sencillamente porque las cotizaciones no evolucionaban a la par con las noticias que surgen del mundo real. Actualmente, gracias al dinero fácil y la manipulación de los mercados por parte de los Bancos Centrales sí podemos decir que es oficialmente un casino.

Te explico un ejemplo reciente a sumar a los múltiples existentes sobre cómo funciona este casino. Entre las teorías mediáticas que rodean a los mercados para intentar dar alguna explicación racional a sus movimientos hay una que supone que cuando los datos económicos americanos son buenos, las bolsas suben y los americanos tienden a invertir más internacionalmente. Por eso, en ese escenario los especuladores tardan unas décimas de segundo, literalmente, desde que se publican los datos en vender dólares y comprar otras divisas, depreciando el dólar. Además, también compran bolsa.

El viernes pasado conocimos el dato de creación de nuevas nóminas en marzo en EEUU. Personalmente, no me gusta demasiado ese dato que a la prensa le encanta comentar como gran noticia sobre la evolución de la economía americana porque, como el 99% ignora, crear 100.000 ó 200.000 nuevas nóminas sobre un total superior a 135 millones es hilar muy fino, cerca de una milésima. Si además tenemos en cuenta que no es un dato real sino que son encuestas empresariales mensuales, peor me lo pones. Si encima te digo que más de un tercio de ese dato es pura estadística que estima que cada mes se crean más nuevos puestos de trabajo en las pequeñas empresas de los que se destruyen, pues imagínate lo fiable que es. Como comprobación de su fiabilidad recuerda que con las revisiones de ese dato que se realizan en los meses posteriores supimos que, en EEUU, desde el inicio de la crisis se habían destruido casi 8 millones de puestos de trabajo, frente a los aproximadamente 6,5 publicados mes a mes por ese dato. Sin embargo, no hay diario económico que no se haga eco de tan importante evento mensual.

El dato de marzo publicado fue malo porque estimó que se crearon 88.000 nuevas nóminas frente a 190.000 estimadas. Sobra que te detalle que el S&P cayó la friolera de un 0,43%, cuando para subir el doble cualquier día no necesita nada, absolutamente nada, basta con que La Tierra siga girando alrededor del Sol. Pues bien, según esa teoría de traders (operadores a corto plazo), la bolsa debería haber caída (ya lo hizo, aunque poco), y el dólar debería haberse apreciado frente al euro, lo contrario a lo que hace cuando los datos son buenos y favorecen el dar por hecho otra época de bonanza económica. ¿Sabes por qué los traders compraron euros y no dólares como sería coherente con sus propias explicaciones, llevándose el euro de 1.293 a 1.299? Porque pudo más el argumento "con un dato tan malo, Bernanke y compañía tendrán que meter más dinero en los mercados". Como viene ocurriendo desde el inicio de esta orgía monetaria hace cuatro años, cualquier parecido entre la reacción de los mercados y las noticias económicas del mundo real es pura casualidad. Los mercados hoy básicamente se mueven al alza bajo el lema "lo bueno es bueno, y lo malo es mejor, porque conllevará más dinero público metido para subir las cotizaciones a dedo, no sea que el mal dato cale en la percepción popular".

En el casino global, la mesa de moda es Japón. Hace casi seis meses, el entonces aspirante a Primer Ministro, Shinzo Abe, prometió electoralmente que el Banco de Japón perseguiría un objetivo de inflación del 2%, lo que para los especuladores significa Quantitative Easing a lo bestia, alias bolsas arriba y yen abajo con dinero público. A continuación te adjunto los gráficos de la evolución reciente del índice bursátil Nikkei (arriba) y del yen frente al euro (abajo), donde se aprecia la subida del Nikkei del 50% en pocos meses y la apreciación del euro frente al yen de más del 25%.


