domingo, 15 de septiembre de 2013

SI KEYNES O FRIEDMAN LEVANTARAN LA CABEZA

En alguna ocasión he opinado que, si Keynes levantara la cabeza, se volvería a la tumba tras ver cómo los gobernantes de nuestra época han pervertido sus teorías económicas.

Keynes consideraba que, cuando llega un freno económico, el Estado puede ayudar a sustituir temporalmente a la economía privada mediante un incremento del gasto público, hasta que el sector privado se recupere y empiece a tirar de la economía, en cuyo momento el Estado podrá retirar paulatinamente ese dinero extra inyectado en la economía. Suena bonito pero, para plantearse esa estrategia económica en el mundo real deberías comparar el entorno que había cuando se dijo eso y el que hay hoy.
 
Esta teoría que suena tan bien tiene sentido si la caída temporal de la demanda es coyuntural, lo que suele implicar corta duración y poca magnitud. Pero, ¿qué ocurre si es estructural, si es la acumulación de muchos ajustes pendientes, durante varios ciclos económicos, parcheados a base de bajar tipos (dinero fácil) en vez de ajustar los desequilibrios generados en los años de vacas gordas? Como te comenté hace meses, el propio informe de la Fed de Dallas sobre las virtudes y defectos del Quantitative Easing ponía en duda que Keynes creyera que esas inyecciones de gasto público fueran útiles cuando era muy importante la caída de la demanda (como ocurre en una crisis estructural). En pocas palabras, si te excedes cuando vas a cenar con amigos, te tomas una pastilla para facilitar la digestión y ya está. Si tu problema es que llevas muchos años comiendo mal y en exceso, no basta con una pastilla, necesitas "reformar" tus hábitos (comer sano, hacer deporte, etc).

Otro problema evidente de aplicar hoy la teoría keynesiana es que, en su época, las cuentas de los Estados no estaban endeudadas hasta las trancas, como ocurre hoy. Eso les permitía asumir temporalmente más deuda pública para financiar (pagar) ese gasto extra. Hoy, el problema está en que los Estados occidentales ya están superendeudados, y van aumentando su endeudamiento público a la velocidad del sonido.

Los Estados se encuentran hoy mucho más endeudados que cuando Keynes hizo sus recomendaciones. Esto es así porque el mundo real no funciona como el hipotético de esas teorías. La teoría keynesiana se sostiene si, durante la época de vacas gordas (cuando hay más crecimiento económico, baja la tasa de paro, se recaudan más impuestos...), los Estados "ahorran", se ponen en forma financieramente para poder soportar parte del peso de la economía cuando lleguen las vacas flacas. El problema es que, en la práctica, Occidente lleva tres o cuatro décadas con déficits presupuestarios públicos (más gastos que ingresos) casi cada año (con vacas gordas, flacas, o sin vacas). El resultado: que los Estados apenas pueden sustituir a la economía privada sino que la deprimen más todavía al aumentar impuestos porque necesitan que ésta les salve a ellos, por haber dedicado todo lo generado y más, año tras año, a aumentar sus gastos fijos en vez de ahorrar. La teoría de Keynes hubiera funcionado en un mundo en que la clase política occidental hubiera gobernado prudentemente y no de forma populista y despilfarradora.

Hoy me hago eco de las opiniones del economista estadounidense Allan Meltzer. Sus 85 años de experiencia le llevan a criticar la barbaridad monetaria actual (aunque creo que él empezó a criticar este festín monetario hace varias décadas, desde los años 70, cuando se abandonó el patrón oro y empezó la barra libre monetaria).

El Profesor Meltzer dice que Milton Friedman, padre del Monetarismo, estaría horrorizado si viera la política que aplica hoy la Reserva Federal (Fed). Para Meltzer, "this is sheer insanity... a scandal (esto es pura locura... un escándalo), y uno de los motivos por los que el crédito está escasquillado. Nos recuerda que las reservas de dinero de la banca en la Fed, que les presta al 0,25%, han pasado de prácticamente nada a $1,5 billones, mientras la economía productiva lleva cuatro años casi sin crédito. Meltzer argumenta que la creación de dinero crea inflación en la medida en que éste pasa a la economía real. Como actualmente no ocurre, pues no crea mucha inflación. Otro argumento del economista es que esta política es un subsidio multiBillonario a la banca a costa del contribuyente para que los grandes bancos paguen dividendos y bonus. También nos recuerda que esta política premia a los especuladores (en los mercados financieros) frente a los ahorradores.

Sobre el mercado inmobiliario americano también dice lo evidente (y que también decía recientemente Robert Shiller), que no está siendo espoleado por una masa de ciudadanos buscando vivienda sino por fondos inmobiliarios que invierten el dinero fácil de Bernanke. Es decir, no son hogares sino activos de inversión para ese dinero especulativo.

Termino con una guinda de Meltzer, quien opina que el americano medio estaría mejor si el gobierno terminara con ese subsidio a la banca y lo reemplazara por exigirles unos requisitos de capital del 20% (hoy rondan el 10% con las normas de Basilea III).

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