sábado, 28 de enero de 2012

¿QUE HEMOS APRENDIDO EN LOS ULTIMOS 13 AÑOS?

 
Este es el título de un artículo que me ha parecido interesante (What have we learned in the past 13 years?). Coincido bastante con la opinión del autor, del que puedo decirte que, como yo, trabaja diariamente en los mercados financieros y escribe con pseudónimo. Sus ideas no son nuevas para los lectores habituales de este blog, pero el artículo las sintetiza bien. Como el artículo es en inglés, te traduzco sus mensajes principales (en color rojo), y después los desarrollo (en color negro).

¿Qué ha aprendido América desde 1999, 13 años que incluyen dos grandes burbujas financieras/crédito, dos guerras, y una explosión del endeudamiento público y privado?

1. Hemos aprendido que la forma de reparar el catastrófico daño generado cuando revienta una burbuja financiera es inflar otra burbuja financiera en otro activo.

Greenspan bajó los tipos al 1% durante un año, algo extremo históricamente, para ayudar a la economía a recuperarse rápidamente de la burbuja ".com". Mientras las compañías se beneficiaban de tipos bajos para sanearse, los consumidores y la banca disparaban brutalmente el crecimiento del crédito, creando la burbuja del crédito en los bancos. Como gran parte de ese crédito, principalmente por motivos demográficos, fue a los inmuebles, se infló también la burbuja inmobiliaria. Cuando la nueva burbuja ha explotado, hemos intentado contenerla creando una burbuja monetaria (inundando el planeta de liquidez) y destrozando la ya precaria salud de las finanzas públicas (aumentando el déficit público y la deuda pública para financiarlo). Como te comenté en Más minas para el camino del futuro,  los planes de pensiones serán, sin duda alguna, uno de los grandes problemas sembrados para los próximos diez años.

2. Se activan incentivos sistémicos (a gran escala) para que todo el mundo especule en  la nueva burbuja, con dos peculiaridades: primera, la élite política y financiera conseguirán jugar a este juego con "moral hazard" (riesgo moral), con una situación de privilegio que les permitirá privatizar beneficios y nacionalizar pérdidas. Segunda, el sistema permitirá a estos dos grupos estar por encima de la ley, que rige al resto.

Los Bancos Centrales favorecieron que se inflara la burbuja con sus políticas expansivas y su silencio administrativo ante el desorbitado crecimiento del crédito bancario. Cuando reventó la burbuja, la banca y algún otro sector fueron rescatados de sus excesos/errores, privilegio sólo para unos pocos y que contradice los principios básicos del capitalismo y la justicia social. Los gobernantes, por su parte, se saltaron sin derecho normas legales como el Tratado de Maastricht o el principio de prudencia contable (al adaptar ésta para que maquillara la realidad).

3. El Banco Central (la Reserva Federal) sacrifica el poder adquisitivo de la sociedad para poder bajar de forma extrema los tipos de interés e inundar la economía de liquidez, estas dos medidas servirán para prestar dinero casi gratis exclusivamente a las élites del poder (gobernantes, sector financiero, empresas cotizadas), que podrán especular, apalancarse (invertir a crédito), e inflar la nueva burbuja.

Las políticas aplicadas por los Bancos Centrales generan inflación selectiva, que beneficia a unos pocos y daña a muchos. Aunque los indicadores de inflación, que son una media del incremento de los precios de muchas cosas, sean moderados, las políticas aplicadas generan grandes incrementos en algunos activos. Provocar la subida de las acciones o las materias primas (como el crudo y los alimentos) beneficia a sectores como el financiero, las empresas cotizadas o los propietarios de las empresas cotizadas. A la clase menos rica le toca convivir con más paro, deflación en los sueldos (porque hay un exceso de mano de obra) y, gracias a los Bancos Centrales, subidas en los alimentos y la energía.

4. El Estado intentará reconducir los problemas generados tras las burbujas pidiendo prestado trillones de dólares, que le permitirá mantener el status quo y transferir las pérdidas de la élite financiera a los contribuyentes.

Esos trillones son los que pagaréis tú y tus hijos para devolver las deudas contraídas por el Estado.

5. Las soluciones a la crisis consisten en “hacer más de lo mismo” (que es lo que te llevó a esa situación). Si hacer lo mismo no es suficiente, hazlo en mayor magnitud hasta resolver el problema a base de doblegar a los mercados (y su libertad de juicio y actuación) a tu voluntad.

Esas soluciones son espejismos de corto plazo que siembran crisis futuras, inflando burbujas y creando distorsiones en los flujos de capitales. Tomar más drogas para olvidarte de que eres drogadicto y sus consecuencias negativas no soluciona nada, sólo ganas tiempo antes de empezar tu dura rehabilitación, pero a costa de una mayor adicción.

6. Se intenta crear la percepción de que las élites del poder están suavizando la crisis en vez de posponer la solución. Para ello, se anuncian medidas superficiales (que no son realmente de calado pero que aparentan ser verdaderas reformas que se supone impedirán que se repitan esos errores). Con todo esto, las élites dominantes consiguen mantener su status quo en la propiedad de la riqueza nacional, en la generación de la renta nacional, y en su influencia sobre el estamento político, lo que le garantiza lo anterior.

El autor del artículo inventa una metáfora en la que el país es como un adolescente que no quiere estudiar para un examen y suspende. Otro día, copia y así aprueba el examen. Entonces descubre que resulta más rentable (menor esfuerzo) copiar que estudiar/aprender. Como país, primero aprendimos a hacer trampas. Ahora, creemos que podemos hacer trampas mientras generamos la falsa percepción de que realmente hemos estudiado/aprendido, todo ello para no tener que realizar el esfuerzo que requiere aprender. Los tramposos intentan controlar los mercados cuando éstos reflejan que las cosas no se hacen bien, cuando valoran los riesgos asumidos y ocultados como lo que son: riesgos reales. Tras muchos años haciendo trampas, se ha instaurado la peligrosa y falsa confianza en que se puede manipular eternamente a los mercados. De la misma forma, el adolescente acaba sus estudios haciendo trampas, y afronta su vida laboral sin el beneficio que reporta haber aprendido cosas, sólo a hacer trampas.

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