jueves, 6 de septiembre de 2012

MENOS PRIMA DE RIESGO, PERO ¿HACIA DÓNDE?


En Europa, y especialmente en países periféricos como España, está de moda hablar de la prima de riesgo. La mayoría no sabe bien lo que es, ni lo que implica, ni los elementos que la mueven, pero oye que es algo malo, y además eso es lo que sugiere la palabra riesgo.

Probablemente, mucha gente piense que la prima de riesgo que paga España es exageradamente alta (según oyen en los medios de comunicación), y que es la responsable de que España pague muchos intereses, y por eso les parece solidario y reivindicativo que el Banco Central compre deuda soberana de un país, como alguien que da de comer a un viajero desvalido, o más aún, como un padre que ayuda a un hijo. Para muchos, el BCE (Banco Central Europeo) es esa entidad de la que oyen hablar y que no saben muy bien qué hace, qué puede o no hacer, quién es su dueño, quién la financia, etc, pero ese desconocimiento no les parece relevante, y no les impide “autorizar” cualquier medida (agradable, obviamente) que ayude en el corto plazo a pagar menos por endeudarnos más. Para la mayoría, ignorar las consecuencias potenciales de esos actos no resulta relevante.

La prima de riesgo es simplemente la diferencia entre el tipo de interés del bono alemán a diez años y el bono español a diez años. Se utiliza el bono a diez años como una referencia de largo plazo (podría usarse otro plazo), y se compara con el alemán porque es el que tiene tipos más bajos en la zona euro, es decir, es a quien el mercado le atribuye menor riesgo (riesgo de crédito/impago y riesgo de inflación).

En los primeros años del euro, la diferencia de competitividad acumulada entre la economía española y la alemana era inicialmente pequeña (como dos líneas rectas casi paralelas que empiezan juntas y se van alejando más a cada instante). Además, la burbuja inmobiliaria que se inflaba en España le daba temporalmente un crecimiento extra a nuestra economía (aunque no fuera un crecimiento sano a largo plazo). Por todo ello, en aquellos años, la diferencia entre el tipo alemán y el español llegó a aproximadamente 20 puntos básicos (un 0,2%).

Con el tiempo, nuestra economía menos competitiva que la alemana (menos flexible y más inflacionista) hizo que nuestro crecimiento sufriera más la crisis (las economías menos eficientes acusan más cualquier freno económico, como un obeso sufre más que un atleta al realizar un esfuerzo físico). Además, el hecho de que el sector inmobiliario fuera uno de los pilares de nuestro crecimiento durante algo más de diez años nos situó en el epicentro de esa burbuja global del crédito que reventaba. Después, las medidas disparatadas de ZP (malgastando tiempo y dinero) agravaron la enfermedad. El resultado: que los compradores de bonos prefirieron invertir en bonos alemanes que españoles, pues les generaba mayor confianza en que pagarían su deuda.

Desde 2008, la crisis estructural que sufre todo Occidente tras su prolongada adicción al crédito barato y al consumo ha acentuado la huida del dinero desde la deuda soberana española (y de otros países con problemas) a la alemana y otras consideradas más seguras (por ejemplo, la deuda suiza).

Podemos discutir largo y tendido sobre las consecuencias positivas de corto plazo y negativas en el largo de que un Banco Central compre su propia deuda (de ello ya te he hablado en varios artículos), pero la cuestión que hoy te planteo es otra, que no se corresponde con la jerga oficial ni popular.

La población de los países europeos con problemas quiere que el BCE compre la deuda de su país (haciendo subir artificialmente el precio y bajar la rentabilidad) para rebajar la prima de riesgo. Quieren que se meta dinero público donde los inversores profesionales no quieren, para tratar de invertir la consecuencia natural (aunque magnificada en los mercados por la desconfianza popular y la especulación) de convivir con alguien muy diferente de ti bajo la misma divisa. Es decir, queremos la misma divisa pero no sus consecuencias: que la gente libremente nos compara y elige a la hora de comprar unos zapatos, irse de viaje, o invertir su dinero, y como no nos gusta el resultado, queremos imponerlo a dedo.

