lunes, 13 de febrero de 2012

EL PREMIO POR NO SER UN ÑÚ

Ir sistemáticamente con la manada es algo que suele aportar protección, tanto real como psicológica a los individuos. En el mundo financiero, la protección psicológica consiste en que te vaya igual de bien o mal que al resto de inversores. La protección real viene porque, como mínimo durante algún tiempo, la manada se retroalimenta y crea sus rallies, en ocasiones hasta burbujas, dándose la razón a sí misma. A esto, los anglosajones lo llaman "la profecía que se autocumple". Después de un tiempo (a veces años), la realidad se impone para todos, ya sea para dar la razón a la manada, o para masacrarla en grupo.

Desde mi posición como responsable de las inversiones de varios miles de clientes, nunca me ha consolado seguir al grupo "por sistema", ni que mis clientes pierdan "como el resto". He preferido esforzarme en estar muy bien informado y dedicar mucho tiempo a analizar esa información, para sacar mis propias conclusiones. Estas, a veces coinciden con las de la manada, y otras veces no. En 2007, reduje de forma importantísima el riesgo en las inversiones que manejo porque creía que había grandes concentraciones de riesgos que hacían que no compensara el mantenerse muy invertido. Entre otras medidas, vendí todos los bancos que tenía en cartera porque había cosas que claramente no cuadraban en los números que presentaba el sector. La mayoría de la manada prefirió no hacerse preguntas ante algunas claras incongruencias y optó por seguir disfrutando la fiesta multianual con el resto del grupo. Esta mentalidad también me hizo rechazar los fondos de Madoff que me ofrecían, porque cantaba como una almeja con simplemente leerse la ficha del fondo que ahí había gato encerrado. Nadie que invierta en opciones sobre el S&P gana TODOS LOS MESES DESDE HACE CUATRO AÑOS, con sólo uno o dos meses de pérdidas cercanas al 0,15%. En el mundo financiero, ESO ES UN CHISTE.
En ocasiones, actuar diferente a la manada tiene premio, y otras veces no, pero siempre, siempre, es duro, porque tú tienes que dar muchas explicaciones y ellos ninguna. En noviembre de 2008, volví a invertir mis fondos "a tope", cuando la manada corría despavorida y la interesada y negligente banca comercial le recomendaba a sus clientes salirse de bolsa. A finales de 2009, tras un importante rally bursátil y el fin de parte de los trillones en ayudas gubernamentales, decidí volver a posiciones inversoras más prudentes, temiéndome que el gran movimiento de desapalancamiento financiero y de ajuste económico global que empezó en 2008 continuaría varios años. Hoy sigo poco invertido, optando por un "wait and see" frente al planteamiento de la manada: "apuesta al rojo que Bernanke nos asegura las ganancias".

En los últimos años, no haber ido con la manada, y haber acertado en el camino elegido nos ha permitido ganar varios premios de "gestión", unos 2 ó 3 anuales. Hace un par de días, supimos que también en 2011 hemos tenido 3 fondos primeros en sus categorías a 5 años. Para una gestora pequeña e independiente como en la que yo trabajo, eso es algo muy importante porque con 10 ó 15 fondos, de los cuales sólo unos 5 ó 6 compiten realmente en rankings, es todo un éxito. Piensa que las grandes entidades bancarias tienen cientos de fondos, unos que invierten en una cosa y otros en la contraria, así se aseguran premios y publicidad a su gestión. Lo que no saben es qué fondo será el que les vaya bien el año siguiente, porque no ganan por acertar en su gestión sino por apostar a todos los números.

Al margen de cualquier valoración profesional, esos galardones tienen un gran significado personal. Estos reflejan una realidad muy importante para mí, que la gran mayoría de mis clientes no pierden dinero desde que empezó la crisis. Este hecho lo puedo afirmar porque el valor liquidativo de prácticamente la totalidad de mis fondos está por encima de los niveles pre-crisis. Por mi forma de ser, siento una gran responsabilidad y agradecimiento por la confianza que depositan mis clientes, y porque sé que la mayoría no son ricos, no generan cada años grandes ahorros que les permiten enmendar sus errores inversores del pasado. Todo lo contrario, sé que parte de ese dinero está enfocado a pagar la universidad futura de sus hijos, a poderse cambiar el coche cuando llegue el momento, o a otros objetivos importantes en sus vidas. Esta faceta tan humana y cercana hace que valga la pena seguir trabajando día a día en un sector tan frío y, a veces, tan repugnante. Por todo ello, me alegro de haber elegido esta forma de trabajar. Prefiero seguir arriesgando mi puesto de trabajo como resultado del acierto o desacierto de mis decisiones, que simple y sistemáticamente arriesgar el dinero de mis clientes, como hace la mayoría de la banca, porque le interesa a dichas entidades.

En referencia a este blog, seguiré transmitiéndoos mis informaciones y puntos de vista para que podáis complementarlo con las de otros medios, y así haya menos ñúes en la manada y más individuos informados y de libre pensamiento.

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