domingo, 4 de agosto de 2013

LA CONTRAPARTIDA DEL MERCADO

En un mercado, la contrapartida de un comprador es un vendedor, y viceversa. Para que exista uno, necesitas al otro. Lo que deben determinar entre ambas partes son las cantidades y los precios de la transacción.

Como te expliqué en ¿Conoces las fases de una burbuja?, las burbujas tienen varias etapas. Una de las más llamativas tiene lugar al final, cuando se hace evidente la forma de ganar dinero fácil, casi "seguro", o al menos eso es lo que acaban creyendo muchos en esa etapa de complacencia donde el optimismo muere y nace el más profundo irrealismo. En la última fase de la burbuja inmobiliaria, hasta el más tonto sabía lo fácil que era ganar dinero. Bastaba con comprar un piso cualquiera en cualquier lugar, arreglarlo y venderlo un 10% más caro pocos meses después. Si lo hacías todo en 6 ó 9 meses y con un 50% a crédito, los números eran maravillosos. Una vez más, para qué levantarse cada día a trabajar, a intentar crear riqueza, a hacer algo útil. Lo que empezó como creación de riqueza para la sociedad, la construcción de inmuebles necesarios para satisfacer las necesidades demográficas, acabó en una espiral de subidas de precios que se retroalimentaba, alejada de correlación con la economía real que le dio la vida.

Algo parecido tenemos hoy en los mercados financieros. Independientemente de que consideres si un activo financiero está caro o barato, lo que creo que resulta difícil negar es que los precios cotizados de hoy tienen un plus que refleja las actuaciones, de palabra y hecho, de los Bancos Centrales.

Como ya sabes, yo opino que estamos en la última fase de una burbuja monetaria que, por su esencia financiera, ha alejado en buena medida los movimientos de los precios de los activos de los cambios de valoración que el mercado, libremente, le atribuiría sin esa influencia (ya sea más arriba o más abajo).

Actualmente, veo algunas peculiaridades en el mundo inversor que ya he vivido en el pasado. Me refiero al hecho de que la banca comercial aconseje a sus clientes comprar bolsa mientras los profesionales de la inversión están vendiendo. Antes, solía utilizarse el argumento del eterno crecimiento económico, de los beneficios empresariales, etc. Hoy, dado que la economía mundial va a medio gas y ralentizándose resulta muy osado utilizar ese argumento, por ello se recurre a otro: si la renta fija, Bancos Centrales mediante, no da nada, pues vete a bolsa, donde "puedes" ganar más. A medida que se calienta la masa, ese "puedes" se traduce por "vas a".


Un cliente me ha llamado diciéndome que el director de su oficina bancaria le ha recomendado invertir en bolsa. Sólo puedo decirle: mira el gráfico que te adjunto y toma nota.

Siendo cínico, le diría a mi cliente, en defensa del comercial de turno que le hace dicha recomendación, que no es nada personal, es que le toca ser la contrapartida del mercado. No es que su asesor le tenga manía, es que nadie sabe el futuro y, como eso es así, pues el asesor barre para casa y le recomienda aquellos productos que le dan mayor rentabilidad a su entidad y que pueden evitar que el cliente se sienta mal remunerado en sus inversiones y se vaya a otra entidad. Si la inversión va bien, el comercial fideliza al cliente. Si va mal, se justificará en los informes de los analistas, los cuales suelen valorar permanentemente las acciones un 15-30% por encima de lo que cotizan. Como el resto de bancos habrá hecho lo mismo, dicha entidad ya no será el feo de la clase sino uno más, lo que desincentivará al cliente a cambiar de entidad y/o favorecerá el intercambio de clientes entre entidades.

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