En realidad, lo que hoy quiero que te plantees es algo diferente. La gente piensa que es justificable reducir artificial y temporalmente (pues lo antinatural acaba sucumbiendo a la realidad) la prima de riesgo española, y así pagar menos intereses, que tanto asfixian a algunas (endeudadas) economías modernas. El camino lógico para ello, dar confianza a los mercados de que les podrás pagar porque ajustas tus ingresos con tus gastos, no es lo que se lleva socialmente/electoralmente en Occidente. La cuestión es ¿no debería reducirse la prima de riesgo a la inversa? ¿No deberían ser los tipos de Alemania, Francia, y de otras economías como EEUU, Reino Unido, o Suiza los que subieran y no tanto los tipos españoles o italianos los que bajaran? No te pregunto si te apetece o divierte que los españoles paguemos tanto intereses por emitir deuda, sino que puestos a manipular los mercados (algo que no comparto) no deberíamos ir primero a por donde hay mucho más exceso. Yo creo que son todas esas economías las que están alimentando una burbuja monetaria que baja artificialmente (y temporalmente) sus tipos. Opino que, cuando uno observa la deuda pública, el déficit, el paro, la productividad, la divisa, etc de un país como España, Italia, y otros, debería plantearse que no es anormal que paguen tipos altos como los actuales, pues su situación lo justifica, su riesgo lo justifica, al menos en gran medida. Además, si lo que quieren realmente es ayudar a España a financiarse, podrían prestarle, por ejemplo, €500.000M a tipo casi 0 y FUERA DE LOS MERCADOS FINANCIEROS. Pero a nuestros dirigentes no les basta con hacer mal las cosas y no pagar (literalmente) por ello, además deben manipular lo que sea para que parezca que el mundo entero les aplaude por lo bien que lo hacen. Soberbia, más ignorancia, más desapego a la libertad ajena ... ¡qué combinación tan peligrosa!

Teniendo en cuenta que no hay fundamento económico que pueda justificar los bajos tipos que pagan Alemania, o EEUU, o Reino Unido, sino básicamente el intervencionismo del QE, entonces, ¿no debería el BCE velar por todos pinchando la burbuja que se infla en la deuda alemana? Eso se hace vendiendo futuros del bono alemán para tirar el precio y subir su rentabilidad. ¿Te imaginas la cara de Merkel y todos sus homólogos porque suba la rentabilidad de la deuda alemana, francesa, holandesa, etc? Dirían: "éste no ha entendido nada, se cree que nos importan las burbujas que creamos, o los fundamentos económicos, o las medidas correctas. Sólo nos importa poder seguir gastando, un poco más, el dinero que no tenemos para mantener contenta a la plebe".

Los países que acaban haciendo quitas, impagando su deuda, suelen ser países cuya deuda total (pública más privada) se sitúa entre 2,5 y 4,5 veces su PIB. El motivo es que una mochila de deuda tan grande, incluso aunque alguien como el Fondo Monetario Internacional te financie barato, se hace insoportable para una economía que deberá dedicar gran parte de la riqueza que generará durante años a devolver la deuda contraída, y consecuentemente, una sociedad que sufrirá importantes ajustes por mucho tiempo. Si España tiene una deuda total de más de 3 veces su PIB, EEUU también, y en general, Occidente, ¿qué tipos crees tú que racionalmente deberían pagar la mayoría de estos países (sin la manipulación de los Bancos Centrales)? ¿Realmente crees que la solución a los problemas que nos están generando nuestros excesos pasados es inflar más burbujas, por ejemplo la de los activos cotizados? ¿No has tenido bastante con la experiencia de estos últimos años? 

