miércoles, 26 de diciembre de 2012

EL MILAGRO DE LA NAVIDAD

El azar sitúa a cada sujeto en un lugar y tiempo concreto de la historia. A partir de ahí, cada persona puede intentar cambiar todo, mucho, parte, o nada, del contexto en que se encuentra. A nosotros nos está tocando vivir una fase histórica de cambios en nuestro modelo socioeconómico, pues eso es sencillamente la fase actual. Esta no es una crisis coyuntural más, es un cambio estructural sin precedentes en casi medio siglo de historia (quizás más).

Las fases de importantes cambios históricos suelen durar varios años. Habitualmente, esos cambios no son algo deseado ni buscado humanamente, pues la tendencia natural cuando uno lleva muchos años viviendo en un país desarrollado, con un buen nivel de vida, es: "virgencita, virgencita, que me quede como estoy". Normalmente, son nuestros excesos, errores, injusticias, etc prolongadas en el tiempo las que hacen que la realidad llame un día a nuestra puerta con un montón de facturas por pagar.

Tanto el origen como las consecuencias de los cambios estructurales, afectan de forma muy relevante al nivel de vida del ser humano. Cuando una sociedad sufre un bajón importante en su nivel de vida, surge lo peor del ser humano, pues la precariedad, el miedo, la inseguridad, la injusticia, y/o la frustración, no favorecen que aflore nuestro mejor "yo". La tensión social se hace patente, e inconscientemente resurgen en nuestra sociedad toda clase de planteamientos radicales y, a menudo, antidemocráticos, que parecían superados por la historia tras una larga fase de mejora social.

Sin embargo, las personas tenemos ese "algo más" que algunos llaman alma, y otros de muchas formas diferentes. Es ese algo, el que muestra, incluso en tiempos difíciles, especialmente en tiempos difíciles, algunas facetas admirables de nuestra naturaleza humana. 

En estos días de Navidad, la tristeza de ver a mucha gente pasándolo mal en esta profunda y larga crisis queda empañada por la esperanza y el orgullo que genera ver cómo muchos "que están mejor" dedican tiempo y/o dinero a ayudar al resto. Las donaciones de alimentos en los colegios, l@s voluntari@s para recolectar alimentos en la salida de los supermercados, l@s volutari@s para ayudar en hospitales, e infinidad de otros actos altruistas son la mayor garantía de que superaremos esta crisis.

A los que no creen en el Dios cristiano les recuerdo una cosa que dijo un portento intelectual llamado Jesucristo: "La Verdad os hará libres". No dijo "la verdad, tras ser convenientemente edulcorada por vuestros sabios gobernantes para protegeros de vuestra ignorancia y vuestros miedos", sólo dijo "la verdad". Además, Jesucristo reivindicó la libertad individual de las personas, nuestro derecho a equivocarnos, e incluso a poder actuar contra nuestra propia conciencia individual. Quizás fuera el primer y mayor demócrata de la historia (y no me refiero a "demócrata" de los de Obama, je, je, je).

Por todo ello, no me da miedo esta crisis, sólo la cultura oficial para sobrevivir políticamente del "extend and pretend", del "fake it until you make it" (falséalo hasta que lo hayas creado). Yo tengo muy claro que nuestra capacidad real de adaptación, como individuos y como sociedad, es muy superior a la que mostramos habitualmente, cuando habla nuestra aburguesada voluntad. Aunque la generosidad, la caridad, el amor, la solidaridad, o el espíritu de sacrificio no sea lo que vemos diariamente en los medios, sin duda alguna, están ahí, en nuestro interior, y cuando más les necesitamos, se muestran. Recuerda el dicho "La noche es más oscura justo antes del amanecer".

¡Felices Navidades!, y mis mejores deseos para 2013.

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