Las divisas tienen una
característica muy diferente de las del resto de activos que las hace muy
valiosas como instrumento de inversión en un escenario tan incierto y peligroso
como el que yo contemplo para los próximos años: su valor no es absoluto sino relativo, no tienen un valor por sí mismas
sino que son un mero instrumento de valoración cambiaria de tu moneda frente a
las del resto del mundo, son una forma de valorar tus bienes frente a los del
resto del mundo. En ese sentido, te recuerdo que el dólar ha perdido casi
un tercio en la última década frente a sus principales contrapartidas.
Igualmente, desde que empezó la crisis, el euro y el dólar se han debilitado de
forma generalizada frente al resto de divisas.
Desde un punto de
vista fundamental (teórico), utilizando diferentes teorías de valoración como
la paridad del poder adquisitivo
(que equipara el coste de vivir en un sitio con otro), o el diferencial de tipos de interés oficial
(entre dos divisas), la mayoría analistas sitúan el valor teórico de euro
alrededor de 1,10 dólares.
Sin embargo, el
movimiento de la cotización hacia una valoración del consenso del mercado
también se ve afectada por otras circunstancias ajenas a la valoración que
generan flujos de capitales. Por ejemplo, en varias ocasiones te he comentado
como las políticas monetarias de la Fed (bajar tipos a 0, crear billetes para
comprar su propia deuda, etc) están claramente orientadas (aunque no sea su
único objetivo) a depreciar su divisa. Incluso los “faroles mediáticos” de los Bancos Centrales (sobre
que medidas tomarán, tomarían, se plantean tomar, prometen que tomarán, etc) buscan manipular la cotización de su divisa
(recuerda la promesa del Banco Nacional de Suiza de no permitir que el franco
se fortalezca por debajo de 1,20 euros).
En el caso del euro
frente al dólar, mucha gente no entiende que la moneda común se mantenga a los
niveles actuales (1,23) dada la gran crisis y el incierto futuro de la zona
euro. En ocasiones te he comentado que uno de los factores que favorecían la
apreciación del euro eran las oleadas especulativas generadas por la Fed (con
varias operativas financieras de corto plazo que pasan por vender dólares). Hoy
te explico otro factor, que esta vez viene de la economía real, y que está
influyendo de forma importante en la fortaleza del euro.
Desde los inicios de
la crisis quedó claro que el sistema financiero global estaba hyperapalancado,
que el endeudamiento generalizado era
muy alto. Por eso, era previsible que la banca dedicaría los siguientes años a
desapalancarse, a reducir el tamaño de su balance, a dejar vencer créditos sin
conceder otros nuevos, a vender filiales, etc. Para facilitar ese proceso,
los gobiernos le dieron a la banca una contabilidad generosa, flexible, a la
hora de reconocer pérdidas, y los Bancos Centrales les prestaron muchísimo y
baratísimo. Todo esto, junto con el también previsible acaparamiento del
crédito por parte de los gobiernos (para financiar sus crecientes déficits) dejaba claro que la economía real no
tendría fácil acceso al crédito durante muchos, muchos años.
Había que ser muy ingenuo o ignorante para
creerse que una economía moderna, que ha basado gran parte de su crecimiento en
el crédito, podría volver a crecer de forma “normal” mientras se reduce el
crédito. Si la banca no
reconoce sus pérdidas y después se recapitaliza, no prestará. Si además le han aumentado
notablemente los requisitos de capital, menos todavía (algo absurdo a mi
entender pues no fue la falta de capital sino el shadow banking lo que
magnificó el problema). Si los gobiernos no ajustan a la baja el gasto público,
necesitan el crédito que la banca pueda conceder (vía compra de los bonos que
aquellos emiten) y no hay dinero para la economía privada. En resumen, un
problema previsible y gestionado por la banca y los gobiernos a su conveniencia
y en contra del conjunto de la sociedad.
Desde 2008, la banca
americana reconoció muchas pérdidas y se recapitalizó más que la banca europea,
que dejó ese trago amargo para el futuro (lo de siempre). En países como
España, la banca incluso se ha permitido (y sigue haciéndolo) seguir dando
grandes dividendos, algo incoherente en una situación tan crítica. Todo menos
reconocer la gravedad de la crisis (recuerda que la máxima de ese sector es “antes muerta que sencilla”).
Por todo ello, la
banca europea lleva varios años desapalancándose, vendiendo activos muchos de
los cuales están denominados en dólares. Se estima que las desinversiones
bancarias desde el inicio de la crisis podrían rondar los 4 trillones
(americanos) de dólares. Convertir
periódicamente esos dólares a euros es lo que ha ayudado a mantener la
fortaleza del euro. Esos flujos de capitales generados por la progresiva
(lenta) adaptación de la banca europea a la crisis y a las nuevas normas de
capital (Basilea III) han influido significativamente en el euro, haciendo que
mucha gente no entienda la fortaleza de una divisa con graves problemas
internos.
De cara al futuro,
al margen de la debilidad que el euro pueda acusar por su riesgo de ruptura,
existe otro factor que temporalmente podría provocar el fortalecimiento del
dólar: la posible repatriación de
capitales por parte de las empresas americanas del más de un trillón de dólares
que tienen en el extranjero. Muchas empresas americanas se endeudan en EEUU
mientras mantienen miles de millones fuera. El motivo es que repatriarlos
supondría pagar muchos impuestos en EEUU. Si Obama, o quizás Romney, acceden a
favorecer fiscalmente esa repatriación, muchos de esos recursos mantenidos
fuera en otras divisas podrían generar un fortalecimiento temporal del dólar al
vender la divisa de origen y comprar dólares para llevar el dinero a EEUU. Creo
que eso ocurrirá más pronto que tarde, porque EEUU hoy ya tiene problemas para
colocar su deuda pública entre extranjeros (por eso se la compra su Reserva
Federal), y ese dinero le iría muy bien al amigo Obama para seguir gastando lo
que no tiene.
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