Por duro que sea de aceptar, la realidad es más tozuda que los gobiernos y los Bancos Centrales, y al final se impondrá, por las buenas o por las malas. Como sociedad, no podemos seguir gastándonos, mediante el crédito, la riqueza que todavía no hemos generado, tal y como venimos haciendo desde hace décadas. Podemos aferrarnos a tanto sinsentido europeo, pero para los de fuera, los que pueden juzgar con independencia de criterio, es evidente. El Ministro de Finanzas de Bulgaria, declaraba hace unos días que por el momento paralizan su solicitud de entrada en el euro. Ese deseo tan ardiente se ha enfriado con la situación actual. Dijo que sus ciudadanos, primero necesitan ver qué pasa con el bloque euro, a quién tienen que rescatar cuando entren (te lo dice el país más pobre de la Unión Europa; qué poco solidarios, ¿verdad?), qué normas hay y cuáles habrá en los próximos años (las normas son claras, sólo que nadie las cumple, "por el bien común").

La verdad es que la realidad no nos importa si no nos permite seguir viviendo por encima de nuestras posibilidades. Manipular mercados (que implica coartar libertades y minar los pilares del futuro) está bien visto si se vende como algo solidario. Estar creando burbujas (como la que hoy hay en la deuda alemana, o americana, o suiza), tampoco parece relevante. Como siempre, nadie quiere pincharlas y ser el malo de la película. Todo lo contrario, actuamos como si la solución fuera inflar más la burbuja monetaria global. Nada de lo que hayamos aprendido en esta crisis es capaz de contrarrestar nuestra tendencia natural a las burbujas. Nuestra adicción al placer económico que generan mientras se inflan, a disfrutar más riqueza de la que hemos generado, nos lleva a pagarlas con dinero que no tenemos pero que ingenua y egoístamente esperamos que devuelvan otros en el futuro. En fin, ¿qué le vamos a hacer si esos son los valores de nuestra época? Con ellos vivimos y por ellos moriremos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

EL DESPERTAR DEL BANCO DE INGLATERRA


Hace algunos días, el Banco de Inglaterra (Bank of England, BOE) publicó un informe donde mostraba sus conclusiones sobre los efectos del Quantitative Easing, política que lleva aplicando dicha institución desde hace varios años. El documento se llama: The distributional effects of asset purchases. Éste opinaba que el QE habría contribuido a crear empleo (aunque los números sigan siendo débiles), a reducir la dureza de la crisis, y bla, bla, bla. Personalmente, me gustaría contrastar algunas premisas y conclusiones con el autor de ese panfleto publicitario de 22 hojas del estilo "qué suerte tenéis de que estemos aquí para salvaros, ya que la economía de mercado se ha propuesto haceros daño".

No voy a aburrirte con todos los detalles del informe ni de mis discrepancias, alguna tan obvia como no tener en cuenta que el mero hecho del paso del tiempo (algo que todavía no pueden manipular los Bancos Centrales ni los políticos) inhabilita irrefutablemente algunos de esos bonitos argumentos sólo sostenibles en el muy corto plazo. Siguiendo a la manada, voy a hacer como si estuviera de acuerdo con las conclusiones del informe, y voy a transmitirte algo que el informe reconoce literalmente: pone de relieve que se produce una "redistribución de riqueza" con el QE (¿te suena que alguien lleve muchos meses escribiendo sobre ello?). De hecho, el informe detalla que un 40% de todos los activos financieros (que son los beneficiados a dedo por esta política) los posee el 5% de los hogares (los más ricos, obviamente). Pienso que un 15% de los hogares probablemente poseería un 75-80% de esos activos beneficiados. Es decir, el informe reconoce que no toda la población se beneficia igual del QE, que esa herramienta monetaria contribuye a favorecer de forma desproporcionada a los ricos frente a los pobres (lo más apropiado socialmente en momentos de gran crisis, ¿no?).