 
Es el no da más: jugar en el casino, con el dinero prestado del dueño (del casino, no del dinero) y con éste marcando las cartas para que ganes. Los grandes especuladores están que ni en sus mejores sueños. Carpe diem.

domingo, 7 de abril de 2013

LOS RESULTADOS EMPRESARIALES

En las primeras 4-6 semanas de cada trimestre, el mundo financiero se llena de titulares con motivo de las publicaciones de los resultados trimestrales de buena parte de las empresas cotizadas. Los analistas de los bancos de inversión ("sell side") comparan esos resultados con sus estimaciones de ventas, beneficios, márgenes, etc, poniendo especial antención en la comparación, frente al mismo trimestre del año anterior, de los beneficios recurrentes (sin extraordinarios) por acción.

Hoy te voy a explicar una picaresca asociada a los resultados empresariales y, por extensión, a las recomendaciones de los analistas. Tras varias semanas y muchos resultados ya publicados se suele hacer un recuento, comparando si los beneficios presentados han sido mejores o peores de lo estimado por el consenso del mercado, formado por muchos analistas de diferentes bancos. En el índice S&P 500, los resultados de las 500 compañías que los integran suelen batir los estimados casi en un 70% de los casos, algo que suena bonito y genera buen rollo en el mercado bursátil, algo que hace que parezca que la realidad de las empresas es habitualmente mejor de lo estimado. A priori, este dato puede resultar sorprendente si tenemos en cuenta que los analistas se reúnen periódicamente con las compañías y que éstas además realizan presentaciones periódicas ante la comunidad inversora y comunicados cuando hay hechos relevantes.

Intuitivamente se me plantean dos posibilidades. Primera, ¿acaso la mayoría de analistas son muy malos haciendo su trabajo y por eso siempre tienden a quedarse cortos? Segunda, ¿engañan quizás las empresas sistemáticamente a los analistas que hablan con ellas diciéndoles cosas peores que la realidad? Ni lo uno ni lo otro. Los analistas no son ningunos ineptos y las empresas, aunque dosifican la información y siguen atentamente las estimaciones y recomendaciones de los analistas, tienden a sacarle tanto brillo a su compañía como razonablemente pueden. Incluso en cualquier supuesto, sería previsible que los analistas apuntaran al alza en la siguiente ocasión, y entonces bajaría sustancialmente ese ratio. Luego, ¿por qué sistemáticamente se siguen batiendo las estimaciones en más de dos tercios de los casos?

La picaresca es la siguiente. Las empresas saben que es importante no defraudar los estimados del conjunto del mercado a riesgo de sufrir un desplome en su cotización, algo que perjudica a directivos, accionistas y a la propia empresa. En consecuencia, las empresas hacen todo lo posible por superar aunque sea en un centavo/céntimo lo estimado. De hecho, muchas empresas, si ven que están muy lejos de las estimaciones, unos días antes de presentar los resultados, por ejemplo diez días, comunican públicamente que no llegarán al rango numérico que la propia empresa había dado, por ejemplo ganar $1.25-$1.30. A continuación, la empresa da un nuevo rango de beneficio para ese trimestre ya cerrado, por ejemplo $1.10-$1.11. Entonces, cuando llega el día de la presentación anuncian un resultado de $1.12 por acción y, oficialmente consta como si hubieran batido las estimaciones.

El batir recurrentemente los resultados trimestrales es algo que los directivos de las empresas saben que les ayuda a hacer subir el precio de sus acciones. De hecho, para la cotización en bolsa de una compañía es más rentable batir muchas veces, aunque sea de poco, y defraudar luego una vez en una magnitud mucho mayor. Esto ocurre porque el día en que se defrauda al mercado y la cotización cae, a medida que baja el precio, los inversores tendemos a pensar que esa acción está barata por el simple hecho de que el valor atribuido a una empresa está influido por la cotización que venimos viendo semana tras semana. Después, cuando la cotización es estabiliza en un nivel durante varios meses, tendemos a pensar que ese es su precio y vuelve a empezar el proceso.

Al contrario de lo que mucha gente cree cuando lee informes de empresas, recomendaciones y precios teóricos, el análisis financiero tiene mucho de objetivo, mucho de subjetivo, y mucho de visceral, como el resto de facetas del ser humano.
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