viernes, 26 de agosto de 2011

LOS DAÑOS COLATERALES DE LA FED

Imagina que eres un inversor que hoy quiere invertir con poco riesgo a tres o seis meses. Si fueras a comprar una letra del Tesoro americano a aproximadamente esos plazos, ¿qué rentabilidad crees que obtendrías? ¿Cero? Ni eso. Recientemente, como pasó en los peores momentos de pánico en los mercados, han llegado a cotizar con rentabilidad negativa. Es decir, compra $100 y te devolverán algo menos.

Esta situación extrema, donde el activo sin riesgo no renta nada, no cubre la inflación, y hasta genera pérdidas nominales, es el resultado intencionado de la política financiera que el doctor Bernanke está utilizando como medicina en esta crisis. Mientras los consumidores y las empresas más endeudados (especialmente los bancos) se benefician de tipos de interés casi a 0, los ahorradores salen perjudicados. Un objetivo de esa política es, entre otros, dejar a los inversores sin un activo seguro donde invertir (el principal de este planeta) para que tengan que asumir riesgos. Por desgracia, como es lógico, las grandes barbaridades pueden generar grandes desastres. A continuación te explico alguna de sus consecuencias.

Suena muy bonito y social perjudicar a los ahorradores para beneficiar a los que hoy tienen demasiada deuda pero, como siempre repito, distorsionar los mercados es muy peligroso. Como dicen los anglosajones, es como jugar con un gorila de 800 libras. Por ejemplo, los baby-boomers, los muchos americanos nacidos en la década de los 50 y 60, tras la 2ª Guerra Mundial, están empezando a jubilarse. Los fondos de pensiones públicas y privadas deberán desembolsar en los próximos años muchos miles de millones para contribuir a esas jubilaciones. Para poder pagar esos compromisos de pensiones, los fondos invierten en activos que les den una rentabilidad. Bernanke les ha quitado la rentabilidad de su principal activo, la deuda del Estado, y sin rentabilidad los números no salen, por lo que muchos fondos serán deficitarios (algunos ya lo son actualmente), es decir, no podrán hacer frente a sus obligaciones de pago. El resultado es que dichos fondos, igual que tu abuelita o cualquier otro inversor del planeta deberá irse a buscar activos con mayor riesgo si quiere que le salgan los números.

O sea, la política cortoplacista de Bernanke ayuda hoy a unos pero perjudica, de cara al futuro, a otros y pone en gran riesgo el sistema financiero porque obliga a los gestores a asumir riesgos que libremente hubieran preferido no asumir. ¿Eres consciente del riesgo que supone para el sistema financiero global que cientos de miles de millones de dólares asuman más riesgo del que, según el criterio profesional de sus responsables, deberían asumir? Y todo porque el dictador se otorga derechos que no le corresponden para protegerte de ti mismo, de las decisiones equivocadas que podrías tomar si él te lo permitiera. Hoy, Bernanke (y también Trichet) es el gran enemigo de la economía de mercado. Es el sponsor y guía de los especuladores que, con sus gigantescas inversiones apalancadas, ponen en riesgo el sistema financiero global. Lo más irónico es que la FED, al igual que el BCE, debería ser el principal paladín del normal funcionamiento de los mercados financieros.

Hoy, los presidentes de los bancos centrales deben elegir entre satisfacer las injustas y nocivas exigencias de sus jefes, la clase política, o hacer lo correcto, lo ortodoxo. Si no me crees, pregúntaselo al ex-presidente del Bundesbank y teórico sucesor de Trichet, Axel Weber, que renunció al futuro puesto cuando no quiso apoyar el disparate de que el BCE comprara deuda soberana. También podríamos consultarle al recién dimitido CEO de S&P, que osó rebajar el rating del todopoderoso Obama, “el demócrata”.

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