Entre algunas tonterías que argumenta dicho informe para justificar el QE está el que hoy no hay inflación alta, medida en términos del IPC. Medir hoy la inflación por el IPC es, en mi opinión, de una gran ceguera. Por ejemplo, te explico porqué no hay inflación alta según el IPC en Reino Unido, o en EEUU. Imagina una familia con varios miembros, alguno de los cuales ha perdido su trabajo con la crisis y/o ha encontrado otro peor remunerado. Como los ingresos familiares han caído, están ayudando a bajar el IPC, pues las empresas ahora gastan menos en sueldos. Hasta ahí,  a parte de sentirlo humanamente, nada que objetar. Forma parte de los inevitables y necesarios/sanos ajustes en la economía tras años de excesivo/insostenible crecimiento. Como baja el poder adquisitivo, el consumo, también bajan el precio del resto de factores productivos, como las materias primas, y más concretamente los alimentos. Este ajuste natural de la economía ayuda a dicha familia. Problema: como a los banqueros centrales les da pánico la palabra deflación (caída de precios), generan el QE para provocar artificialmente subidas en los mercados cotizados: acciones, bonos de empresa, bonos del Estados ... y materias primas, es decir, alimentos. O sea, Bernanke, Draghi, o King (del BOE) te dicen que sus políticas actualmente no crean inflación porque el numerito (IPC) no es muy alto, pero, si rascas las tripas de esos cálculos descubres su regalo actual para las familias que ahora tienen menos ingresos por la crisis: subirles artificialmente el coste de la cesta de la compra, algo que de forma natural la economía no hacía. Es el coste de tener dictadores en vez mercados libres (que no implica no limitados y/o regulados). El IPC suma la subida de los alimentos y resta las caídas de sueldos, pero para las familias, son dos problemas que se suman, no se restan.

Esos genios que dirigen la política monetaria acaban de descubrir la evidencia de que el dinero público que se utiliza para subir artificialmente los precios de los activos cotizados sirve básicamente para beneficiar a los propietarios de esos activos cotizados, que mayoritariamente son los de mayor poder adquisitivo. Entre sus hallazgos intelectuales está también el ver que ese mucho dinero público metido en los mercados apenas se ha traspasado a la economía productiva. De hecho, se ha quedado en el especulativo mundo de los mercados financieros, tal y como algunos llevamos años anticipando.

Puestos a justificar disparates e injusticias como el Quantitative Easing, podrían dedicar ese dinero público a comprar mis bienes, los de mi familia, y los de mis amigos, a precio de oro. Prometo que después compraremos casas, coches, joyas, acciones, viajaremos, etc, así crearemos actividad económica, lo que al final se traducirá en más empleo.

Personalmente, dudo que las evidencias sirvan de mucho cuando luchan contra el status quo de las clases dominantes y el conveniente fanatismo ideológico de algunos. En EEUU, en unas declaraciones recientes, el Presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, declaró que había que comprar bonos del Estado hasta que baje el paro. Yo me pregunto, ¿por qué no compramos helados, o zapatos, o yates, hasta que baje el paro? ¿Es mejor crear una burbuja en la deuda del Estado que en otros activos? Lo que es seguro es que esa burbuja dañará mucho más a la economía que las otras (por su tamaño y naturaleza), pero eso no importa porque en el corto plazo le permitirá a Obama seguir gastando lo que no tiene y a la banca mejorar un poco sus resultados de este trimestre.

Por desgracia para todos, la riqueza se crea con actividad económica, no se imprime con una máquina de hacer billetes. Eso sólo la redistribuye de la mayoría al afortunado al que le dan los billetes. Para entender eso no hace falta un doctorado en economía. De hecho, un poco de sentido común basta para preguntarse: ¿si todo eso es tan bueno para la economía, por qué no lo han hecho antes? ¿Si todo eso crea riqueza, teniendo en cuenta lo fácil que es hacer billetes, por qué no lo hacen lo países más pobres y automáticamente empezarán a mejorar su nivel de vida? ¿Por qué no nos dan una lista de los muchos países a los que les ha enriquecido esa política monetaria?

La imprudencia de las políticas monetarias actuales, orientadas a sustituir la falta de una política fiscal responsable, me preocupa. Sin embargo, lo que realmente me indigna es que esos sujetos que hoy nos imponen esas políticas, cuando revienten esas burbujas que ellos nos están creando, seguirán cobrando dinero público, dando caras conferencias (probablemente patrocinadas por los bancos), o quizás pasarán al sector privado para incorporarse al Consejo de Administración de algún gigante financiero, donde se aprovecharán sus contactos con las autoridades monetarias y donde verán premiados sus servicios a la causa. Mirando la historia de la humanidad, resulta evidente que cuando se asume riesgo en nombre de muchos para beneficio de unos pocos, la película no acaba bien.
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